Miguel II Psello, Emperador de Bizancio (¿-829).
Emperador romano, nacido en la región de Amoria, que ocupó el trono de Bizancio desde 820 hasta su muerte, acaecida en Constantinopla el 2 de octubre de 829.
Gracias a su talento, el humilde Miguel pudo escalar los puestos más altos del escalafón militar bizantino y desempeñar una gran labor en el thema de Anatolia, donde se casó con la hija del comandante, Thekla, quien le dio un hijo, que le sucedería en el trono con el nombre de Teófilo. Cuando en el año 803, Bardanés el Turco y Nicéforo entablaron su particular lucha por hacerse con el trono imperial, tanto León el Armenio (futuro emperador León V) como Miguel apoyaron al primero, para pasarse enseguida a las filas de Nicéforo, quien terminó por hacerse con el trono imperial. Años más tarde, al advenimiento de León V al trono, éste nombró a Miguel como doméstico de los ex cubitores, con el rango de patricio; seguidamente, León V ofició como padrino del hijo de Miguel, lo que estrechó aún más los lazos entre ambos personajes.
La ambición personal de Miguel por hacerse con el trono imperial hizo que León V recelase cada día más de su favorito, hecho que se confirmó el 24 de diciembre del año 820, cuando fue informado de una conjura palaciega para derrocarle en la que se hallaba implicado Miguel. Con semejante prueba de alta traición, condenó a Miguel a ser atado a un poste y arrojado a la calefacción del agua del palacio, procedimiento infame que se reservaba para los delincuentes del populacho. Al día siguiente, sus partidarios se rebelaron, asesinaron a León V y proclamaron nuevo emperador a Miguel, con lo que se instauró la dinastía Amorita.
Legalizada por la bendición del patriarca de Constantinopla, la posición de Miguel como emperador fue segura en la capital del reino, no obstante lo cual encontró una fuerte oposición en casi todas las provincias periféricas del Imperio y, concretamente, en Antioquía, foco principal de los disidentes, encabezados por Thomás el Eslavo, quien se autoproclamado emperador en dicha ciudad. La guerra civil entre ambos personajes duró hasta la primavera del año 823, cuando las tropas imperiales derrotaron a las rebeldes en la batalla de Diábasis. Tanto Thomás como su hijo y “sucesor”, Anastasio, fueron asesinados sin piedad. Los partidarios de Thomás resistieron parapetados en la Tracia y en ciertos enclaves del Asia menor, pero tras la captura y asesinato de su líder, fueron cediendo paulatinamente.
Una vez que Miguel consiguió asegurar su posición en el trono, relajó un tanto su política exterior, lo que permitió que el califato abbasí se fuera extendiendo por el Mediterráneo con el resultado de que entre los años 824-27, los musulmanes habían conquistado todas la isla de Creta y gran parte de la Italia del sur, haciéndose dueños absolutos de todas las rutas marítimas occidentales. No obstante, desde su papel de emperador, Miguel II intentó acercar las dos posturas religiosas irreconciliables (iconoclastas e iconodulios), que tanto derramamiento de sangre y problemas había causado al Imperio, a un acuerdo estable y duradero que asegurara el fin de las guerras y la estabilidad del propio Imperio. El propio emperador, decidido partidario de la iconoclastia, nuca atacó con violencia ni persiguió a los partidarios de la iconodulia. Pero tal postura conciliadora, en vez de arreglar las cosas, lo único que hizo fue descontentar a ambos partidos y empeorar el conflictivo clima religioso que heredaría Teófilo, tras la muerte de su padre en el año 829.
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CHG.
