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HistoriaPolíticaBiografía

Jorge VI, Rey de Gran Bretaña (1895-1952).

Rey de Gran Bretaña, Irlanda del Norte y de las Dependencias de Ultramar (1936-1952), y emperador de la India (1936-1947), segundo hijo del rey Jorge V (1910-1936) y de la reina María, nacido el 14 de diciembre de 1895 en Sandringham (condado de Norfolk) y muerto el 6 de febrero de 1952 en la misma localidad. Debido a la abdicación de su hermano Eduardo VIII (1936) se vio obligado a asumir el trono que nunca había pensado ocupar, para lo cual tuvo que superar su tremenda timidez y los problemas de habla que arrastraba desde la niñez. A pesar de preferir a Edward Halifax para sustituir como primer ministro a Neville Chamberlain, el monarca se dejó atrapar por los encantos políticos de Winston Churchill. En los momentos previos a la Segunda Guerra Mundial, Jorge VI se ocupó personalmente de estrechar los lazos de amistad con Francia, los Estados Unidos de América y el Canadá, además de ser partidario de la moderación, el diálogo y la confraternización con todos los países posibles, aunque nunca abandonó sus ideas conservadoras y estrictamente insulares. Su loable decisión de permanecer en Londres, junto con toda su familia, durante los terribles bombardeos de que fue objeto la capital por parte de la aviación alemana durante la contienda, infundió ánimo a la población para soportar los rigores del conflicto. Al igual que hiciera su padre, realizó numerosas visitas al frente. En 1947 renunció al título de emperador de la India tras el reconocimiento de la independencia de aquel país. Fue un monarca que se supo ganar el sincero afecto de todos sus súbditos.

Adolescencia y madurez

Al igual que su padre, el futuro Jorge VI no estaba destinado a ocupar el trono británico por su condición de segundogénito; ambos recibieron una completa formación de marino y, una vez coronados, tuvieron que enfrentarse con grandes crisis y conducir a su país durante dos guerras mundiales. Finalmente, padre e hijo tenían el mismo carácter, compartían los mismos gustos y eran aficionados a la vida sencilla y familiar que tanto gustaba a su pueblo.

Durante su juventud, cuando era conocido como el príncipe Alberto, recibió la educación y desarrolló las actividades habituales destinadas a los miembros de la familia real, es decir, una educación mediana y formación militar. En 1913 ingresó como cadete en la Armada Real, donde alcanzó el grado de comandante, tras de lo cual estuvo bajo las órdenes del almirante Beatty en la batalla de Jutlandia durante la Primera Guerra Mundial. Una vez que abandonó la marina, en 1919 prosiguió su formación castrense en la recién creada Royal Air Force para, ese mismo año, pasar a estudiar en el elitista Trinity College de la Universidad de Cambridge. Nombrado duque de York en 1920, apoyó la creación del festival Duke of York's Camp, concentración anual en la que se reunían durante un fin de semana alumnos de las escuelas públicas (principalmente de la clase obrera) y de las escuelas privadas para confraternizar y realizar juntos actos de solidaridad y auxilio social, evento que se celebró hasta 1939. El 26 de abril de 1923, el príncipe Alberto contrajo matrimonio con Elizabeth Angela Bowes-Lyon, hija menor del decimocuarto conde de Strathmore and Kinghorne, perteneciente a una de las familias más antiguas de la nobleza escocesa, de cuya unión nacerían dos hijas: la princesa Isabel (actual reina de Gran Bretaña), y la princesa Margarita (condesa de Snowdon). Elizabeth desempeñó un papel de extremada importancia en la vida del futuro monarca, sobre todo al contribuir a darle confianza en sí mismo en los momentos más delicados de su labor como rey.

El inesperado reinado de Jorge VI

Al finalizar 1936, el príncipe Alberto accedió al trono británico en unas circunstancias dramáticas e inesperadas como consecuencia de la voluntaria abdicación de su hermano Eduardo VIII (posteriormente nombrado duque de Windsor), cuando éste decidió contraer matrimonio con la estadounidense Wallis Simpson, dos veces divorciada. El nuevo monarca fue coronado solemnemente el 12 de mayo de 1937 con el nombre de Jorge VI.

Jorge VI, consciente de las limitaciones que le imponían su timidez que le abocaba a sufrir largos períodos de ansiedad y por la tartamudez, logró vencer todos los obstáculos con tesón, y sentido del deber, y también al apoyo constante de su esposa y al cariño que nunca dejó de manifestarle su pueblo. Pero, la tensión que le imponían sus deberes como monarca contribuyó a minar paulatinamente su ya de por sí delicada salud, y le llevó a una muerte prematura.

En 1937 Jorge VI visitó oficialmente Francia para reforzar la Entente Cordial que ambos países habían formado en 1904 ante la amenaza territorial y militar de Alemania. Con el mismo propósito, en la primavera de 1939 se embarcó en un dilatado viaje por Norteamérica en el que se entrevistó con los presidentes del Canadá y de Estados Unidos. En el transcurso de su segunda escala, el monarca británico entabló una sólida amistad con el presidente demócrata estadounidense, Franklin Delano Roosevelt. Nada más regresar a su país, cuando por todo el continente europeo soplaban vientos de guerra, Jorge VI decidió hacer un último esfuerzo para evitar el conflicto apoyando públicamente la "política de apaciguamiento" desplegada por su primer ministro Neville Chamberlain.

