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DeportesBiografía

Ballesteros, Severiano, "Seve" (1957-2011)

Severiano Ballesteros.

Golfista español, nacido en Pedreña (Cantabria) el 9 de abril de 1957 y fallecido en su pueblo natal el 7 de mayo de 2011, tres veces campeón del Open Británico y dos del Masters de Augusta. Considerado uno de los mejores jugadores de la historia, Ballesteros fue también sin discusión el número uno que ha dado este deporte en España, y seguramente el deportista español que alcanzó mayor renombre internacional fuera de sus fronteras, junto con Miguel Induráin. Desde su inclusión entre la élite del golf mundial a finales de los años setenta, fue un permanente candidato a ganar en los más grandes torneos golfísticos y asombró constantemente con su extraordinario dominio del putt y su amplio repertorio de golpes.

Seve Ballesteros, triple campeón del Open Británico.

Muchos le han definido como un jugador de ensueño, otros como el golfista perfecto; tras observar un muestrario de algunas de sus mejores actuaciones se llega a la conclusión de estar ante un golfista genial y único, tanto para lo bueno como, también en algunas ocasiones, para lo malo. En cuanto a su trascendencia para el deporte español, Ballesteros popularizó un deporte que apenas contaba con unos pocos seguidores y fue un estímulo para el surgimiento de nuevos jugadores de reconocido nivel internacional (Piñero, Olazábal, Jiménez, Sergio García, entre los más destacados); igualmente, el nombre de Ballesteros tiene también una significación especial para el golf europeo porque constituyó, junto con el inglés Nick Faldo, el abanderado de la generación que acabó con la tradicional supremacía estadounidense en este deporte.

Nacido en un pequeño pueblo de la costa cantábrica, Seve aprendió a jugar de niño en la playa, aunque su iniciación no fue ni mucho menos casual: era sobrino de Ramón Sota, un golfista profesional en la década de 1950; varios miembros de su familia, incluido él mismo, trabajaron como caddy en el histórico club de la localidad, inaugurado en 1928, y sus tres hermanos mayores también decidieron ser golfistas profesionales. Fue precisamente uno de sus hermanos, Manuel, quien le regaló su primer palo, un hierro tres, con el que aprendió a realizar todo tipo de golpes. Con sólo diez años participó en su primer torneo de caddies, y con doce ganó el primer campeonato de este tipo, firmando una meritoria tarjeta de 79 golpes en 18 hoyos. Al año siguiente rebajó su handicap hasta unos excepcionales 65, en una formidable progresión fruto, a partes iguales, del trabajo y un talento innato.

Su primera aparición en el campo profesional, con apenas diecisiete años, fue nada menos que en el Campeonato de España absoluto, en el que obtuvo la vigésima plaza; sin embargo, no tuvo que esperar mucho para lograr su primer triunfo, ya que se mismo año se adjudicó el Campeonato Nacional sub-25, un título que defendió con éxito al año siguiente. Su revelación internacional se produjo en 1976, al conseguir dos importantes títulos del circuito europeo, el Open de Holanda y el Trofeo Lancôme de Francia; además, formó pareja con Manuel Piñero en la victoria en la Copa del Mundo por Equipos y tuvo una actuación sobresaliente en el Open Británico, en el que fue líder durante las primeras jornadas para acabar finalmente en la segunda plaza: todo ello le hizo merecedor de la Orden del Mérito Europea, un galardón que volvió a obtener en 1977 después de sumar ocho triunfos, entre ellos los Open de Francia, Suiza y Japón, y de nuevo la Copa del Mundo por Equipos. En 1978 tuvo otra temporada estelar, cuando obtuvo su primer triunfo en el circuito norteamericano en el Open de Greensboro, además de conquistar el Open de Alemania y repetir victorias en Suiza y Japón. Ya en esta temprana época comenzó a forjar su leyenda como el jugador de los golpes imprevisibles, pero fue su triunfo en el Open Británico de 1979 lo que le situó, con poco más de veinte años, entre la élite del golf mundial.

