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HistoriaPolíticaBiografía

Filípico Bardanés, Emperador de Bizancio (¿-714).

(711-13).

Emperador romano, de origen armenio, que ocupó el trono de Bizancio entre el 711 y 713, de cuyo nacimiento no se tienen datos, aunque sí se sabe que murió en Constantinopla el 20 de enero de 714, después de haber sido depuesto del trono y cegado por su sucesor, Anastasio II.

De verdadero nombre Bardanés, fue hijo del patricio Nicéforo de Pérgamo, población situada al oeste de Turquía. Pronto consiguió escalar los puestos más importantes de la corte, lo que propició que aglutinase una enorme influencia bajo el reinado del emperador Tiberio III, quien, temeroso del creciente poder que estaba adquiriendo dentro de la corte y sabedor de que preparaba un complot para destronarle, lo desterró a la isla de Iona (Cefalonia), destierro que le fue levantado por el nuevo emperador, Justiniano II, quien le puso al frente de una expedición de carácter punitivo contra la ciudad de Cherson, situada en la península de Crimea. Bardanés, ávido siempre de poder y haciendo gala de gran astucia, aprovechó el momento y la fuerza del ejército puesto a su disposición para, en noviembre de 711, entrar en Constantinopla, matar a toda la familia del anterior emperador, y subir al trono con el nombre griego de Filípico Bardanés

Filípico fue un defensor a ultranza de la doctrina religiosa conocida como monotelismo, que había inicado en Oriente durante el siglo VII el patriarca de Constantinopla Sergio, que aseguraba la unidad de la obra y voluntad de Cristo en una sola persona. Filípico hizo retirar todos los iconos y pinturas del palacio que hicieran referencia al III Concilio de Constantinopla, celebrado el año 681, por el que el monotelismo fue condenado como herético. Filípico hizo lo mismo con los nombres de los protagonistas del evento. La siguiente medida que tomó, de todo punto lógica según su credo religioso, fue rehabilitar a los condenados en dicho concilio y expulsar del patriarcado a Ciro, por negarse a reconocer la nueva doctrina. En su puesto colocó al diácono Juan, afecto a los intereses y creencias del nuevo emperador. Debido a su política religiosa, bastante represora y heterodoxa, Filípico no fue reconocido como emperador por el papa Constantino I.

En política exterior, el reinado de Filípico fue un completo desastre, ya que se entregó por completo a los placeres de la corte y a deshacerse de cualquier oponente político, lo que le impidió defender el Imperio de los constantes ataques provenientes de las fronteras. Los búlgaros asediaron Constantinopla en la campaña del año 712, a lo que se sumó una gran cantidad de ciudades capturadas por el califa omeya, entre los años 712-713, campañas que culminaron con el saqueo e incendio de Antioquía, última acción de los árabes que, probablemente, provocó la rebelión de los altos mandos militares, que nombraron como emperador a Artemio, secretario jefe del inepto emperador, quien subió al trono imperial con el nombre de Anastasio II. Filípico, como solía ser habitual en la época, fue cegado y encerrado en un monasterio de Constantinopla de por vida, donde moriría al año siguiente, en extrañas circunstancias.

Bibliografía

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CHG.

Autor

  • Carlos Herráiz