Parnell, Charles Stewart (1846-1891).
Político irlandés, nacido el 27 de junio de 1846 en Avondale, dentro del condado de Wicklow (Irlanda), y muerto el 6 de octubre de 1891 en Brighton (Inglaterra). El denominador común de su lucha política a lo largo de toda su vida fue conseguir para Irlanda la Home Rule, el gobierno autónomo, convirtiéndose de esta forma en líder del nacionalismo irlandés, principalmente durante la década de los años ochenta del siglo XIX. Dentro de este movimiento nacionalista, Parnell representó una de las vertientes más moderadas, que se caracterizó por el rechazo a la ocupación inglesa, aunque no a los ingleses.
Su vida, hasta convertirse en líder político, fue bastante contradictoria. Provenía de una familia de terratenientes protestantes irlandeses, es decir, del landorismo o aristocracia poseedora de tierras de origen angloamericano. Su familia, sobre todo por línea materna, le inculcó un rechazo a las tradiciones británicas. A pesar de ello, recibió en Londres una educación apropiada para su clase social; cursó estudios en varios centros académicos y, finalmente, en Cambridge, de donde no pudo extraer ningún recuerdo feliz, pues fue expulsado en 1869 por una falta leve y decidió no regresar nunca más. Parnell volvió a una Irlanda cuyo germen revolucionario social iba en aumento, especialmente con motivo de las fuertes medidas represivas que el gobierno británico había dictaminado contra el Irish Repubican Brotherhood (IRB), Hermandad irlandesa Republicana, cuyos seguidores eran conocidos como los fenianos. Durante los primeros años de la década de los setenta, se formó un nuevo partido, Home Rule League, cuyo programa político se caracterizaba por la reivindicación de establecer un gobierno autonómico local para Irlanda. Esta nueva organización política consiguió obtener cincuenta y seis candidatos al Parlamento en las siguientes elecciones, agrupados dentro de la formación liderada por Isaac Butt, otro líder nacionalista irlandés moderado. Parnell fue elegido al Parlamento por Meath en abril de 1875. Su política fue pacífica por principio, y su estrategia consistió en un constante obstruccionismo parlamentario y una continua presión en favor de sus intereses, tanto sobre liberales como sobre conservadores, posibilitada por el apoyo del importante número de representantes con que contaba. Fue así como se convirtió durante un tiempo en el árbitro político de la Cámara de los Comunes. Como principal resultado de esta práctica política se produjo la paralización casi total de las cuestiones imperialistas. Por tanto, a mediados de la década de los setenta, había llegado a convertirse, con apenas treinta y un años de edad, en el político más importante y brillante de la historia de Irlanda.
Sin embargo, toda esta situación beneficiosa para el nacionalismo irlandés se vio alterada por la aparición de una grave crisis económica, que situó al país cerca de los niveles de penuria que se habían alcanzado durante los años 1848-1849, a lo largo de la llamada Crisis de la patata o Hambre irlandesa. Esta circunstancia trajo consigo la ruina de los arrendatarios, que de nuevo se resistieron a los desalojos de sus tierras. El líder radical feniano del IRB, Michael Davitt, formó la Liga Agrarista, que más tarde se convirtió en la Liga Nacional de la Tierra (Irish National Land League), organización de la que Parnell llegó a ser su primer presidente. La acciones de esta agrupación se llevaron a cabo desde tres frentes: resistencia contra los grandes terratenientes, devoción revolucionaria constante y continuación de las obstrucciones parlamentarias. Inmediatamente, Parnell provocó una serie de agitaciones agrarias que, unidas a la constante obstrucción parlamentaria, trajeron como consecuencia la expulsión de una treintena de miembros de la Liga. Sin embargo, Parnell consiguió evitar la propuesta de la Liga de la Tierra de poner en marcha una secesión parlamentaria. En 1881, durante el segundo gobierno del liberal Gladstone, consiguió la aprobación de la Land Act, por la cual se concedía el principio de rentas equitativas. A pesar de este importante logro, los miembros más activos de la Liga de la Tierra no quedaron satisfechos, por lo que situaron al partido al borde de la ruptura total. Parnell y Davitt fueron detenidos y encarcelados en Kilmainham (Dublín), al tiempo que quedaba demostrado que sólo la personalidad de Parnell podía poner fin a las alteraciones de la sociedad irlandesa. Las negociaciones para su liberación comenzaron en 1882. Estas fueron dirigidas por William O'Shea, miembro moderado de la Liga de la Home Rule, cuya esposa era la amante de Parnell desde hacía un par de años. Parnell fue liberado por el Tratado Kilmainham, un acuerdo que incluía el compromiso de Parnell de instaurar la calma social a cambio de la presentación ante el parlamento de la Home Rule para Irlanda. La radicalización del movimiento en 1885 coincidió con la caída del gabinete Gladstone y la ascensión al poder del líder conservador Salisbury, que apenas se mantuvo en el poder un año, desde junio de 1885 