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HistoriaBiografía

Paulina, Elia Domicia (ca. 70-ca. 130)

Princesa imperial hispanorromana, hermana del emperador Adriano, nacida y fallecida en fechas y lugares imprecisos. Por conjeturas que se desprenden de la biografía de su hermano, se supone que vino al mundo en el municipio bético de Itálica (en el territorio ocupado actualmente por la localidad sevillana de Santiponce) hacia el año 70 de la era cristiana, y que perdió la vida en Roma alrededor del año 30 de la centuria siguiente.

Perteneciente a una de las familias más adineradas e influyentes de la elite local, pronto entró en contacto con el ambiente de la corte imperial romana, ya que su padre, el senador Publio Elio Adriano, era primo hermano de quien estaba llamado a convertirse en emperador romano antes que su propio hijo, el también hispanorromano de Itálica Marco Ulpio Trajano. Pero si el padre de Elia Domicia Paulina pertenecía al rango más elevado dentro de la jerarquía estamental romana (el de los senadores), su madre tampoco andaba desprovista de nobleza en su linaje, ya que procedía de una familia ubicada en el rango ecuestre, es decir, la segunda capa social en importancia, después de la senatorial. Esta relevante matrona, natural de Gades (la actual ciudad de Cádiz), tenía por nombre Domicia Paulina, elementos onomásticos que adoptó plenamente su hija, lo que da idea del prestigio y relevancia de su familia dentro de las elites locales de la Bética (ya que los hijos adoptaban de sus dos progenitores los componentes de sus nombres que mayor importancia pudiesen otorgarles).

Se ignoran casi todos los detalles referentes a la vida del matrimonio entre Publio Elio Adriano y Domicia Paulina durante su estancia en Itálica, ya que la carrera política del ilustre magistrado pronto condujo a toda la familia hasta Roma. Es posible que tanto Elia Domicia Paulina como su hermano menor, el futuro emperador Adriano, nacieran ya en la península Itálica, aunque tradicionalmente se les ha venido considerando hispanorromanos por el origen de sus familias paterna y materna. Se cree, además, que el matrimonio tuvo más hijos -cuando menos, una o dos niñas más, aparte de Elia Domicia-, pero no se han conservado hasta nuestros días las noticias de sus nombres ni ningún otro dato referido a estos otros vástagos del magistrado italicense y la matrona gaditana.

Sea como fuere, lo cierto es que toda la vida adulta de Elia Domicia Paulina transcurrió en la capital del Imperio, en donde es posible que quedara bajo la tutela del futuro emperador Trajano -como le ocurrió a su hermano pequeño- en el año 86, a raíz de la muerte de su padre. Sin embargo, este pupilaje no debió de durar demasiado tiempo, ya que por aquellas fechas la joven contrajo nupcias con otro ilustre representante de las elites hispanorromanas, el senador Lucio Julio Urso Serviano, hombre que se casaba ahora en segundas nupcias con una mujer a la que superaba ampliamente en edad. Las noticias que han llegado hasta nosotros referidas a este matrimonio tampoco son muy fiables, aunque parece probado que tuvo dos hijos: una hembra (de nombre ignorado) y un varón (que pudo haberse llamado Africano).

A partir de este momento, convertida ya en una respetable matrona que, por estar casada con un senador romano, ejercía una notable influencia en la vida social de las elites capitalinas, Elia Domicia Paulina comenzó a ejercer también ciertas presiones políticas por la única vía que permitía, en Roma, el acceso de la mujer a los asuntos de la vida pública: el poder ostentado dentro de la familia. Así, a raíz de que su tío Trajano fuera proclamado emperador, Paulina comenzó a acercarse a él y, a la vez, a mirar con malos ojos las acciones juveniles de su hermano, quien vivía inmerso en un torbellino de lujo y derroche poco grato para la severidad moral de la propia Paulina y de su esposo Serviano. Comoquiera que el tutor del joven Adriano seguía siendo su tío, Elia Domicia Paulina, preocupada por las deudas que había acumulado su hermano, denunció ante Trajano esta vida de desenfreno y disipación, sin duda con la esperanza de que el severo tutor pusiera coto a los desmanes de Adriano y éste no echara a perder el brillante futuro político que parecía tener destinado. Pero este preocupación de hermana mayor no fue bien entendida por el futuro emperador, quien, una vez elevado a la máxima dignidad política de Roma (en el año 117), se negó a conceder a Paulina los mismos honores que había ostentado Ulpia Marciana Augusta, la hermana de Trajano. Ésta había sido honrada por el emperador anterior con el título de "augusta", lo que otorgaba derechos sucesorios a toda su progenie; sin embargo, Adriano, aunque mantuvo a Paulina en la corte imperial y la rodeó de riquezas y comodidades, le negó este título de "augusta" y encauzó la transmisión del poder imperial en la línea sucesoria de su suegra.

Este desprecio de Adriano hacia Paulina y su descendencia cobró un relieve muy significativo cuando, con el paso de los años, quedó patente la imposibilidad de tener hijos que afectaba al emperador. Su favorito, Antinoo de Bitinia, joven famoso por su belleza, se suicidó ahogándose en el Nilo sólo por complacer un deseo supersticioso de Adriano, gesto que fue recompensado por el emperador con unas solemnes honras fúnebres que incluyeron la elevación de la generosa víctima a categoría divina. Por aquel tiempo (año 130) había fallecido también Paulina, a la que se dio sepultura sin los honores funerarios que solían rendirse a los miembros destacados de la familia imperial. En homenaje a Antinoo, Adriano reedificó en Egipto la ciudad de Besa, a la que bautizó con el nombre de Antinoópolis; el de su hermana, en cambio, sólo lo utilizó para dar nombre a algunas tribus y aldeas menores, dependientes de esta ciudad.

En el año 136, Adriano nombró sucesor a Lucio Cejonio Comodo Vero, quien murió en poco tiempo; firmemente decidido a negar la transmisión del poder imperial a la descendencia de su hermana, adoptó entonces sucesor al senador Antonino Pío.

Bibliografía

  • Historia Augusta. Madrid: Akal, 1989.

  • MIRÓN PÉREZ, María Dolores. "Paulina, (Elia) Domicia", en Mujeres en la Historia de España. Madrid: Planeta, 2000, pp. 69-71.

  • RAESPSAET-CHARLIER, Marie-Thérèse. Prosopographie des femmes de l'ordre sénatorial (Ier-IIer s.) Lovaina: Aedibus Peeters, 1987.

Autor

  • José Ramón Fernández de Cano