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PinturaBiografía

Pratt, Hugo (1927-1995).

Dibujante y guionista de cómics italiano nacido en 1927 en Rímini y muerto el 20 de agosto de 1995 en Lausana (Suiza). Autor de la serie del personaje Corto Maltés, con ella se granjeó gran fama, hasta el punto de estar considerado como uno de los mejores dibujantes del siglo XX.

Criado en una familia proclive a los desplazamientos, pasó su primera infancia en Venecia (ciudad por la que sintió fascinación toda su vida), donde se embebió con los clásicos de la literatura épica, sobre todo en las obras de Homero y los cuentos de la mitología celta, además de leer sus primeros cómics. Las diversas culturas que formaban la comunidad veneciana enriquecieron sus juegos infantiles con miles de referencias mediterráneas y marítimas, en las que se cruzaban cuentos infantiles judíos, italianos, griegos, árabes y eslavos a un tiempo.

Debido al destino profesional de su padre, se desplazó a Etiopía junto a su madre, donde permaneció durante seis años. Allí se empapó de la cultura africana, y trabó amistad con un joven etíope, a la sazón criado de sus padres, de quien conoció los idiomas abisinio y swahili, así como las tradiciones de la gente del lugar, de forma que adquirió un profundo respeto y admiración por estas culturas. Observó con ojos infantiles las complejas relaciones sociales en que se movían las etnias africanas y su relación con las administraciones coloniales Italiana, inglesa y alemana. También fue en Etiopía donde realizó los estudios primarios, en el Liceo Vittorio Emmanuelle III de Entotto (Addis Abeba).

Poco después, en 1941, su padre le enroló en la policía colonial, encargada de reprimir el levantamiento independentista abisinio; así, el joven Pratt fue testigo de la entrada del coronel Wingate y de las tropas del emperador Haile Selasie en Addis Abeba, así como de la extinción del poder italiano y el presidio en sus propias carnes, hasta que fue repatriado a Italia en un buque de la Cruz Roja, no sin antes pasar durante un tiempo por un campo de prisioneros. Dichas experiencias marcaron sobremanera su vida, lo que se destila en sus dibujos, con constantes referencias a conflictos armados en lugares olvidados.

En el transcurso de la Gran Guerra, Pratt fue arrestado por las tropas nazis que controlaban Venecia, ya que creyeron que se trataba de un espía sudafricano. Obligado a enrolarse en la policía marítima del Reich, Pratt desertó y se unió al bando aliado, con quien trabajó como interprete y organizador de espectáculos para los soldados.

Al finalizar la Guerra, Pratt comenzó a dedicarse al cómic en su país natal. Formó parte del llamado "Grupo de Venecia", junto al guionista y novelista Alberto Ongaro y los dibujantes Fernando Carcupino, Ivo Pavone, Paolo Campani, Rinaldo D'Ami y Dino Battaglia. La intención del grupo era realizar historias al estilo americano, que sirvieran de estímulo para que los más jóvenes se interesaran por los grandes autores de narraciones de aventuras, desde el propio Homero pasando por Kipling, Conrad, Melville, Stevenson y London. Participó en varios proyectos, entre ellos la serie "Asso di Piche" ('As de picas'), que apareció en la revista Albo Uragano y que fue el primer personaje conocido en el que participó Pratt como dibujante, proyecto que tuvo su continuación en el tiempo hasta 1949. Asimismo, colaboró con el dibujante Mario Faustinelli en los volúmenes Ray e Roy (1946), Silver Pan (1947), Indian River (1948) y April e il fantasma (1949). En su producción de estos años es palpable la influencia que tuvieron sobre él artistas estadounidenses, tales como Milton Caniff, de quien se reconocía ferviente admirador. Muy activo en la vida cultural italiana de la década de los años cincuenta, entabló contacto con escritores, periodistas y artistas, que más tarde consiguieron renombre internacional.

Continuó su colaboración con Faustinelli, y más tarde de Alberto Ongaro, con quien realizó un decisivo viaje a Argentina tras recibir la invitación de Cesar Civita, responsable del grupo editorial Abril (que había publicado en el país americano la serie "As de picas"). Su estancia en el continente americano se prolongó hasta 1962 (con un par de interrupciones en 1953 y 1959, en las que visitó Londres), y durante ella realizó varios viajes que contribuyeron aún más a desarrollar su gusto por la aventura, como sus visitas a México, Brasil o la región argentina de La Pampa, lugar este último donde hizo amistad con el gran intérprete de jazz Dizzy Gillespie. En Argentina también dibujó y realizó guiones para la revista Misterix, en la que pudo comprobarse su arte en los títulos El cacique blanco (con guion de Ongaro), El sargento Kirk (guion de Héctor German Oesterheld), Junglemen y Legión extranjera (de nuevo con Ongaro). También con guion de Oesterheld realizó Ticonderonga y Ernie Pike, y con guiones propios hizo Ann y Dan ('Ana en la jungla', su primera historieta integral). En 1962, por último, editó Capitan Cormorant. Las colaboraciones con Oesterheld marcaron un punto de inflexión en su obra. Pratt abandonó las líneas maestras del cómic americano para adentrarse en un estilo propio que ya no dejaría nunca. Por otro lado, Pratt comenzó a impartir clases de dibujo junto a otro gran maestro, Alberto Breccia.

