A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
LiteraturaBiografía

West, Morris Langloz (1916-1999).

Narrador australiano, nacido en Melbourne (en el estado de Victoria) el 26 de abril de 1916, y fallecido en Sydney (en el estado de Nueva Gales del Sur) el 10 de octubre de 1999. Autor de una extensa producción novelesca que gozó de enorme difusión internacional en la segunda mitad del siglo XX y le situó en varias ocasiones en la lista de los autores más vendidos en todo el mundo, es particularmente recordado por sus ficciones ambientadas en el seno de la curia vaticana.

Vida

Perteneciente a una familia de la clase media en la que primaba la estricta observación de los valores religiosos -sus padres, Charles Langloz West y Florence Guilfoyle Hanlon, eran fervientes practicantes de la doctrina católica-, fue educado desde niño con el propósito de que abrazase pronto la vida religiosa, a la que, sin embargo, renunció el futuro escritor en plena juventud, arrastrado por su mayor vocación artística y literaria. Su formación primaria y secundaria se desarrolló en el Colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, congregación a la que se unió como postulante cuando contaba catorce años de edad y aún tenía la intención de ordenarse sacerdote; pero, poco antes de hacer sus votos solemnes, abandonó dicha Orden religiosa para matricularse en la universidad de su ciudad natal, donde cursó estudios de Arte y Humanidades.

Una vez concluida su formación superior, el joven Morris West se vio forzado a incorporarse al ejército de su nación, en cuyo seno ascendió hasta el grado de teniente en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Durante la conflagración bélica internacional, fue destinado primero al Sur del Pacífico, donde desplegó una intensa labor de información que propició su posterior ingreso en los Servicios de Inteligencia. El conocimiento directo de las redes de espionaje internacional, de las intrigas políticas secretas y de numerosos lugares del mundo que hubo de recorrer durante este período de su vida habría de tener, años después, una presencia notable en su obra de ficción.

Acabada la guerra, dio a la imprenta su primera novela bajo el título de La luna en el bolsillo (1945), opera prima que pasó inadvertida para la crítica y los lectores, lo que, en buena medida, demoró su propósito de dedicarse de lleno a la creación literaria. La experiencia adquirida dentro de la política exterior le condujo entonces hasta el cargo de secretario de William Morris Hughes (1862-1952), que había sido primer ministro del Gobierno australiano durante la Primera Guerra Mundial y, poco después, representante de su país en la Conferencia de paz de Versalles (1919). Tras un breve período al servicio de dicho político, Morris West, impulsado por su impetuosa iniciativa individual, abandonó su empleo de secretario para dedicarse por su cuenta a los negocios. Fundó, entonces, una empresa dedicada a la grabación de discos, actividad que le proporcionó abundantes beneficios y propició, en buena medida, que pudiera consagrarse poco después a sus afanes creativos respaldado por una cierta solvencia económica.

Fue la superación de una grave enfermedad que estuvo a punto de acabar con su vida lo que le determinó decisivamente a emprender esa carrera literaria que venía deseando protagonizar desde su juventud, cuando renunció a la vida religiosa en aras de una mayor profundización en la dimensión creativa de su personalidad. Tras renunciar, pues, a su importante cargo directivo en la casa discográfica y abandonar cualquier otra actividad empresarial y mercantil, dedicó un largo período de tiempo -merced a las ganancias recientemente obtenidas- a recorrer diversos países y adquirir una serie de conocimientos y vivencias que, sumados a sus ricas experiencias anteriores, le permitieron consagrase de lleno a la creación de su complejo universo narrativo. Y así, desde mediados de la década de los cincuenta -cuando publicó su segunda novela, Gallows on the Sund (1955)- hasta finales del siglo -cuando dejó concluida su narración póstuma La última confesión (1999)-, fue erigiendo una vasta y fecunda producción literaria que pronto le convirtió en uno de los escritores más conocidos y admirados en todo el mundo. Autor de algunos de los grandes bets-sellers internacionales de la segunda mitad del siglo XX -como Hijos del sol (1957), El abogado del diablo (1958), Las sandalias del pescador (1963), La salamandra (1973) y El maestro de ceremonias (1991)- Morris West cosechó algunos de los honores y reconocimientos literarios más prestigiosos de su tiempo, como el "Premio de la Hermandad de Cristianos y Hebreos", el "Premio James Tait" y el "Premio de la Real Sociedad Literaria Heinemann".

