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HistoriaLiteraturaBiografía

Mexía de Ovando, Pedro (ca. 1560-ca. 1639).

Hidalgo y literato español nacido probablemente en Cáceres hacia 1560 y fallecido hacia 1639. Según el mismo declara en su obra más famosa, la Ovandina, era sobrino de Hernán Mexía de Jaén, veinticuatro o regidor de la citada ciudad, poeta del Cancionero general y autor del más importante tratado nobiliario del siglo XV hispano, el Nobiliario vero.

Vida

No existe demasiada información para reconstruir su biografía, y en la mayoría de los casos procede de datos supuestamente autobiográficos que se pueden hilar de la lectura de sus obras. Fue hijo segundo de Diego Mexía de Ovando, freire de la Orden de Santiago, y nieto de Pedro Mexía de Ovando, señor de Cozuelos y embajador del emperador Carlos V. Entrado en la carrera militar desde muy joven, parece ser que estuvo durante algún tiempo sirviendo en el ejército español del reino de Nápoles, pues el propio autor relata su prisión en el castillo de Elba, aunque la gran cantidad de acciones bélicas acontecidas en la época impide saber con más exactitud a cuál se refiere. Sí se sabe con seguridad que en 1599 estaba de nuevo en España, pues acompañó a su padre, el caballero santiaguista Diego Mexía de Ovando, a las Cortes celebradas en Barcelona en ese año, donde contempló cómo el rey Felipe III, asistía a la ceremonia de traslado de la imagen de Nuestra Señora de Montserrat desde el antiguo cenobio hasta la nueva ubicación.

Este dato, lejos de ser pueril, tiene bastante importancia, puesto que la referencia que realiza dentro de su Ovandina permite saber que Pedro Mexía de Ovando, para esa fecha, ya estaba totalmente imbuido en la redacción de esta obra. Posteriormente, después de haber servido como soldado en diversos frentes, Mexía de Ovando viajó hacia las Américas en busca de mejor fortuna. Hacia 1601 se estableció en Nueva España, donde conoció a la que sería su esposa, Francisca Muñoz de Hinojosa, enlace del que nacería su única descendiente, Juana Mexía de Rebolledo. Hacia 1610 se estableció en la Española, donde residió con su familia una temporada extensa, aunque acabó por trasladarse a Lima. Gracias a su amistad con Gabriel de Chaves Osorio, gobernador de Santo Domingo, Mexía de Ovando fue nombrado en 1630 alcalde mayor de algunas poblaciones venezolanas, por lo que pasó a residir en Nueva Zamora (Venezuela). En 1638 regresó a España y, a partir de ahí, su rastro se pierde, por lo que es imposible conocer con exactitud la fecha de su muerte.

Obra

Pedro Mexía siguió los pasos literarios de su tío Hernán, ya que publicó en Lima (Jerónimo de Contreras, 1621) su Ovandina, cuyo título completo es el de Primera parte de los Quatro Libros de la Ovandina de don Pedro Mexía de Ovando: donde se trata la naturaleza y origen de la nobleza política, y el de muchas y nobilísimas casas, con los que han passado dellas a estos reynos y al de la Nueva España. La obra, dedicada a Diego Pimentel, marqués de Gelves y virrey de Nueva España, quedó claramente incompleta del propósito inicial del autor, puesto que sólo aparecieron dos libros formando un único tomo, que además está claramente desequilibrado, ya que el libro primero cuenta con 47 capítulos y el segundo sólo 13. A pesar de esta razón, de su carácter inconcluso, la Ovandina conforma un espectro genealógico importantísimo para el estudio de la continuidad nobiliaria entre las familias españolas que se instalaron en América durante los siglos XVI y XVII. Además, su autor, que conoció el Nobiliario vero de su tío Hernán Mexía, trató de dar una explicación coherente con los nuevos tiempos a la preeminencia socioeconómica de la nobleza, cuestión en la que demuestra tener conocimiento de otros famosos tratados medievales, como el De nobilitate de Bártulo de Sassoferrato, o las obras de Godofredo de Viterbo (aunque bien es cierto que pudo conocerlas de segunda mano, a través de las noticias del Nobiliario vero).

Sin embargo, gran parte de la veracidad histórica de los datos genealógicos contenidos en el libro han sido puestos en severa cuarentena por los historiadores modernos, dado que, desde todo el proceso de elaboración, venta y difusión de la Ovandina, pesó el azote de la Inquisición, que trató de comprobar algunas denuncias efectuadas sobre todo a instancias de don Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache y virrey del Perú. El virrey Borja, al no salir, ni él ni su familia, bien parado en la reconstrucción genealógica de Mexía de Ovando, comenzó a levantar las suspicacias sobre el dinero que el autor había percibido por familias nobiliarias que, sin tener, en principio, una notable importancia, sí fueron incorporadas. En el mismo año de su impresión, 1621, comenzó a circular por Lima un burlesco Romance a la Ovandina, que desprestigiaba en tono burlesco los datos registrados por la pluma de Mexía de Ovando:

Ya ha salido en conclusión
la hidalguera del chorrillo,
fundada sobre palillo
sin cimiento ni escalón.

Y así es mucha razón
preguntar aquestos tales
diciendo: ¿tú cuánto vales?
¿Yo? Cincuenta, un patacón.

(Recogido por Morales Borrero, op. cit., p. 246).

Como sin duda delata la última estrofa, parece ser cierto que Pedro Mexía de Ovando recibió entre 50 y 100 pesos por cada linaje indiano de Perú al que encontró, de manera fiable o no, algún antepasado ilustre en España. Estas razones fueron suficientes para que la Inquisición, basándose en los informes del jurista Francisco Verdugo, certificase la notable falsedad de muchos de los datos contenidos en la Ovandina y dictase la desaparición de gran parte de la edición limeña de la obra.

De hecho, esta desaparición ha convertido la Ovandina en uno de los más raros libros impresos de la producción tipográfica peruana, un ejemplar de alto valor en el mercado de los bibliófilos. A finales del siglo XX, la única impresión de la Ovandina que se salvó del fuego inquisitorial era custodiada en la Real Academia de la Historia (Madrid), que la compró a un anticuario madrileño, Mariano Murillo, en el año 1889, por instancias de uno de los académicos, don Francisco de Uhagón, marqués de Laurencín. El libro costó una fortuna para la época (2.000 pesetas) y, según el informe que el marqués de Laurencín presentó a la Real Academia, parece ser que fue el propio ejemplar de prueba que el autor envió a la Inquisición española para que fuese revisada la Ovandina, razón por la que se salvó de la hoguera. A pesar de todos estos factores, estaba por hacerse una revisión a fondo de la obra que demostrase cuánto hay de verdad en sus genealogías y cuánto de invención de su autor.

Bibliografía

  • MEXÍA DE OVANDO, P. La Ovandina [Tomo I]. (Ed. M. Serrano y Sanz, