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Guido y Spano, Carlos (1827-1918).

Poeta, periodista, traductor y político argentino, nacido en Buenos Aires el 19 de enero de 1827 y fallecido en su ciudad natal en 1918. Humanista brillante y polifacético, dotado de una extraordinaria sensibilidad artística y una voraz curiosidad cultural, dejó un breve pero deslumbrante legado poético que le sitúa entre las figuras más descollantes de la lírica argentina de finales del siglo XX. Entre los mayores aciertos de su obra, cabe reseñar su maestría para combinar el fruto de su perfecta asimilación de los modelos clásicos universales con los postulados estéticos que, durante toda la centuria, puso en boga el Romanticismo; pero, además, cabe anotar junto a este logro su inteligencia a la hora de captar la importancia de las nuevas fórmulas modernistas que vio crecer a su alrededor, y de adaptarlas con tanta habilidad a su estilo que, en cierto modo, llegó a convertirse en uno de los precursores de este movimiento en tierras hispanoamericanas.

Vida

Nacido en el seno de una familia acomodada e influyente (su padre era el poderoso militar Tomás Guido, un alto mando destacado en el ejército de los Andes), con apenas trece años de edad abandonó su país natal para instalarse en Río de Janeiro, donde su progenitor había sido destinado con el cargo de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Argentina en la -por aquel entonces- corte imperial brasileña de Pedro II. Corría, a la sazón, el año de 1840, fecha en la que Carlos Guido y Spano emprendió un largo y emocionante viaje que, a la postre, sería recordado como el primero de una dilatada andadura vital cosmopolita.

En Brasil, el joven hijo del ministro plenipotenciario descubrió al mismo tiempo la sensualidad de unas formas de vida mucho más alegres y exuberantes que las que había conocido en su Argentina natal, y -gracias a la esmerada educación que allí recibió- los destellos deslumbrantes de esa cultura clásica que habría de surtir de formas y argumentos su futura obra literaria. Cada vez más inclinado a la escritura creativa, durante aquella década de los años cuarenta se dejó llevar por el espíritu romántico hasta que, en 1848, sintió la necesidad de cruzar el océano Atlántico con destino a Francia, ávido de profundizar en el estudio de esas literaturas europeas que, por su pervivencia secular, le habían fascinado desde niño.

Imbuido, pues, del citado espíritu romántico, no es de extrañar que en suelo galo se dejara pronto influir por las consignas liberales y las reivindicaciones de justicia e igualdad social que, por aquel entonces, convulsionaban el país. Pero apenas tuvo tiempo de experimentar -fuera de esa actitud de exaltado romántico que ya traía desde Brasil- una auténtica transformación interior, porque pronto regresó al hogar familiar de Río de Janeiro; volvía, eso sí, con una firme determinación: consagrarse de lleno al cultivo de la creación literaria.

En efecto, tan pronto como hubo desembarcado en América Carlos Guido y Spano se enfrascó en una infatigable labor intelectual que quedó plasmada no sólo en sus poemas primerizos, sino también en varios ensayos de crítica literaria, en bellas traducciones del francés (como la que realizó sobre el original de Lamartine Rafael, que vertió a la lengua portuguesa) y en frecuentes colaboraciones periodísticas. Pero ante la llegada al subcontinente americano de la agitación política que acababa de sacudir Europa, el padre del poeta determinó que volviera a desplazarse hasta el Viejo Continente.

De nuevo en suelo europeo, Guido y Spano volvió a fascinarse ante las fórmulas políticas (v. gr., el talante liberal y el sistema democrático inglés) y culturales (como el romanticismo francés) que tan escasamente se daban en América. Tras una prolongada estancia en la que aprovechó para acrecentar su formación clásica y, a la vez, ponerse al tanto de todas las novedades literarias que hacían furor en Europa, regresó por fin a su Argentina natal después de la batalla de Caseros (3 de febrero de 1852), no sin haber recalado antes durante un breve período de tiempo en Montevideo, donde su padre se había exiliado por causas políticas.

