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HistoriaBiografía

Marciana Augusta, Ulpia (ca. 50-112).

Princesa imperial hispanorromana, nacida en Itálica (en el territorio ocupado actualmente por la localidad sevillana de Santiponce) alrededor del año 50 de la era cristiana, y fallecida en Roma el 29 de agosto del año 112. Nacida en el seno de una de las familias más poderosas e influyentes de la provincia de la Bética, al ser hermana del emperador Trajano alcanzó en su tiempo la dignidad de diosa, y dejó tras de sí una fecunda descendencia que comprende incluso una dinastía imperial (la de los Antoninos).

Aunque se sabe que su nacimiento tuvo lugar entre un 15 y un 30 de agosto, se ignora el año concreto en que vino al mundo Ulpia Marciana Augusta, aunque, por proximidad al año en que nació su hermano Trajano (con el que mantuvo una constante afinidad desde su niñez), que fue el 53, puede fijarse también su alumbramiento por aquellos primeros años de la década de los cincuenta. Ambos hermanos eran hijos de Marco Ulpio Trajano, un destacado miembro de la alta sociedad romana, que alcanzó a desempeñar la máxima magistratura (es decir, el consulado) a comienzos de los años setenta, para convertirse poco después en senador y ocupar, así, el estamento social más relevante en la jerarquía romana de la época. Los sucesivos gobiernos de diferentes provincias romanas -entre ellos, el de la provincia de la Bética- que le fueron asignados a Marco Ulpio Trajano antes de que se estableciera definitivamente en su cargo senatorial en Roma, obligaron sin duda a Ulpia Marciana a desplazarse continuamente durante su infancia en seguimiento de la política de su padre; sin embargo, apenas hay noticias de estos primeros años de la vida de la futura hermana del emperador, pues todas las informaciones relativas a ella que han llegado hasta nuestros días la sitúan ya en Roma, en la residencia imperial de su hermano.

Respecto a la procedencia materna de ambos, se sabe que eran hijos de una tal Marcia a la que se ha intentando identificar con la hija de Quinto Marcio Barea Sorano, otro destacado miembro de la elite social romana, que fue nombrado cónsul en el año 52 y realizó una brillante ejecutoria política hasta que cayó en desgracia en el 66, víctima de las persecuciones de Nerón. De ser cierta esta filiación, la madre de Ulpia y Trajano habría sido la hermana mayor de Marcia Furnila, la segunda esposa del emperador Tito; pero, en cualquier caso, parece evidente que también por la vía materna estaban emparentados con los clanes familiares de mayor rango social del Imperio.

Esta elevada posición social aconsejó el matrimonio de la joven Ulpia Marciana con algún miembro de las familias romanas situadas en su mismo rango. Casó, así, con un hombre mucho mayor que ella, el senador Cayo Salonio Matidio Patruino, quien, unos diez años antes de morir, engendró en su joven esposa la única hija del matrimonio, Matidia la Mayor, nacida alrededor del año 68 (es decir, cuando su madre contaba unos dieciocho años de edad).

Muerto su esposo, Ulpia Marciana permaneció en Roma al lado de su hermano Trajano, quien por aquel entonces desplegaba ya esa brillante trayectoria política que habría de conducirle, en el año 98, hasta su nombramiento como máximo responsable del destino del Imperio. La mejor muestra de los estrechos vínculos que ligaban a ambos hermanos estriba en la propuesta del Senado romano de conceder, tanto a Ulpia como a Plotina -la esposa de Trajano-, el título de "Augusta", que no sólo implicaba un respeto reverencial, sino la facultad de transmitir derechos de sucesión política a la descendencia. En un principio, la sagacidad política de Trajano impidió a ambas mujeres la aceptación de este honroso título, ya que, por un lado, no era partidario de concentrar en sí mismo y en las personas que le rodeaban un poder tan extenso que llegara a despertar los recelos de las otras familias influyentes del Imperio; y, por otro lado, no veía con buenos ojos ni la sucesión dinástica -pues era defensor de la elección de un continuador entre los senadores más sobresalientes- ni la intervención directa de las mujeres en la vida pública (considerada poco menos que como algo "contra natura" por buena parte de la sociedad romana). Sin embargo, pesó más el deseo del Senado y quienes rodeaban estrechamente a la familia imperial, de tal modo que, hacia el primer lustro de la nueva centuria, tanto Ulpia como Plotina usaban ya sin recelos el título de "Augusta".

