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LiteraturaBiografía

Bloom, Harold (1930-2019).

Crítico literario y escritor estadounidense nacido en Nueva York el 11 de julio de 1930 en el seno de una familia judía, en que tuvo el yiddish como primera lengua (después vendría el inglés, un poderoso hebreo y otras tantas lenguas). Falleció en New Haven el 14 de octubre de 2019.

Recibió su formación académica en las prestigiosas universidades de Cornell y Yale. Tras doctorarse, desde 1955, enseña en esta última institución, en la que es Sterling Professor of Humanities; desde 1988, estuvo ligado también a la Universidad de Nueva York (NYU) como Berg Professor of English. Al inicio del siglo XXI, su figura se reveló como la del más original, admirado y polémico especialista en Literatura de toda Norteamérica, eterno defensor del retorno a los estudios literarios tradicionales frente a la modas pasajeras que, en su opinión y la de otros muchos, han ido invadiendo las universidades norteamericanas desde finales de los años setenta en adelante (del tipo del Multiculturalismo, Nuevo Historicismo, Marxismo, Feminismo, Neoconservadurismo, Afrocentrismo, Deconstrucción, Estudios de Género, Estudios del Cuerpo, etc., nacidas dentro y fuera de Estados Unidos).

Su obra se compone de cerca de una treintena de libros y varios cientos de artículos sobre diversos asuntos relativos a la Literatura y a la Religión, escritos éstos desde el enfoque de un intelectual judío abiertamente heterodoxo. Puestos en la necesidad de ubicar su obra en el conjunto de la crítica literaria norteamericana, sólo cabe pensar en un caso similar, de verdadero culto por parte de sus seguidores: el de Northrop Frye, a quien el propio Bloom reconoció admirar en tantas ocasiones como pudo: "He is certainly the largest and most crucial literary critic in the English language since the divine Walter and the divine Oscar". En realidad, y como enseguida veremos, Bloom fue el preclaro hijo de una larga tradición cultural que ha permanecido vigente en Occidente hasta hace pocos años; se trata de aquella firme convicción de que todo bautismo cultural pasa por el conocimiento de los principales frutos del intelecto, ya se trate del viejo currículo escolar o del curso iniciático que se resume en el estudio de la Biblia, la Eneida de Virgilio, la Commedia dantesca, algún drama de Shakespeare y el Quijote cervantino como basamentos iniciales.

De vuelta a la obra de Bloom, todo parece indicar que el común denominador de su amplia producción científica está en una hábil combinación de originalidad e inteligencia; de hecho, sólo así se explica que este crítico gozara de una reputación sin igual en todo el mundo, que su obra se haya traducido a las principales lenguas de cultura occidentales y que fuera uno de los intelectuales de moda. Para quien consulta la prensa internacional, Bloom aparece en un sinfín de entrevistas en diarios y revistas de diferente signo; además, vemos cómo creció a pasos de gigante el número de trabajos ajenos que tienen como único objeto la revisión del pensamiento (primero puramente literario, después propiamente filosófico) de este intelectual; por fin, dentro y fuera del mundo universitario norteamericano, la obra de Bloom es estudiada en cursos monográficos que llegan a ocupar todo un semestre. Todos estos fenómenos constituyen una prueba irrefutable de la fama de la que gozó este crítico literario. Entre los muchos honores académicos que ponen de relieve su prestigio, destaca entre otros que era un MacArthur Prize Fellow.

El pensamiento de Bloom, marcado con su ruptura permanente con las modas al uso, comenzó a forjarse en su primer libro, Shelley's Mythmaking (1959), a los que siguieron otros tantos estudios sobre la poesía romántica inglesa, como fueron The Visionary Company: A Reading of English Romantic Poetry (1961), Blake's Apocalypse: A Study in Poetic Argument (1963), Yeats (1970) y The Ringers in the Tower: Studies in Romantic Tradition (1971). En toda esa obra, se percibe la discrepancia que Bloom mantenía con la ortodoxia académica vigente en los años de la Guerra Fría, cimentada sobre todo en el pensamiento de T. S. Eliot, cabeza visible del New Criticism norteamericano y de la Escuela de Chicago.