En Argentina, Carlos Guido continuó desempeñando sus actividades periodísticas y literarias, con las que pronto adquirió un merecido reconocimiento intelectual que, poco a poco, le condujo a la arena política. Así, tras haber desempeñado sus primeras funciones públicas en el departamento de asuntos exteriores, cobró gran relevancia como opositor directo al gobierno del político y escritor Bartolomé Mitre, y siguió ascendiendo progresivamente hasta alcanzar, en 1872, el cargo de secretario del Departamento Nacional de Agricultura bajo el gobierno del también escritor Domingo Faustino Sarmiento. Finalmente, entre 1881 y 1884 ocupó un puesto de vocal en el Consejo Nacional de Educación, cargo en el que se despidió de su carrera política, en parte por hastío y en parte debido al avanzado deterioro de su salud, que en 1899 desembocó en una grave parálisis que lo dejó inmovilizado hasta el término de su existencia. Todavía dentro de las esferas más relevantes del país, pero en el ámbito de la cultura, Guido y Spano ejerció durante varios años de director del Archivo Histórico y ocupó un sillón como académico correspondiente de la Española.

Obra

Sus primeros poemas (entre los que destaca el titulado "Nemia", una de las composiciones más célebres de las Letras argentinas) vieron la luz en la Revista de Panamá. A pesar de los elogios dedicados a estos poemas iniciales, la primera recopilación de sus versos no vio la luz hasta comienzos de los años setenta, cuando el escritor bonaerense decidió publicar, en un mismo volumen titulado Hojas al viento (Buenos Aires, 1971), sus traducciones de algunos poemas de Safo y de varios epigramas alejandrinos franceses, junto a una serie de composiciones originales que, dentro de la habitual exaltación patriótica propia de la corriente romántica, presentaban la particularidad de ofrecer también una contemplación gozosa del cuerpo humano y los goces sensuales que están a su alcance.

Tres años después, Carlos Guido regresó a los anaqueles de las librerías con Misceláneas literarias (Sevilla: Parié, 1874), una extraordinaria colección de traducciones en las que hacía gala de sus vastos conocimientos de la lengua griega y la cultura clásica grecolatina, sin perder por ello un ápice de talento creativo. Idéntica facilidad para conjugar erudición e inspiración quedó patente, al cabo de cinco años, en los dos volúmenes de Ráfagas (Buenos Aires: Igon, 1879), obra en la que Guido y Spano reunió buena parte de sus escritos periodísticos publicados hasta entonces.

Aquel mismo año vio la luz su ingeniosa y perspicaz Carta confidencial a un amigo que comete la indiscreción de publicarla (1879), un ameno texto de carácter biográfico en el que el humor y la agudeza reflexiva se ponen al servicio no sólo del relato de la peripecia vital del autor, sino también de la exposición y la glosa de las circunstancias sociales, políticas y culturales en que se desarrolló su existencia. Algunos de estos aspectos de la historia reciente argentina se convirtieron en material poético en la segunda entrega lírica que ofreció el poeta bonaerense, Ecos lejanos (Buenos Aires, 1899), un espléndido poemario de madurez donde triunfa, por encima de la lozanía lírica y el sentimentalismo exaltado de su anterior etapa romántica, la reflexión serena y melancólica sobre dichos acontecimientos históricos y sobre la propia andadura vital de autor.

El resto de su producción impresa comprende un ensayo primerizo de escasa consideración (El gobierno y la alianza, de 1866), así como un par de recopilaciones de su variada y dispersa producción poética: Poesías completas (Buenos Aires: Maucci, 1911) y Poesías (San José de Costa Rica, 1914). Cuando ya había transcurrido algo más de un decenio desde su desaparición, vio la luz el volumen titulado Poesías escogidas. Autobiografía (Buenos Aires: W. M. Jackson Editores, 1929), prologado por el gran escritor uruguayo José Enrique Rodó.

Bibliografía

  • BONET, Carmelo: "Guido y Spano", en Cursos y Conferencias, Buenos Aires, X, 10, 1942.

  • GONZÁLEZ, Joaquín V.: "Carlos Guido y Spano. La hora del triunfo", prólogo a la ed. de Poesías completas, Buenos Aires: Maucci, 1911.

  • LOPRETE, Carlos Albero: Carlos Guido y Spano, Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas, 1962.

  • QUESADA, Ernesto: La personalidad de Carlos Guido y Spano, Buenos Aires, 1918.

  • ROGGIANO, Alfredo A.: "Guido y Spano y el americanismo hispanoamericano", en Boletín del Instituto de Investigaciones Literarias (Universidad de la Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación), 6, 1951.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • José Ramón Fernández de Cano