Su interés por poner al descubierto, a través de sus complejas ficciones, las intrigas políticas y financieras protagonizadas por las autoridades eclesiásticas le acarreó numerosos problemas con la Iglesia Católica, especialmente en su país natal, donde fue excomulgado por haberse vuelto a casar después de divorciarse. Abandonó, por ello, Australia y, durante casi tres décadas, vivió en diversos lugares de Europa (como Italia e Inglaterra) para afincarse finalmente en los Estados Unidos de América, país del que salió en 1980 para volver a fijar su residencia en su lugar de origen, donde la muerte le sorprendió en Sydney a los ochenta y tres años de edad, después de haber dejado impreso un monumental legado literario compuesto por una treintena de novelas, de las que se vendieron en todo el mundo -en vida del autor- unos setenta millones de ejemplares. Cosechó, además, un impresionante éxito teatral merced a su obra dramática titulada El hereje (1970), que, centrada en la figura histórica del filósofo italiano Giordano Bruno (1548-1600), que constituyó uno de los grandes éxitos de taquilla en la cartelera londinense de los años setenta.

Obra

Tras su fallida incursión inicial en la prosa de ficción por medio de La luna en el bolsillo (1945), Morris West regresó a los anaqueles de las librerías diez años después con Gallows on the Sund (1955), narración que, aunque tampoco le proporcionó un gran éxito de ventas, anunció su firme propósito de convertir la escritura en su única actividad profesional. Poseído, durante aquellos años de la década de los cincuenta, por una febril actividad creativa, dio a la imprenta una tercera novela que, publicada bajo el título de Kundu (1956), relataba el intento de sublevación de unos indígenas de Papúa-Nueva Guinea que, manipulados por la ambición de un hombre occidental, se rebelaban contra las autoridades políticas de su país que desde hacía varios años venían gestionando el fideicomiso impuesto por la ONU. Aunque la trama de esta obra no reviste el interés que luego alcanzarían otras intrigas urdidas por la poderosa imaginación del escritor de Melbourne, lo cierto es que su magnífica descripción de los devastadores efectos producidos por la llegada del hombre blanco -plasmados en la figura de ese siniestro y ambicioso personaje occidental que manipula a uno de los brujos locales para conseguir sus turbios propósitos- pone de manifiesto en esta obra la confusión y el caos que dominan entre los indígenas de muchos lugares del Pacífico, sumidos en la pobreza y la desesperación, e incapaces de adaptarse a los nuevos modos de vida impuestos por Occidente. La pérdida de las costumbres ancestrales de la población autóctona y, al mismo tiempo, su fracaso en el intento de asimilar una mentalidad y unas formas de vida que le son radicalmente ajenas, conforman el auténtico mensaje de esta tercera entrega narrativa de Morris West, orientada ya hacia la denuncia de la problemática social que le rodea.

Idéntico tono de crítica social y reflejo de las penosas condiciones de vida de los menos favorecidos regula el argumento de su cuarta narración extensa, Hijos del sol (1957), ambientada en los barrios marginales de Nápoles y considerada unánimemente por críticos y lectores como la primera gran aportación del novelista australiano a la literatura de su tiempo. Un nuevo éxito de ventas se apuntó Morris West con su siguiente novela, The Crowded Road (El camino atascado, 1957), publicada en el Reino Unido bajo el título de The Big Story (La gran historia, 1957), a la que siguió Backlash (1958), que se difundió en Europa como La segunda victoria (1958). Pero la notable difusión de estas dos obras no alcanzó, en modo alguno, el inmenso éxito cosechado por la siguiente entrega narrativa de Morris West, El abogado del diablo (1959), pronto convertida en uno de los grandes bets-sellers de su tiempo, y en la auténtica tarjeta de presentación del escritor de Melbourne en los principales foros y cenáculos de todo el mundo. Se trata de la primera incursión de Morris West en los entresijos de la curia romana, con una audacia y una profundidad que escandalizaron a numerosos lectores y que pronto le equipararon, en la valoración de la crítica internacional, con la figura del escritor británico Graham Greene (1904-1991), otro de los grandes autores contemporáneos que hicieron de la Iglesia Católica uno de los principales veneros de argumentos que surten sus obras.