En la década siguiente, Bloom osciló hacia nuevas materias y adoptó enfoques mucho más amplios en sus libros The Anxiety of Influence (1973), A Map of Misreading (1975), Kabbalah and Criticism (1976), Figures of Capable Imagination y Poetry and Repression: Revisionism from Blake to Stevens (1976); de este último surgió Wallace Stevens: The Poems of our Climate (1977). En el conjunto, Bloom supo sacar partido de sus finas intuiciones sobre la poesía romántica, posromántica y victoriana para, una vez extrapolados, alcanzar a épocas y culturas diversas; para ello, contó con sus sólidos conocimientos en retórica literaria y en psicocrítica. A esas alturas, Bloom había entrado definitivamente en el ámbito de la Teoría Literaria, de carácter universal, sobrepasando con creces los límites geográfico-culturales de su área de investigación primera, la Literatura Inglesa, y los cronológicos, que lo presentaban como un sólido estudioso del siglo XIX.

Justo por esos años, la Deconstrucción o el Deconstruccionismo comenzaban a imperar en todas las grandes universidades norteamericanas y particularmente en Yale, en la que Bloom enseñaba. Siempre le molestó sobremanera el hecho de que, de forma automática, lo encasillasen como uno de los abanderados de la Escuela de Yale, donde militaban los principales deconstruccionistas del momento, como Geoffrey Hartman, J. Hillis Miller y Paul de Man: su pensamiento era otro muy distinto, pues perseguía determinar dónde radicaba la esencia de toda obra literaria que se precie, en su apuesta por la originalidad y la persecución de un determinado ideal artístico. Ahora, a ojos de sus lectores más fieles, Bloom traspasaba las barreras de la Teoría Literaria y daba en diversas formas de especulación filosófica, con particular atención a problemas religiosos, entre el judaísmo y el gnosticismo. Son los años de Agon: Toward a Theory of Revisionism (1982), en que se forja el método, singular y seguramente intransmisible, de este fino lector y juiciosísimo crítico literario.

Como recuerda William McPheron, que ha sabido entender la obra de Bloom como pocos, ese ideario se había plasmado ya en su única incursión a la creación literaria: su novela The Flight to Lucifer: A Gnostic Fantasy (1979); sin embargo, había un espacio claro para esta nueva pasión intelectual en su obra erudita, como vemos, llegados a los noventa, en The American Religion: The Emergence of the Post-Christian Nation (1992) y Omens of Millennium: The Gnosis of Angels, Dreams, and Resurrection (1996). Antes de llegar a este punto, Bloom había ofrecido su magistral exégesis al traducir y glosar a David Rosenberg en The Book of J (1988) y, enseguida, al dar a la luz Ruin the Sacred Truths: Poetry and Belief from the Bible to the Present (1989).

Sin contar con esa doble vertiente, de historiador del fenómeno literario y del pensamiento religioso, es imposible comprender propiamente el gran best-seller de Bloom, su archiconocido libro The Western Canon: The Books and School of the Ages (1994), en que arremetía contra todas las corrientes académicas imperantes en las universidades norteamericanas, al valorar los textos literarios de acuerdo con sus respectivas ideologías; por ejemplo, le parecía aberrante que alguien que cultive los estudios feministas anteponga a una escritora secundaria, con ciertas tendencias sexuales, a cualquiera de los grandes creadores de todos los tiempos. Como indica su título, Bloom creía que hay que volver a la lectura y el estudio de las obras maestras de siempre, al respeto del canon de escritores, guía esta de la que se han servido todas las generaciones, desde la Grecia del siglo V hasta nuestros días, a través de los cánones medievales, renacentistas y modernos. En su opinión, debían ser únicamente criterios estéticos y no de otra índole los que guiaran a los críticos y, de paso, a los lectores.

Para Bloom, Shakespeare era el primero entre todos los escritores que hayan existido; tras él, no hay un solo creador literario de mérito que no haya recibido su influencia más o menos directa y clara: con él quedan en deuda Milton, Goethe, Ibsen, Samuel Johnson, Joyce, Beckett; frente a él, con clara conciencia, están Tolstoi y Freud; por fin, Bloom prestó atención a otros escritores que, en su opinión, constituyeron algunos de los basamentos más vigorosos del canon occidental, como Dante, Austen, Wordsworth, Dickens, Dickinson, Whitman, Proust, Neruda y Pessoa.