Cuando la contienda se hizo inevitable, Jorge VI se incorporó como un miembro más del Gobierno para ayudar a sobrellevar la situación, mediante proclamas y llamadas diarias de ánimo a través de la radio e interesándose personalmente por las unidades de combatientes y por la maquinaria e instalaciones de guerra británicas. En múltiples ocasiones, el rey y toda su familia visitaron los barrios londinenses destruidos por los bombardeos, al igual que hizo en el resto de las ciudades del país más castigadas. Con objeto de dar ejemplo de austeridad y serenidad ante semejante adversidad, el monarca redujo al mínimo el ceremonial del palacio de Buckingham y los presupuestos anuales que el Parlamento asignaba a la Casa Real para su mantenimiento. Su honradez llegó hasta el extremo de aplicar para la propia familia real y demás miembros de palacio las estrictas normas de racionamiento de alimentos y demás enseres cotidianos. Jorge VI también indujo a todos los miembros de la familia Windsor, directos e indirectos, varones y mujeres, a servir en las fuerzas armadas británicas sin privilegio alguno, bien en el frente, bien en labores de auxilio, como hizo su hija y futura reina, la princesa Isabel, que trabajó como conductora de camiones.

Al igual que su padre, Jorge VI manifestó un respeto absoluto por el orden constitucional y democrático. Así pues, cuando en mayo de 1940 la Cámara de los Comunes obligó a dimitir a Chamberlain por el sonoro fracaso de su "política de apaciguamiento", Jorge VI se tuvo que resignar a aceptar como primer ministro a Winston Churchill y no a Halifax, tal como era su deseo. Winston Churchill fue nombrado jefe del Gobierno y ministro de Defensa gracias a una coalición entre conservadores, liberales y laboristas; fue el máximo dirigente y líder del pueblo británico durante toda la guerra, compartiendo con el monarca la tarea de insuflar ánimo a la población.

Acabada la guerra, Jorge VI volvió a dar ejemplo a todo el país al aplicar para la familia real las mismas restricciones a las que era sometido todo el país por la dura crisis económica de posguerra. En ese contexto, en 1947 rechazó a petición propia la cuantiosa asignación que el Parlamento había aprobado para afrontar los gastos de la boda de su hija mayor y heredera al trono.

Cuando a finales de 1945 subieron al poder los laboristas, con Clement Attlee como primer ministro, Jorge VI se plegó con discreción a las directrices del nuevo Gobierno, observando siempre la misma actitud colaboradora y cordial que siempre mantuvo con su amigo personal Winston Churchill. Esa forma de ser contribuyó a que la institución monárquica permaneciera al compás de las novedades sociales y políticas que introdujeron los laboristas en los casi seis años que permanecieron en el poder, sin que se produjera divergencia alguna entre las tradiciones que el monarca representaba y los nuevos cambios. Fue precisamente esa flexibilidad la que le indujo a apoyar la línea marcada por Attlee en política exterior, tendente a iniciar un proceso de descolonización que desembocó en la declaración de independencia, en 1947, de las antiguas colonias de Birmania y la India, ésta a su vez desgajada en dos estados soberanos y mutuamente recelosos: la actual India y Pakistán. Jorge VI también apoyó la retirada británica de Palestina que hizo posible, en 1948, la creación del nuevo estado de Israel. Jorge VI invitó a la India y Pakistán a permanecer dentro de la órbita británica como miembros de pleno derecho de la Commonwealth.

A partir de 1950, la salud de Jorge VI empezó a mostrar evidentes síntomas de deterioro. Lo que en un principio parecía ser una recaída sin importancia, a principios de siguiente se manifestó en un grave cáncer del que Jorge VI fue operado con urgencia, el 23 de septiembre, en el mismo palacio de Buckingham. Previendo la gravedad del asunto, cuatro días más tarde Jorge VI nombró un Consejo de Estado que le relevó de la mayor parte de sus deberes como rey, en el que tomaron parte su esposa, las princesas reales, el duque de Gloucester y la hermana del rey, la princesa Victoria Alejandra María, entre otros. Después de sufrir varias recaídas y sucesivas operaciones, el rey falleció el 6 de febrero de 1952, ante la consternación de todo su pueblo, que un mes antes le había visto en una de sus escasas apariciones en público aparentemente restablecido. Su hija y heredera al trono, la princesa Isabel, tuvo que suspender el viaje oficial que estaba realizando por Sudáfrica para regresar a Londres de inmediato ese mismo día y ser reconocida como reina de Gran Bretaña en el Parlamento.

Repercusión histórica del reinado de Jorge VI

Con la muerte de Jorge VI desapareció el último monarca británico sinceramente querido y respetado por sus súbditos. Toda su vida como rey estuvo dedicada al empeño de aumentar el prestigio de una monarquía para la cual no había nacido ni había sido convenientemente preparado, circunstancia que no le impidió desarrollar un más que digno papel en uno de los momentos más delicados para su país, como fueron los dos primeros años de la Segunda Guerra Mundial, en los que Gran Bretaña estuvo prácticamente sola para frenar el impresionante despliegue militar de la Alemania de Adolf Hitler. Con una sensibilidad exquisita y el respeto debido a su pueblo, Jorge VI se constituyó en el paradigma y en el ejemplo perfecto para todos los británicos.

Bibliografía

  • JORGE VI. King George VI to His People. Selected Broadcasts and Speeches. (Londres: Ed. Murray. 1952).

  • MIDDLEMANS, A. The Life and Times of George VI. (Londres. 1974).

  • ORMOND, Richard. The House of Windsor. (Londres: Ed. Her Majesty´s Stationery Office. 1967).

CHG

Autor

  • Carlos Herraiz García