En El abogado del diablo, Morris West narra la historia protagonizada por Meredith, un sacerdote que, poco tiempo después de averiguar que padece un mal incurable que pronto acabará irremisiblemente con su vida, es nombrado "Abogado del Diablo" para que actúe como fiscal religioso en el proceso de beatificación de un hombre al que todo un pueblo quiere elevar a los altares. A pesar de su drama interior, Meredith asume con honradez este cargo y despliega una audaz y minuciosa investigación que, después de granjearle numerosos enemigos en el mismo seno de la Iglesia, pone de manifiesto que Giaccomo Nerone no había sido tan santo como el pueblo cree, pues, entre otros episodios turbios de su pasado, había dejado embarazada a una mujer y se había negado a casarse con ella. Ante su inminente desaparición, Meredith busca desesperadamente un milagro que haga posible la beatificación de Nerone, pero será él quien, por su cuenta, logre otro milagro inesperado. Esta trama urdida por Morris West fue llevada a la gran pantalla en 1978 por el director Guy Green, lo que contribuyó a difundir el nombre del escritor australiano por todo el mundo occidental.

Tras la publicación, a comienzos de los años sesenta, de La hija del silencio (1961), Morris West volvió a centrarse en las intrigas vaticanas en su siguiente novela, Las sandalias del pescador (1963), primera entrega de la que después habría de conocerse como su "trilogía de novelas proféticas". En esta nueva obra maestra, el escritor de Melbourne sorprendió a propios y extraños con su invención de la figura literaria -luego refrendada por el curso de la historia- de un papa procedente del Este de Europa, con lo que se anticipó en más de tres lustros a la ocupación de la Silla Gestatoria por parte del polaco Karol Wojtila, quien, bajo el nombre de Juan Pablo II, se convirtió en el primer pontífice no italiano desde 1523. La novela cuenta la historia de Kiril Lakota, un arzobispo ucraniano que es el más joven de los ochenta y cinco cardenales reunidos en cónclave para elegir nuevo papa. Después de haber permanecido cautivo en Rusia durante diecisiete años, su nombre empieza a sonar con fuerza entre los candidatos a regir los destinos de la Iglesia Católica, en un momento histórico en el que la intensificación de la "guerra fría" hace impredecible cualquier reacción de las potencias occidentales y de la feligresía católica ante la llegada de un Sumo Sacerdote de origen eslavo. Cuando, finalmente, resulta elegido papa, todas las preocupaciones de la curia vaticana parecen centrarse en la manifiesta voluntad de Lakota de abrir nuevas vías de renovación y transformación en las anquilosadas estructuras de la Iglesia, sin que ninguna de las altas dignidades romanas se preocupe, en cambio, por la terrible hambruna que está diezmando en aquellos momentos al pueblo ruso. La amenaza de invasiones de los países vecinos a la Unión Soviética y de un nuevo conflicto bélico internacional entre las grandes potencias occidentales se complica aún más ante el nombramiento como Primer Ministro de la URSS de quien había sido, años atrás, el principal enemigo de Kiril Lakota, y el responsable último de su prolongado confinamiento en presidio. Obra, en fin, plagada de intrigas y radiografías del poder que invitan a reflexionar sobre el alcance de la justicia divina y terrena, esta espléndida novela de Morris West alcanzó también un notable éxito de taquilla en su adaptación cinematográfica, realizada en 1968 por el cineasta británico Michael Anderson, y protagonizada por algunos actores de la talla de Anthony Quinn, Vittorio de Sica y Laurence Kerr Olivier.

