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HistoriaBiografía

Vigil Pascual, Marcelo (1930-1987).

Historiador español, nacido en Madrid, el año 1930, y muerto en Salamanca, el año 1987. Estudió Filología Clásica en la Facultad de Madrid, donde fue alumno de las más eminentes figuras del momento: José Vallejo, Manuel Fernández Galiano, Francisco Rodríguez Adrados, Santiago Mateo Díaz y Antonio García y Bellido. Gracias al magisterio de estos hombres Marcelo Vigil pudo obtener una excelente formación y profesionalidad científica. Se trataba, sin lugar a dudas, de la mejor escuela de Filología Clásica de España. También conoció de cerca el magisterio de eminencias en otras disciplinas, como Emilio Gómez Gómez en Árabe, Dámaso Alonso en Filología Románica, Manuel Terán en Geografía, etc. En este ambiente académico se formó Marcelo Vigil, estudiando el latín y el griego con el máximo aprovechamiento.

Al acabar su licenciatura, se vinculó al profesor Antonio García y Bellido, catedrático de Arqueología y director del Instituto Rodrigo Caro, dependiente del C.S.I.C., para realizar su tesis doctoral. Durante el año académico 1958-59 obtuvo una beca de diez meses para estudiar en el British Concil de la Universidad de Londres, donde trabajó sobre vidrios romanos, bajo la dirección del prestigioso doctor Harder. En Londres también asistió a los cursos del Instituto de Arqueología impartidos por el profesor Evans sobre el Neolítico, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. La corta pero fructífera estancia en Londres fue fundamental para su posterior formación. Significó para Marcelo Vigil vivir en un país moderno y gozar de todas las libertades espirituales, lo que hizo que tomara conciencia de la orfandad metodológica por la que pasaba la Universidad en España (con saludables excepciones antes señaladas). En Inglaterra estudió profundamente vidriería antigua, tema de su tesis doctoral que leyó en la Universidad de Madrid con notable éxito. En el curso 1960-61 consiguió una beca para la Universidad de Roma que influiría poderosamente en su posterior vida científica. Allí conoció al profesor Bianchi-Bandinelli que le introdujo en los estudios del Bajo Imperio, tema éste que ya no abandonaría. El verano de 1961 consiguió una beca para Austria, invitado a las excavaciones que se estaban realizando en Magdalenberg, bajo la dirección del profesor Egger y en Carnuntum, con el profesor Volters. Con todo este impresionante bagaje Marcelo Vigil había completado su formación filológica, arqueológica e histórica.

En el año 1965 obtuvo, por fin, la cátedra de Historia Antigua en la Universidad de Granada, creada por primera vez en dicha universidad. Vigil desempeñó su trabajo con rigor y entusiasmo, rompiendo moldes con la aportación de ideas nuevas. La consecuencia de todo ello se tradujo en la dirección de tesis doctorales, seguimiento de discípulos y la creación de una biblioteca universitaria especializada. Al quedar vacante la cátedra en la Universidad de Salamanca no dudó en trasladarse a la ciudad del Tormes. Profesó allí hasta su muerte, con la misma dedicación y entusiasmo, y creó un grupo de trabajo que actualmente sigue en activo.

En el año 1963 inició una serie de colaboraciones con el profesor Abilio Barbero de Aguilera, de un talante puramente histórico, sobre el mundo tardorromano y altomedieval. Estas publicaciones fueron la mayor contribución de Marcelo Vigil a la Historia. Rara vez se ha encontrado en el mundo de la Universidad una sintonía tan perfecta entre dos colaboradores, hasta tal punto que se hacía difícil saber qué concepto o idea pertenecía a uno u otro historiador. Ambos eran capaces de escribir por sí mismos lo que escribieron juntos. Discutían los problemas hasta el más mínimo detalle y una vez que llegaban a una conclusión, ésta era encuadrada en el conjunto sin fisuras y sin contradicciones. El trabajo que inició esta fructífera colaboración se titulaba “Sobre los orígenes sociales de la Reconquista”, publicado en 1965 en el Boletín de la Real Academia de la Historia. Fue un trabajo revelador de una nueva concepción de la historia de España alto medieval. Ambos autores partieron del hecho de la pervivencia de las estructuras gentilicias entre los cántabros y astures en la Alta Edad Media, adoptando así un punto de vista radicalmente opuesto a las argumentaciones al uso de la historiografía española. En el año 1968 volvieron a colaborar en la publicación de otro trabajo titulado “Algunos problemas sociales del norte de la Península a fines del Imperio Romano”, publicado en la colección de Raíces de España. En 1969 preparó para la imprenta su tesis doctoral El vidrio en el mundo antiguo, obra con un alto interés arqueológico, además de ser la única que aborda el tema. En ese mismo año sacó a la luz la obra Manual de Historia Antigua de España, donde da un repaso, sintetizado pero muy sugerente, de toda la Prehistoria e Historia Antigua de España, hasta la Baja Romanidad. Planteó los problemas básicos que podían interesar a los estudiantes universitarios.

Entre los años 1970-78, tanto Vigil como Barbero, trabajaron en la elaboración de su mejor obra, uno de los libros fundamentales de la historiografía española, La formación del feudalismo en la Península Ibérica. Básicamente la obra venía a demostrar la formación de las estructuras feudales en la Baja Romanidad y que continuaron en la época visigoda, pero que fueron bruscamente frenadas por la invasión de los musulmanes. Ambos autores examinaron con profundidad las fuentes disponibles y tuvieron muy en cuenta la aportación al estudio de las diferentes disciplinas auxiliares.

Marcelo Vigil siguió con sus trabajos de arqueología, entre los que destaca su labor de dirección en las excavaciones del circo romano de Toledo, durante los años de 1963-64. En dichas excavaciones logró encontrar señales tardorromanas y visigodas. Precisamente la muerte le sorprendió cuando estaba ordenando los materiales encontrados para publicar su Memoria.

Bibliografía

  • VV.AA: Homenaje a Marcelo Vigil Pascual. Salamanca, 1989.

  • CHG.

Autor

  • Carlos Herráiz García.