hasta febrero de 1886, meses durante los cuales se impuso una política de represión, sobre todo tras los asesinatos protagonizados por el Irish Invincibles, en Phoenix Park (Dublín), donde murieron Frederick Charles Cavendish y Thomas Burke, secretario y subsecretario británicos, respectivamente, para Irlanda. Se desató una oleada brutal de violencia. El parlamento fue disuelto y se convocaron elecciones, tras las cuales, y por primera vez, el voto de los irlandeses, con ochenta y nueve representantes, fue clave a la hora de establecer un nuevo gobierno. La negativa de votar junto a los conservadores trajo como consecuencia la sucesión en el poder de los liberales, liderados todavía por Gladstone en lo que sería su tercer y último gobierno. Dependía para su mantenimiento en el poder del voto irlandés, y este compromiso le obligó a presentar ante la Cámara de los Comunes la Home Rule Bill para Irlanda, que provocó una situación muy grave tanto en Inglaterra como en Irlanda. Se produjo una fisura entre los irlandeses y los ingleses, otra entre los irlandeses con respecto al Ulster, e incluso una ruptura dentro del propio Ulster. Precisamente en este territorio existían dieciocho defensores de la autonomía de origen católico, situados en el oeste y el sur, frente a diecisiete protestantes contrarios a la autonomía, localizados principalmente en el este del condado y cuya situación económica era mucho más próspera. Esto trajo consigo la división de los parlamentarios liberales. Casi una centena de esta formación política votó junto a los conservadores partidarios de la unión. Bajo esta circunstancia, inevitablemente, se celebraron nuevas elecciones, cuyo resultado fue la vuelta del conservador Salisbury al poder; esta vez, por un período prolongado de tiempo, desde 1886 hasta 1892. Se volvió de nuevo a una política represiva, durante la cual se aprobó la Ley de criminales, que facilitaba la represión de cualquier tipo de organización pro-irlandesa. Asimismo, nombró a Balfour representante del gobierno británico en Irlanda, que se convirtió en el brazo ejecutor de las políticas represivas. La época fue conocida como de puntapiés y sonrisas, ya que las medidas represivas fueron compensadas con ligeras mejoras sociales, que venían a mostrar cómo los ingleses mataban con dulzura la autonomía irlandesa. Parnell, a pesar de superar con éxito las intrigas planeadas por el liberal Joseph Chamberlain, que intentó fraccionar al partido y minar el liderato de Parnell al hostigar a O'Shea a que ocupara su cargo, se retiró durante esta etapa de la actividad política. Esta decisión estuvo motivada tanto por el contratiempo político que supuso la ascensión conservadora, como por sus constantes problemas de salud, aunque no por ello perdió en ningún momento el respaldo de gran parte de la población irlandesa y británica que había recibido durante toda su vida, y ello a pesar de los esfuerzos de sus enemigos. Entre algunas de las diversas tramas que se urdieron contra él, destaca la publicación, en 1887, en todos los diarios del país de una declaración totalmente falsa en la que Parnell se negaba a condenar los asesinatos de Phoenix Park. Años más tarde, el periodista Richard Pigott fue acusado como máximo responsable de la conspiración contra Parnell, y se arrepintió de tal forma de esos actos que acabó suicidándose en Madrid poco después. La resolución y comprobación de la inocencia de Parnell le convirtió de nuevo en un héroe y mártir nacional.
A partir de entonces, su carrera comenzó a declinar. El asunto que propició su caída de la vida pública fue la petición de divorcio de O'Shea, debido a las relaciones que su mujer, Katherine O'Shea, mantenía con Parnell. Al hacerse públicas estas noticias, se minó la devoción que Parnell había despertado sobre todo entre los católicos irlandeses, aunque la primera reacción fue de apoyo total. En realidad, O'Shea, aliado nuevamente con Joseph Chamberlain, utilizó este procedimiento para hacer naufragar un nuevo intento de aprobar la Home Rule para Irlanda. Los ingleses despreciaron por esto a Parnell, lo que provocó su ruptura con los liberales. El partido no tuvo más remedio que analizar con frialdad la situación, lo que abrió un largo y emotivo debate en el que la mayoría rechazó la continuidad de Parnell en la dirección del partido. Inmediatamente después, la jerarquía eclesiástica católica apostólica romana denunció la inmoralidad de Parnell. Su matrimonio, en 1891, con Katherine O'Shea empeoró la situación, por lo que Parnell fue orientándose cada vez más hacia posiciones más revolucionarias. A pesar de la defensa de este líder desatada por el periódico nacionalista Freeman, su carrera política no volvió a resurgir. En octubre de 1891, meses después de su boda, murió acompañado de su mujer en su vivienda de Brighton. El cisma político abierto dentro de la Liga Nacionalista continuó hasta principios del siglo XX, y la concesión de la autonomía se retrasó hasta dicho momento. Fue enterrado en el cementerio de Glasnevin, (Dublín), en donde recibió un merecido entierro multitudinario.