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FilosofíaBiografía

Büchner, Ludwig (1824-1899).

Médico, filósofo e historiador de la ciencia alemán nacido en Darmstadt el 29 de marzo de 1824 y muerto en la misma ciudad el 1 de mayo de 1899.

Era el tercer hijo del médico de la Corte ducal Ernst Büchner, y de Karoline Reuss. En la universidad de Giessen, donde ingresó en 1842, estudió física, química, botánica, mineralogía y filosofía. Más tarde cursó estudios de medicina; se graduó en 1848 y presentó su disertación Beiträge zur Hall'schen Lehre von einem excitomotorischen Nervensystem (Aportaciones sobre la teoría de Hall acerca del sistema nervioso excitomotor), donde ya se apuntaban sus criterios materialistas, al afirmar que el alma no podía existir sin su sustrato material. Fue discípulo del célebre Rudolf Virchow, con quien estudió en Würzburg. En 1854 se le nombró profesor en Tübingen, donde disertó sobre diversos temas médicos, mientras servía como médico asistente en la clínica universitaria.

En ese mismo año de 1854 escribió diversos artículos sobre la convención de científicos que se realizaba en esa ciudad. Estimulado por ese hecho y por sus lecturas, publicó su más célebre libro, Kraft und Stoff (Fuerza y Materia, 1855), que tuvo un éxito inmediato, por lo que se vendió rápidamente la primera edición y en los años siguientes fue impreso varias veces y traducido a muchos idiomas. Además, publicó otros trabajos, como una biografía de su hermano Georg, que era dramaturgo; la colección de ensayos Aus Natur und Wissenschaft (De las ciencias naturales, 1862); Der Mensch und seine Stellung in der Natur in Vergangenheit, Gegenwart und Zukunft (El hombre y su posición en la naturaleza en el pasado, presente y futuro, 1869); Sechs Vorlesungen über die Darwin'sche Theorie... (Seis conferencias sobre la teoría de Darwin..., 1874); y otros muchos que fueron reeditados y traducidos en diversas ocasiones en los años siguientes, lo que le granjeó una notoriedad increíble. Así, sus ideas y tratados eran comentados en las universidades del mundo, junto con Darwin, Huxley, Haeckel y otros naturalistas. Para difundir sus ideas, Büchner viajó asimismo a los Estados Unidos y a París.

Sus ideas políticas y materialistas (consideradas peligrosas) pronto ocasionaron su enemistad con los sectores más clericales y conservadores, los cuales le obligaron a renunciar a su cátedra universitaria. Sus opiniones generaron también grandes polémicas, y dieron lugar a escritos donde no siempre fue bien comprendido ni tratado.

Büchner fue una de las figuras más influyentes del siglo XIX. Defendió el materialismo, empleando para ello las ciencias naturales, de las que difundió métodos, resultados e investigaciones en contra de la opinión dogmática y metafísica de muchos naturalistas de la época. Para ello, partió de los criterios de Lamétrie, de Bernard Cotta y otros sobre la importancia de la observación y la experimentación para comprender la naturaleza. También se apoyó en los criterios de Ludwig Feuerbach, cuyo materialismo mecanicista, al igual que el de Büchner, sería más tarde criticado por materialistas históricos, como Marx, Engels y Lenin.

Como guía para sus trabajos, Büchner tomó lo establecido por Lamétrie de que la experiencia y la observación tienen que ser nuestra sola guía, y la opinión de Bernhard Cotta de que la investigación empírica de la naturaleza no tiene sino como propósito encontrar la verdad, indiferente si parece razonable o esperanzadora, hermosa o fea, lógica a inconsistente, cuerda o necia. En opinión de Büchner, minimizar el valor de la materia cuando se comparaba con lo espiritual era insensato, y más aún sin un conocimiento exacto de aquélla. Para él, la materia encerraba en sí misma la actividad, la fuerza. La física era, en definitiva, la ciencia de las fuerzas (fuerza mecánica, fuerza de gravitación, calor, etc.), y tales fuerzas eran inseparables de la materia. Fuerza y materia no podían separarse; ellas eran una y la misma cosa, vista desde diferentes aspectos. Así, no podía existir fuerza sin materia, ni materia sin fuerza. La fuerza imprimía la forma mediante la interacción, la afinidad y la cohesión; sin la fuerza la materia carecería de forma y, por tanto, de existencia; y lo mismo sucedía a la inversa. Esta interacción se podía ejemplificar con la relación entre un órgano y su función, como la vista con el ojo, o el pensamiento con el cerebro. La materia no era una entidad inerte, cantidades y cualidades de los elementos se combinaban para constituir las diversas sustancias inorgánicas y orgánicas, y sus transformaciones tenían lugar según las leyes de la naturaleza; que eran inalterables y generalmente válidas.

Para sustentar sus ideas se apoyó en los trabajos de Lyell (tradujo la obra de éste La antigüedad del hombre), Haeckel y Darwin. Según Büchner, los principios defendidos por éstos y otros autores, así como el desarrollo de la química, que borró las barreras entre las combinaciones orgánicas e inorgánicas, y los aspectos de la física ya comentados, fundamentaban sus ideas materialistas (véase materialismo). Entre las muchas citas que tomó de Darwin, están las referidas a la descendencia del hombre a partir de un tronco común con los simios. Incluso le visitó en 1881, en compañía de Aveling, intentando atraerlo a las corrientes materialistas, pero Darwin optó por mantenerse fiel al agnosticismo, que para aquéllos (como para Marx, Engels y Lenin posteriormente) era en el fondo un materialismo práctico.

Darwin, por su parte, le citó en su obra sobre el origen del hombre, al hablar sobre el uso del pie prensil por el hombre, el modo de locomoción de los monos superiores y la (supuesta) incapacidad de conciencia y de abstracción de la mujer australiana. No sólo Büchner y Darwin, sino otros intelectuales decimonónicos, creyeron erróneamente que el pensamiento abstracto y la conciencia eran inexistentes o muy degradados en los pueblos aborígenes, porque no sabían contar o tenían un lenguaje sin muchas palabras. Pero esto no implica que sea simple, ni la conciencia abstracta depende necesariamente de una civilización desarrollada, como se puede colegir del estudio de la mitología, la religión y otras manifestaciones culturales de los pueblos aborígenes.

Muchos conceptos propugnados por Büchner se mantienen en la actualidad, como los que se refieren a la ley de la conservación de la materia y la fuerza, la variabilidad de las especies defendidas por el darwinismo, los fósiles como prueba de la lenta evolución de las especies, la teoría del cerebro como órgano de la actividad psíquica, etc.

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  • 0302 AGG