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LiteraturaBiografía

Torquemada, Fray Juan de (¿1557?-1624).

Escritor y religioso español de origen desconocido, nacido probablemente en 1557 y fallecido en México el 1 de enero de 1624. Apenas han llegado hasta nuestros días algunos datos referidos a su andadura vital, salvo los que hablan de su crianza ya en el Nuevo Mundo, de su ingreso en un convento de frailes franciscanos y de su posterior elevación, en México, a la dignidad de provincial de su orden. En territorio azteca, a lo largo de más de viente años, escribió la obra por la que habría de pasar a la posteridad, intitulada Los veinte y un libros rituales y Monarquía indiana, con el origen y guerra de los indios occidentales, de su poblaciones, descubrimientos, conquistas, conversión y otras cosas maravillosas de la misma tierra (Sevilla, 1615), más conocida como Monarquía indiana, título de la reedición realizada en el siglo XVIII por el literato y erudito madrileño Andrés González de Barcia (Madrid, 1723). A mediados del siglo XX, el antropólogo e historiador mexicano Miguel León-Portilla volvió a dar a la imprenta el texto de fray Juan de Torquemada, precedido de un valioso estudio introductorio (México: Porrúa, 1969). En su documentada investigación, León-Portilla fijó el nacimiento del autor de la Monarquía indiana alrededor de 1557, a tenor de las fechas en las que el propio Torquemada sitúa el inicio de sus labores como confesor; asimismo, el estudioso mexicano ofreció el dato contrastado de la fecha exacta de su muerte, recogida en los Anales coloniales de Tlatelolco como ocurrida "en Santiago el día de Año Nuevo de 1624".

El provincial de los franciscanos de México fue también autor de la Vida del venerable fray Sebastián de Aparicio, santo cuyo cuerpo incorrupto se venera en la capilla del Altar Mayor del Templo de San Francisco, sito en la ciudad de Puebla de Zaragoza (capital del estado de Puebla).

Monarquía indiana

Compuesta -como su propio título original indica- de veintiún libros que fueron impresos en tres volúmenes, la Monarquía indiana de fray Juan de Torquemada ofrece abundante y precisa información acerca de las formas de vida, las costumbres y las tradiciones de los indígenas de la Nueva España, con especial atención a sus prácticas religiosas autóctonas y su proceso de evangelización -encomendada a los religiosos de la orden de San Francisco-, a la educación que durante la colonización se les estaba impartiendo, y a la celebración de sus fiestas. El propio Torquemada, que justifica su amor hacia la tierra azteca por haber crecido allí ("[...] y porque no parezca que hablo con afición, aunque no niego tenerla por haberme criado en ella [...]), manifiesta también que fue el deseo de ampliar sus conocimientos lo que le indujo primero a estudiar las fuentes referidas a la Nueva España y, poco después, a poner por escrito el fruto de este aprendizaje, propósito historiográfico que se vio interrumpido en varias ocasiones a causa de las enormes dificultades que encontró en su trabajo ("habiendo Yo començado esta Obra muchos años há, desmaiando en la prosecución de ella, por mis débiles, y flacas fuerças, y poniéndoseme por delante tantas dificultades, como se ofrecen al que escribe Historia, muchas veces dexé la Pluma, y propuse no pasar adelante").

Sin embargo, la recepción de una carta enviada en 1609 por fray Bernardo Salva, comisario general de las Indias, en la que le rogaba que se encargase "de recoger todas las Relaciones, y Escritos, así los que el P. Fr. Gerónimo de Mendieta dexó en esta raçon, como en los demás, que para hacer nuevas Chronicas de todas la provincias se hallaron", animó definitivamente a fray Juan de Torquemada a completar su obra a partir de dichos testimonios de cronistas e historiadores anteriores, siguiendo en ello el procedimiento que le sugería el susodicho fray Bernardo Salva (es decir, "examinando de nuevo la verdad de todos, e inquiriendo, ó buscando, y averiguando los casos particulares, y comunes que importaren"). Labor, pues, la suya de auténtico historiador moderno, preocupado por estudiar en profundidad y aprovechar al máximo todas las fuentes conocidas, y generoso y honrado al citar sin ambages la procedencia de los datos que utiliza en su obra, claramente deudora de los valiosos trabajos del citado Mendieta (1525-1604) -Historia Eclesiástica Indiana (1596)-, de fray Bernardino de Sahagún (¿?-1590) -Historia Universal de las Cosas de la Nueva España (1558-1569)-, y de Bernal Díaz del Castillo (¿?-1584) -Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (inédita hasta su publicación en Madrid en 1632)-. La localización y el estudio de todas estas fuentes, sumados a la búsqueda de otros muchos materiales que pudiesen arrojar alguna luz sobre esos "casos particulares" que tanto interesaban al comisario general de las Indias, bastan para explicar el prolongado proceso de elaboración de la Monarquía indiana, que, entre ilusiones y desánimos, ocupó a fray Juan de Torquemada más de veinte años de su vida ("Los trabajos, que he tenido en haver puesto en estilo estos Libros Rituales, y Monarquía Indiana, han sido inmensos; porque dexado á parte el mucho tiempo que me ocupé en buscar todas estas cosas, que pasaron en esto mas de catorce Años, otros siete, que ha puse la mano en ellos de propósito, para distribuirlos en los Libros [...]").

