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PsicologíaReligiónBiografía

Poveda Castroverde, San Pedro (1874-1936).

Sacerdote español, nacido en Linares (Jaén) el 3 de diciembre de 1874 y muerto en Madrid el 28 de julio de 1936. Fundó la Institución Teresiana y murió martirizado por las milicias rojas al inicio de la Guerra Civil española. La piedra fundamental de su pensamiento pastoral fue la recristianización de la sociedad partiendo de la acción de los seglares, desde las propias estructuras mundanas y desde el ejercicio de la propia profesión laical.

Después de realizar sus estudios primarios en su ciudad natal, siguió los de bachillerato en Jaén y en Baeza. Empujado por necesidades económicas se trasladó a Guadix (Granada), donde siguió la carrera eclesiástica hasta ser ordenado sacerdote en 1897. En esta ciudad ejerció sus primeros años de sacerdocio; se encarnó en la dura realidad de los obreros que vivían en cuevas y alquiló una de éstas para instalar su residencia entre los más pobres. Pronto su acción evangelizadora dio excelentes resultados, pero su obra quedó truncada al trasladarse don Pedro a Covadonga. Allí, entre los años 1906-1911, ahondó en la reflexión y el estudio del proceso de secularización que comenzaba a darse en la sociedad española. Se sentía absorbido por la preocupación de la Pedagogía, pues se convenció de que lo más urgente en aquella sociedad era la educación de la base cristiana. Desde el primer momento acariciaba un gran proyecto de aunar todos los esfuerzos educativos desplegados por los católicos en lo que él llamaba "Institución Católica de Enseñanza", como dejó plasmado en cuatro opúsculos de aquella época: Ensayo de proyectos pedagógicos para la fundación de una Institución Católica de Enseñanza, Alrededor de un Proyecto, Diario de una Fundación y Simulacro Pedagógico (Las Academias). Con el ánimo de poner en marcha este proyecto, se abrió en 1911 las dos primeras academias: una en Gijón, para varones, y otra en Oviedo para mujeres. Y es que ésta fue otra de las grandes intuiciones de don Pedro: brindar un cauce cristiano a las mujeres, en el momento en que ellas comenzaban a abrirse paso en los diversos estamentos de la sociedad a través de su preparación en una profesión.

Fue precisamente en el campo femenino donde mejor iba a materializarse su idea. Tras la academia femenina Santa Teresa, de Oviedo, vendría al año siguiente la de Linares. En 1913, don Pedro se trasladó en calidad de canónigo a Jaén. Por aquellos días se estaba preparando el proyecto gubernamental de dotar a todas las capitales de provincia de una Escuela Normal. Esta fue la oportunidad que aprovechó don Pedro para promover, en el interior de la Iglesia, la idea de fundar residencias junto a las Normales para acoger a las alumnas y preparar cristianamente a las futuras profesionales de las escuelas. Fue así como junto a la Normal de Jaén fundó, en 1913, la Academia de Santa Teresa. Y precisamente en la dirección de esta Normal encontraría a la mujer que se convertiría en cofundadora de la Institución: María Josefa Segovia Morón. En 1916 existían ya en el ámbito nacional siete academias, aunque sin ningún vínculo entre sí. Don Pedro creyó llegado el momento de darle un sustento legal y jerárquico a su proyecto de cristianizar la cultura desde los seglares. Esto ocurrió con la aprobación eclesial del obispo de Jaén, Monseñor Plácido Ángel Rey Lemos (16 de julio de 1917), con la cual la Institución Teresiana quedaba constituida de derecho diocesano. En lo eclesiástico se convertía en Pía Unión, y en lo civil aparecía como fundación benéfico-docente, aprobada el 30 de mayo de 1918. La aprobación pontificia llegó de Roma el 11 de enero de 1924, con el nombre de Pía Unión de Hijas de Santa Teresa.

En 1919, don Pedro fue llamado a Madrid para ejercer de capellán real. Este cargo fue providencial, pues la presencia del fundador en Madrid le brindó la oportunidad de realizar un intenso trabajo a nivel universitario no sólo entre las estudiantes, sino también entre las profesoras y profesionales. Instituyó entonces la Liga Femenina de Orientación y Cultura que reunía a mujeres profesionales de serio compromiso cristiano, las cuales, junto con las Cooperadoras de la Institución Teresiana, eran el fermento para la cristianización de ambientes culturales de la sociedad moderna. El influjo evangelizador de don Pedro alcanzaba también a organizaciones de maestros y de padres de familia. Por eso, cuando el 18 de julio de 1936 arreció la persecución republicana contra la Iglesia Católica, don Pedro Poveda fue buscado expresamente para ser asesinado diez días después, en la madrugada del día 28. Para esta fecha el número de centros de la Institución Teresiana ascendía a 38, repartidos por España, Italia, Chile, Argentina y Uruguay. Fundador y mártir, fue beatificado el 10 de octubre de 1993 y canonizado una década después (4 de mayo de 2003) por su santidad Juan Pablo II.

Entre sus escritos, además de los mencionados, están: En provecho del alma (1909), Plan de vida (1909), Para los niños (1910), La Voz del Amado (1910), Visita a la Santina (1911), Consejos a las profesoras de las primeras academias (1912), El estudio de la Pedagogía en los seminarios (1916) y Hablemos de las alumnas (1935). Después de su muerte, sus obras fueron recogidas en varios volúmenes: Meditaciones y consideraciones (2 vols., 1944-46) y Cartas (1956). Sus escritos pedagógicos han sido publicados con el título de Itinerario Pedagógico (1964).

CCG.

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