A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
HistoriaPolíticaBiografía

Suárez de Mendoza, Lorenzo (1518-1583).

Politico español, quinto virrey de Nueva España, nacido probablemente en la ciudad de Guadalajara en 1518 y muerto en el virreinato el 19 de junio de 1583. Hijo primogénito de don Alonso Suárez de Mendoza y de doña Juana Jiménez de Cisneros y Zapata, sobrina del Cardenal Cisneros. En 1544, a la muerte de su padre, le sucedió al frente del condado de La Coruña, donde fue el cuarto conde, y fue el último comendador de Mohernando en la Orden de Caballeros de Santiago, además de vizconde de Torija y Grande de España. En su larga carrera militar se había acreditado como valeroso caballero en las guerras de Italia y en la conquista de Túnez, durante el reinado de Carlos V, y continuó confirmando sus hazañas militares bajo el reinado de Felipe II, en las guerras de Flandes y los enfrentamientos con el reino de Francia.

Casó con doña Catalina de la Cerda y Silva, hija del segundo duque de Medinaceli y descendiente de Alfonso X el Sabio, por lo que su familia estaba emparentada con lo más granado de la nobleza peninsular. Tuvo varios hijos pero enviudó antes de recibir el nombramiento de virrey. Vivió habitualmente en Guadalajara y reedificó la casa solariega que su familia tenía en la plazuela de San Nicolás, posteriormente convertida en Colegio de Jesuitas, aunque residió largas temporadas en el castillo de Torija. Según sus contemporáneos cultivó las letras, fue un "hombre docto, aficionado al estudio (…) y aun parece que gozó mucha estimación como escritor, mereciendo alabanzas de Luis Galvez de Montalvo en su novela El pastor de Fílida". Le gustaba cultivar la amistad de escritores y eruditos y fue patrono y protector de la Universidad de Alcalá.

Mediado el año de 1580 se conoció el nombramiento de don Lorenzo Suárez de Mendoza, para el cargo de Virrey. Había prestado a su país notables servicios en la milicia y ya era de avanzada edad. Las Instrucciones que le entregó el monarca fueron fechadas en Badajoz el 3 de junio de 1580. Constan de 57 apartados, que en realidad vienen a ser repetición de instrucciones anteriores. Se refieren a los aspectos espiritual y eclesiástico de su misión, a la instrucción de indios, mestizos, hombres y mujeres, a la visita de la tierra y la protección de sus naturales, repitiéndose la observación de que "por su naturaleza e inclinación son amigos de holgar". Plantea a continuación algunas recomendaciones económicas y hacendarias, las que atendían a la organización de la sociedad, en especial la formación de familias entre españoles, a los matrimonios de los funcionarios metropolitanos, la creación de pueblos y la vigilancia de los vagos.

Llegó a Veracruz el 23 de agosto de 1580, con la flota que hacía la travesía ordinaria. El Cabildo nombró a los comisarios que deberían salir a recibirle en su ruta para ofrecerle su bienvenida y a continuación se preocupó de preparar un recibimiento que debería ser "más suntuoso que los anteriores". Hizo su entrada en la capital de Nueva España, con inusitada pompa, el 4 de octubre de aquel año y, desde los primeros días, "dio muestras de su caracter dulce y afable", al punto de que se ganó el corazón y el afecto de los vecinos de la capital y del Virreinato. Aunque llegó con algunos planes y grandes deseos de poner en marcha ciertas reformas, tanto por su avanzada edad, como por las dificultades y el retraso en lograr la autorización de sus proyectos, fue muy poco lo que consiguió llevar a cabo. Alrededor de 1580 la capital tenía, según Torquemada, "cerca de siete mil españoles y ocho mil indios y estaba cerrada por una acequia, y tenía tres parroquias y varios conventos, seis hospitales y cuarenta iglesias".

Como suceso digno de mención, en el transcurso de su breve mandato, los cronistas anotan el establecimiento del Tribunal del Consulado de la ciudad de México, que tenía por misión conocer y entender en los negocios del comercio y en cuya jurisdicción entraron Nueva España, Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Guatemala, Soconusco y Yucatán. Estaba compuesto de un presidente, llamado prior así como de jueces o ministros, que tenían el nombre de cónsules. La solicitud de creacion del consulado se hizo por parte del Ayuntamiento de la ciudad de México, porque Veracruz y Acapulco se habían convertido en centros de comercio muy célebres y en México había un crecido número de mercaderes de Asia, Africa y Europa, y numerosos negocios mercantiles. El Consulado ocupó tres piezas en el palacio del virrey, cedidos generosamente por el conde de La Coruña, con la condición de que si los virreyes las necesitasen, las habrían de desocupar los oficiales del consulado. Este Tribunal tenía a su cargo la administración de la justicia en primera instancia, sobre las causas y negocios mercantiles. La real cédula mandando fundar el Consulado de México fue dada por Felipe II en Martín Muñoz, el 15 de junio de 1592. Estaba dedicado a la advocación de la "Limpia Concepción de la Sacratísima siempre Virgen Nuestra Señora" y del Padre San Francisco, teniendo en su sello las dos imágenes. Cada año se hacía la elección de prior, los cónsules y de cinco diputados. La publicación de esta Real cédula, se hizo con gran solemnidad y contó con la entera satisfacción de los habitantes de la ciudad de México, que habían apoyado esta petición. A falta de ordenanzas propias, se rigió por las del Tribunal de Sevilla.

Viendo las dificultades de su mandato, el conde pidió al rey Felipe II el nombramiento de un visitador, lo que se encomendó al arzobispo Pedro Moya de Contreras, por lo que no pudo hacer mucho más, debido a las restricciones impuestas a los virreyes anteriores, por parte de la Corona.

Al comprender que se aproximaba la hora de su muerte, hizo testamento el 12 de abril de 1583 y falleció el 19 de junio. Su cadaver fue depositado en el convento de San Francisco, a cargo de los miembros de esta orden, por la que profesaba especial inclinación y desde donde se le trasladó mas tarde a España. A su muerte, tomó el mando del virrreinato la Real Audiencia, compuesta de don Pedro Farfán, el licenciado Sánchez Paredes, don Francisco de Sande y el Dr Robles, haciéndose cargo del poder y gobernando durante dieciséis meses. La idea de que la Audiencia iba a gobernarles aterrorizó a los habitantes de Nueva España, que sintieron doblemente el fallecimiento del conde de La Coruña. El presidente de la Audiencia Gobernadora fue su decano el Dr Villanueva.

Bibliografía

  • OROZCO Y BERRA, M. Historia de la dominación española. México, 1938.

  • RIVA PALACIO, V. México a través de los siglos. Tomo 2º El Virreinato. Edición de la Compañía General de Ediciones. México, 1961.

  • RUBIO MAÑÉ, I. Introducción al estudio de los virreyes de Nueva España. Ediciones Selectas y UNAM. México, 1959 y 1961.

  • TORRE VILLAR, E. de la. Instrucciones y memorias de los virreyes de la Nueva España. Editorial Porrúa. México, 1991.

Manuel Ortuño

Autor

  • 0207 Manuel Ortuño