De vuelta a Italia, ya que la crisis económica en Argentina no le permitía ganarse la vida dibujando, trabajó para la publicación infantil Il Corriere del Piccoli entre 1962 y 1967, algunas de las historias con guion de Milo Milani. En 1967 conoció a Fiorenzo Ivaldi, un promotor inmobiliario que había reconocido ser un gran admirador de su obra y que estaba muy interesado en desarrollar algún proyecto con el de Rímini; así, idearon una lujosa revista que presentara al público italiano los cómics realizados por Pratt en Argentina. La publicación tuvo como nombre Sgt. Kirk, y apareció por primera vez en julio de 1967, contando entre sus páginas Una ballata del mare Salato ('La balada del mar salado'), donde apareciera por primera vez el personaje de Corto Maltés; y las primeras páginas de Gil Scorpioni del Deserto ('Los escorpiones del desierto'), en 1969. La revista dejó los quioscos justo en diciembre de ese año, pero para entonces Pratt ya tenía decidido continuar las historias de Maltés. Así, en abril de 1970 el semanario Vaillant publicó "Le Secret de Tristan Batam", así como la continuación de la saga Los escorpiones del desierto en la revista Alter Linus.

Una vez que fijó su residencia en Francia, primero en Saint-Germain de Laye y más tarde en París, dedicó los cinco primeros años de la década de los setenta a dibujar a Maltés, su personaje favorito, que apareció tanto en volúmenes sueltos como protagonista de varias páginas de la revista Pif. En 1974 publicó "Corto sconta detta arcana" ('Corto Maltés en Siberia'), y en 1974 "Vanghe Dancale" y "La casa dorada de Samarcanda". Al final de la década de los setenta sus álbumes tuvieron ya gran éxito de ventas.

En 1982 salió a la luz Dry Martini Parlor, en 1984 Gesuita Joe y Cato Zulù. De 1985 son Tango e Y todo a media luz, y de 1987 l'Elvetiche. La edición de sus propias obras no significó el abandono de su faceta como guionista; tal fue el caso de su colaboración con el dibujante Milo Manara en títulos como Tutto ricominciò con un´estate Indiana ('Verano indio') y El gaucho.

Pratt no sólo empleó el cómic como vehículo para expresar su arte, sino que fue también autor de varios relatos de corte novelesco. Fue, en definitiva, un personaje polifacético y de intensa biografía. Padre de varios vástagos con distintas mujeres y en distintas partes del mundo, con residencias temporales en partes muy distantes del globo, a mediados de los ochenta buscó una casa en Grandvaux, Suiza, capaz de albergar su inmensa colección de libros (más de 30.000). Los sitios que visitó y la curiosidad infinita con la que observó el mundo a través de sus ojos queda de manifiesto en sus trabajos, donde se hace patente que el minucioso detalle con el que están realizados implica un conocimiento directo del terreno en el que transcurre la historia.

Considerado como uno de los maestros del blanco y negro (hizo también importantes y atrevidas incursiones en el color, sobre todo en el uso de la acuarela), y a pesar de su prolífica carrera, Pratt no recibió el reconocimiento del público hasta la década de los setenta del siglo XX. A finales de la década de los ochenta recibió varios homenajes, se organizaron distintas exposiciones de su obra y fue objeto de importantes muestras de apoyo y admiración, como pueda ser el caso de los prefacios de algunas de sus obras, firmadas por plumas de la talla de Umberto Eco. Precisamente, el reconocimiento internacional contribuyó a que se considerada definitivamente al cómic como un arte, algo que hasta ese momento era una reivindicación no correspondida. Pratt entró incluso en las enciclopedias más prestigiosas, y su arte comenzó a estudiarse en distintas facultades de Bellas Artes, tanto italianas como del resto del mundo. Fue objeto, entre otros, de los siguientes galardones: el premio Phenix a la mejor historieta de aventuras y el Yelow Kid, el máximo premio para un autor de cómics.

Su arte ha servido de clara influencia a otros maestros del cómic, como puedan ser José Muñoz, Didier Comès y Manfred Sommer.

Tras su muerte se publicaron tres álbumes póstumos: El último vuelo, Bajo un cielo lejano y Morgan.

Corto Maltés, personaje legendario

Uno de los referentes de la cultura del cómic a escala mundial, el personaje de Corto Maltés, anarquista y libertario, puede considerarse como uno de los últimos héroes plenamente románticos de la iconografía occidental.

Su primera aparición tuvo lugar en 1967, fruto del mecenazgo de Ivaldi en la revista Sgt. Kirk; en uno de sus números Pratt realizó una historia, llamada "Una Ballata del Mare Salado", en la que incorporó a varios personajes, todos ellos con un perfil psicológico muy desarrollado, entre los que incluyó a Colto Maltese (Corto Maltés en España), un corsario adaptado a los tiempos modernos que en esta primera aventura tan sólo tiene un papel secundario.

Sería ya en 1970 cuando la editora Vaillant encargara a Pratt una serie de relatos cortos en los que apareciera Maltés como protagonista, y donde se fueran definiendo los aspectos psicológicos del personaje. Dichos cuentos cortos se agruparon en cuatro ciclos, entre los que destacan los siguientes títulos: Corto sconta detta arcana ('Corto Maltés en Siberia', 1974), Favola di Venezia ('Fábula de Venecia'), La Casa Dorata di Smarcanda (1979), La juventud de Corto, Elvetiche, etc.

En las aventuras de Maltés se entremezclan los hechos reales con los imaginarios, con un esquema similar a las viejas novelas de aventuras. El magistral uso del blanco y negro, con el que consigue una intensidad en los caracteres de los personajes pocas veces igualable en el mundo del cómic, así como un guion muy atractivo son las causas principales por las que Maltés es uno de los personajes más conocidos en el mundo del cómic (al menos del cómic "serio" o cómic de aventuras) y que haya gozado del mayor reconocimiento del público. La sed de aventuras del personaje es tan sólo equiparable al propio ansia del autor, que deja claro que los hechos que se narran bien pueden existir porque, en cierto modo, le han ocurrido a él mismo, lo que produce una complicidad con el lector más que evidente.

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