De esos veintiún Libros que conforman la totalidad de la Monarquía indiana, los cinco primeros constituyen el Tomo I de los tres en que quedó dividida la obra en su primera edición sevillana (1615). El Libro I trata del origen de los territorios descubiertos en el Nuevo Mundo, de los pueblos indígenas que lo habitaban en tiempos remotos y de las formas de gobierno por las que se regían; el Libro II cuenta la historia de los primeros aztecas hasta el reinado de Moctezuma (1467-1520); el tercero enumera los estados que conformaban su imperio; el cuarto se explaya en la llegada de los conquistadores y en la figura de Hernán Cortés (1485-1547); y el quinto glosa el gobierno hispano durante casi un siglo en el territorio de la Nueva España, sin descuidar la propaganda colonialista en lo tocante a la expansión del dominio español por Nuevo México, California, Japón y las Islas Filipinas.

El Tomo II está integrado por los catorce Libros siguientes, tres de los cuales (el VI, VII y VIII) van dedicados a la religiosidad indígena, con valiosísimas aportaciones acerca de sus templos, ídolos y rituales. El Libro IX, centrado en la educación que antiguamente se impartía en el imperio azteca, habla de los sacerdotes indígenas, de sus misiones pastorales y formativas y de los centros de enseñanza donde ejercían su labor docente. En el siguiente Libro, Torquemada vuelve sus ojos hacia las supersticiones para relatar sus prácticas adivinatorias y explayarse sobre las fiestas señaladas en el calendario azteca. Viene luego el análisis de los aspectos socio-políticos más relevantes en la época precolombina, como las relaciones entre los distintos señoríos del reino y la monarquía (Libro XI), las leyes naturales y las formas de impartir justicia (Libro XII) y la vida doméstica y laboral, con manifiesto interés por parte del autor hacia los vínculos matrimoniales, la educación de los hijos, las faenas agrícolas y los ritos fúnebres (Libro XIII). Por último, este Tomo II se cierra con una amena y muy documentada descripción de los conocimientos culturales de los pueblos prehispánicos -en los que dominaba el interés por la botánica y la zoología-, de sus relaciones económicas y fiscales -basadas en diferentes formas de esclavitud legalmente reconocidas, y en un complejo entramado de prácticas comerciales y tributarias- y de su organización y preparación militar -con vivas descripciones de sus formas de entrar en combate- (Libro XIV).

El Tomo III de la Monarquía indiana comprende sus siete últimos Libros (es decir, desde el XV hasta el XXI, ambos incluidos). En los dos primeros de ellos (XV y XVI), fray Juan de Torquemada se ocupa extensamente de las misiones de evangelización, de los frailes y sacerdotes que están llevando a cabo la difusión de la fe católica, y de los hechos sobrenaturales -para el religioso franciscano, "milagros"- generados por la tenaz labor pastoral de los ministros españoles y por el fervor religioso de los indígenas cristianizados. Tras abundar en la feliz implicación de los amerindios en las prácticas religiosas difundidas por los misioneros católicos (Libro XVII), Torquemada cambia de registro temático para relatar el descubrimiento de la Isla Española, perteneciente actualmente a la nación ecuatoriana (Libro XVIII); posteriormente, celebra en el Libro XIX el éxito de la propagación e implantación de su orden en los nuevos territorios coloniales, con grandes muestras de regocijo ante la fundación de las Provincias de San Francisco en Japón, Florida e Islas Filipinas, y sin dejarse en el tintero los elogios destinados a la jerarquía eclesiástica, al Tribunal del Santo Oficio y a los autores franciscanos que están dejando testimonios manuscritos o impresos de esta expansión de la fe. Precisamente son sus hermanos de orden los que protagonizan los dos últimos Libros de la Monarquía indiana (XX y XXI), centrados en las vidas ejemplares de algunos franciscanos y en los que han sufrido recientemente los tormentos del martirio en el territorio continental de la Nueva España y en la Isla de Guadalupe.

Bibliografía

  • BARLOW, R. H. y McAFEE, B [eds.]. "Anales coloniales de Tlatelolco, 1519-1633), en Memorias de la Academia Mexicana de la Historia (México), VIII, nº 2 (abril-junio de 1948).

  • CORONA HERRERA, C. "Monarquía indiana", en MEDINA, J. R. [dir.]: Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina (DELAL) (Caracas: Biblioteca Ayacucho/Monte Ávila Editores Latinoamericana: 1995), vol. II, págs. 3208-3210.

  • GARIBAY K., Ángel María. Historia de la literatura náhuatl (México: Porrúa, 1971), 2ª ed.

  • LEÓN-PORTILLA, M. Fray Juan de Torquemada, Monarquía indiana (México: Universidad Nacional Autónoma de México [UNAM], 1964).

  • VETANCURT, Fray Agustín de. Teatro mexicano. Crónica de la provincia del Santo Evangelio de México. Menologio franciscano (México: Porrúa, 1982), 2ª ed.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.