A estas manifestaciones de respeto debieron de contribuir de forma decisiva los elogios áulicos de los políticos, artistas e intelectuales que tenían acceso a la residencia imperial. Entre ellos, destaca el célebre Panegírico que dedicó a Plotina y a Ulpia el escritor Plinio el Joven (61-115), quien no sólo alabó la virtud y discreción de ambas mujeres, sino, sobre todo, la inexistencia de fuertes tensiones de rivalidad entre una y otra. Merced a estas declaraciones escritas de Plinio el Joven se puede constatar, por un lado, la cercanía y amistad que unió en todo momento a Trajano, Plotina y Ulpia; y, por otro, las facilidades de acceso al poder de que dispuso la hermana del emperador, por más que se negara a ejercerlo de forma espuria.

Fue, además, el propio Trajano quien se empeñó en dejar para la posteridad un elogioso recuerdo de su hermana Ulpia, por medio de numerosos homenajes levantados, en forma de estatuas, en diferentes lugares del Imperio. Con todo, el emperador se resistió en un principio al matrimonio entre Sabina (hija de la citada Matidia, y nieta, por tanto, de Ulpia Marciana Augusta) con otro joven miembro de la elite social de la Bética, Publio Elio Adriano, quien a la postre acabaría convirtiéndose en el sucesor de Trajano. Fue Plotina, en cambio, quien vio con buenos ojos esta unión conyugal de la nieta de su cuñada Ulpia, y quien intercedió con tan buen tino que no sólo logró la aprobación final de su esposo, sino que éste se acercara hasta el joven Adriano hasta llegar a nombrarle hijo adoptivo. La sucesión dinástica de Ulpia Marciana Augusta quedaba así garantizada.

A la muerte de esta destacada princesa, acaecida en Roma el 29 de agosto del año 112, el Senado propuso que fuera elevada a la categoría de diosa, lo que dio lugar al nombramiento de sacerdotisas encargadas de velar por su culto y a la celebración de sacrificios en el día en que se conmemoraba su cumpleaños. Tan relevante había sido su papel al lado del emperador, que numerosos lugares del Imperio fueron bautizados con el nombre de Ulpia Marciana Augusta: en la época de Trajano, una ciudad de Tracia recibió en su memoria el nombre de Marcianópolis, una curia de Leptis Magna (en África) pasó a denominarse Curia Marciana, y la colonia de Thamugadi (fundada por Trajano en Argelia en el año 100) quedó bautizada como Colonia Marciana Trajana Thamugas; y, ya durante el gobierno de Adriano, Ulpia Marciana Augusta dio nombre a una basílica unida al templo de Matidia, así como a un distrito de Antinoópolis (ciudad fundada por dicho emperador en suelo egipcio).

No obstante, su poderosa influencia se dejó notar, más que en las estatuas, templos, celebraciones y lugares consagrados a conmemorarla, en la importancia otorgada por sus sucesores a la línea dinástica que se inició en ella. Así, el propio Adriano, aunque era por otra rama primo hermano de su antecesor, antepuso en sus derechos el vínculo marital que le unía a Sabina, hija de Matidia la Mayor y nieta de Ulpia Marciana Augusta. En efecto, al morir ésta Trajano concedió su título de "augusta" (y con él, como ya se ha apuntado anteriormente, los derechos sucesorios) a su sobrina Matidia; poco después, Adriano otorgó dicho título a la hija de ésta (es decir, su esposa Sabina), y, andando el tiempo, la mujer de Antonino Pío, la poderosa Faustina la Mayor, prolongó en su persona esta sucesión de esposas imperiales descendientes de Ulpia Marciana, de quien era bisnieta (ya que era hija de Matidia la Menor -una hermana de Sabina-, y nieta, por tanto, de Matidia la Mayor).

Bibliografía

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  • BICKERMAN, E. J.: "Diva Augusta Marciana", en American Journal of Philology, nº 95 (1974), pp. 362-376.

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  • MIRÓN PÉREZ, María Dolores: "Marciana Augusta, Ulpia", en Mujeres en la Historia de España (Madrid: Planeta, 2000), pp. 62-65.

  • RAESPSAET-CHARLIER, Marie-Thérèse: Prosopographie des femmes de l'ordre sénatorial (Ier-IIer s.) (Lovaina: Aedibus Peeters, 1987).

JR.

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  • 0012 JR