Su actuación en el Masters de Augusta de 1980, en cuyo último recorrido llegó a aventajar en diez golpes al segundo clasificado, dejó asombrado al mundo y le convirtió en el primer europeo en conseguirlo, además del segundo jugador no estadounidense, tras el sudafricano Gary Player; también se convertía en el jugador más joven que lograba la prestigiosa "chaqueta verde". En 1981 protagonizó un final de temporada espectacular en el que cosechó cuatro triunfos, entre ellos el Open de España y el Campeonato Mundial de Match-Play, una de sus competiciones preferidas, que volvió a conquistar en 1982, 1984, 1985 y 1991. En 1982 destacaron sus triunfos en los Open de Madrid y Francia.

Su segunda victoria en el Masters, en 1983, le convirtió en el número uno del mundo incluso para la prensa norteamericana, tan propensa a subestimar a los golfistas europeos. Al año siguiente sumó igualmente un segundo Open Británico, su cuarto título de Grand Slam, en el mejor escenario posible: el legendario campo de Saint Andrews. Después de rozar de nuevo la victoria en el Masters de 1985, donde fue segundo tras el alemán Bernhard Langer, una magnífica temporada de 1986 en el circuito europeo le valió para obtener el nombramiento de jugador más destacado del continente. En 1987 su mejor resultado individual fue una tercera plaza en el Masters, tras perder en el desempate frente a Larry Mize y Greg Norman, mientras que en 1988, una de sus temporadas más exitosas, sumó a su palmarés un tercer Open Británico y siete torneos más. Durante esta época su trayectoria en la Copa Ryder, competición en la que había debutado en 1979, resultó especialmente brillante: en su tercera participación en 1985 se convirtió en una pieza fundamental en el histórico triunfo europeo sobre el equipo estadounidense, gesta que contribuyó a repetir en 1987; en los años noventa, ya como capitán del equipo europeo, volvió a sumar otras dos Copas Ryder, en 1995 y 1997, esta última con el especial significado de haberse disputado en el campo español de Valderrama.

Exceptuando el año 1991, durante la década de 1990 sufrió un bache de juego que posteriormente se tradujo en una sequía absoluta de títulos, el último fue el Open de España de 1995. Aunque en los últimos años noventa dio muestras de recuperación, la irregularidad de sus actuaciones, en las que suele alternar golpes dignos de su calidad con fallos estrepitosos, no le han permitido volver a brillar, ni de lejos, como en sus mejores tiempos. En 2000 se inauguró un trofeo que lleva su nombre, Seve Trophy, competición que enfrenta a un equipo de jugadores británicos e irlandeses con otro de europeos continentales. Entre los numerosos premios y galardones recibidos, Ballesteros fue Premio Príncipe de Asturias del Deporte en 1989 y pasó a ser miembro del Salón de la Fama del Golf en 1999.

En septiembre de 2006, en colaboración con Mariana Territo y Ricardo Rabinovich, presentó el libro Las claves del golf para la vida, un libro autobiográfico en el que narra, en primera persona, las experiencias que han marcado su amplia y brillante carrera y cómo pueden aplicarse al día a día cualquiera y en cualquier actividad que se desarrolle.

En octubre de 2008 anunció sorpresivamente que a causa de una indisposición y mareos, le habían diagnosticado un tumor cerebral. El golfista fue intervenido en cuatro oportunidades, para lograr la extirpación total del crecimiento tumoral. Al salir del hospital el 10 de diciembre, con un alta temporal, escribe en su página web que los cirujanos le habían posiblitado jugar un "Mulligan", (una segunda oportunidad, en la jerga del golf), y que la clave de una recuperación hay que buscarla en la fortaleza mental.

Autor

  • Miguel Ángel Hernanz