Las últimas páginas de su fascinante y polémico libro ofrecen una lista completa de aquellos escritores que consideraba canónicos (en cierta entrevista publicada en el Queen's Quarterly, Fall, 1995, volvió a apostar por los mismos libros de cabecera: "We have to read Shakespeare, and we have to study Shakespeare. We have to study Dante. We have to read Chaucer. We have to read Cervantes. We have to read the Bible..."). En España, particularmente, este libro fascinó y molestó en dosis iguales al no prestar atención a autores que se consideran magistrales; por ello, como continuación al libro de Bloom y a modo de respuesta, vieron y aún siguen viendo la luz otras tantas listas de autores canónicos, como la ofrecida por Guillermo Cabrera Infante y Alfredo Bryce Echenique en un curso de la Universidad Complutense en El Escorial de agosto de 2000 titulado "Libros para el tercer milenio" (véase El País, 8 de agosto de 2000).

En Cómo leer y por qué (traducido por Marcelo Cohen y aparecido en 2001) retomó y reforzó la idea del canon de su libro de 1994. En tono abiertamente personal, volvía sobre la grandeza de Shakespeare, primero entre los autores de todos los tiempos; al mismo tiempo, reivindicaba con mayor fuerza si cabe el fino juicio de Samuel Johnson por su labor como primer gran editor del dramaturgo inglés. Para el resto, Bloom se apoyaba en una selección de textos pertenecientes a distintos géneros, épocas y literaturas, entre ellos varios de la cultura hispánica: junto al Quijote, los agraciados son Borges y Unamuno, éste concretamente por su exégesis (más bien lectura en clave muy particular) cervantina en la Vida de Don Quijote y Sancho. El conjunto está escrito a modo de retazos, de verdaderos raptos de la mente, de frases geniales que convierten la lectura de este libro en algo apasionante; no obstante, también puede derivarse una cierta frustración al comprobar que, tras título tan ambicioso como ése, no se ofrecen recetas para aguzar el ingenio o para desarrollar el olfato del lector.

En 2003 publicó un nuevo ensayo titulado Genius: A Mosaic of One Hundred Exemplary Creative Minds (Genios: un mosaico de cien mentes creativas y ejemplares, 2005), donde explica la relevancia de cien genios de la literatura, desde Shakespeare hasta Ellison, y usa la cábala, según sus propias palabras, "como punto de partida de mi visión personal del prestigio y la naturaleza del genio". Tras Hamlet: Poem Unlimited (2003) y The Best Poems of the English Language: From Chaucer Through Frost (2004), en 2004 publicó Where Shall Wisdom Be Found? (¿Donde se encuentra la sabiduría?, 2005), que trata de demostrar cómo en la literatura pueden encontrarse las respuestas a las más grandes preguntas, como la que da título al libro.

En Jesus and Yahweh. The Names Divine (2005), traducida al español al año siguiente (Jesús y Yahvé. Los nombres divinos, 2006), Bloom analizó el carácter de Jesús y de Yahvé, descubrió las diferencias entre la Biblia hebrea de los judíos y el Antiguo Testamento cristiano y desveló sus incompatibilidades para cuestionar así la existencia de una verdadera tradición judeo-cristiana.

En marzo de 2002 fue galardonado con el Premio Internacional Cataluña, que concede anualmente la Generalitat.

Bibliografía

  • ALLEN, Graham, Harold Bloom: A Poetics of Conflict, Nueva York, 1994.

  • ALTEVERS, Nannette, "The Revisionary Company: Harold Bloom's 'Last Romanticism'", New Literary History: A Journal of Theory and Interpretation, 23 (1992), pp. 361-382.

  • DE BOLLA, Peter, Harold Bloom: Towards Historical Rhetorics, Londres, 1988.

  • SAUERBERG, Lars Ole, Versions of the Past-visions of the Future: The Canonical in the Criticism of T. S. Eliot, F. R. Leavi, Northrop Frye, and Harold Bloom, Nueva York, 1997.

  • SCHULTZ, WILLIAM R., Genetic Codes of Culture?: The Deconstruction of Tradition by Kuhn, Bloom, and Derrida, Nueva York, 1994.

Autor

  • agm