La segunda entrega de la "trilogía de novelas proféticas", presentada bajo el título de Los bufones de Dios, está protagonizada por otro Sumo Pontífice imaginario, el papa Gregorio XVII, una figura independiente y carismática que ha contribuido notablemente a que la opinión del Vaticano acerca de cualquier aspecto social y político del momento sea escuchada por todos los pueblos y sus gobernantes. Pero, a raíz de una revelación sobrenatural en la que se le anuncia el fin del mundo y la segunda venida de Cristo a la Tierra, el Colegio de Cardenales le obliga a renunciar al Trono de San Pedro, pues se estima que su propósito de comunicar al mundo entero, por medio de una encíclica, el contenido de esa revelación puede causar el pánico entre toda la feligresía católica. Esbozada magistralmente por la pluma de Morris West, la personalidad del papa queda sujeta a la interpretación del lector, quien llega a dudar acerca de que Gregorio XVII sea un místico, un demente o un fanático que sólo busca mantener intacto el enorme poder que le ha sido otorgado.

Lázaro, la tercera entrega de la "trilogía de novelas proféticas", cuenta la historia de otro papa ficticio, León XIV, quien aparece desde el comienzo del relato como el Vicario de Cristo que ha conseguido reducir con mano de hierro todos los conflictos surgidos en la Iglesia. Pero su recorrido triunfal al frente de la comunidad católica se ve truncado por dos graves amenazas que le ponen en peligro de muerte: una complicada operación de cirugía a corazón abierto, y una misteriosa organización terrorista ("La Espada del Islam") cuyo principal objetivo es acabar con el Sumo Pontífice. En plena madurez narrativa, Morris West vuelca en esta obra maestra toda su poderosa capacidad para urdir una acción rica en intrigas y muy bien documentada acerca de todos los pormenores de la vida en el Vaticano, al tiempo que asombra al lector por su clarividencia a la hora de vislumbrar los conflictos religiosos y su incidencia en la vida política y social de finales del siglo XX.

Otras novelas dignas de mención surgidas de la pluma del escritor australiano son las tituladas El embajador (1965), La salamandra (1973), El navegante (1977), Proteo (1979), El mundo es de cristal (1983), Manchado de sangre (1985), Dios salve su alma (1987), Jugada maestra (1989), Arlequín (1990), El maestro de ceremonias (1991), El ojo del samurai (1992), Los amantes (1993), Petróleo diabólico (1995), La máscara de la corrupción (1995), Al final del camino (1996), Eminencia (1998) -un nuevo acercamiento de West a los entresijos de la Santa Sede- y La última confesión (1999). También es autor de un ensayo de temática religiosa titulado Desde la cumbre: la visión de un cristiano del siglo XX (1997).

En La última confesión (1999), novela póstuma que no llegó a revisar íntegramente West antes de morir, el autor de Melbourne rescata la figura de Giordano Bruno, el monje dominico y filósofo racionalista italiano que fue condenado a morir en la hoguera en 1600, después de haber sido sometido a un riguroso procesamiento por parte de la Inquisición. Siempre atento a los conflictos internos de la Iglesia Católica, Morris West reconstruye a lo largo de esta obra los últimos quince días de vida del pensador italiano, sirviéndose para ello de un supuesto diario íntimo que, en la ficción del autor australiano, fue escribiendo Giordano Bruno durante su confinamiento en las cárceles del Santo Oficio. Se presenta así su vida y sus ideas como un testamento literario atribuido al propio ajusticiado, quien, acusado de herejía, deja unas valiosísimas anotaciones no sólo acerca de ese pensamiento por el que se ve acosado, sino también sobre el panorama cultural e intelectual de su época (con ricos datos relativos a la astrología, la adivinación y el ocultismo). Su huida de Nápoles -rememorada en este diario espurio- y su recorrido por buena parte de Europa (Francia, Inglaterra, la actual República Checa, etc.) le permiten mostrar la fragmentación de la filosofía occidental a finales del siglo XVI, así como la cerrazón del catolicismo, demasiado ocupado por aquellos tiempos en combatir el luteranismo y otra suerte de herejías, e incapacitado por ello para abrirse al pensamiento racionalista.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.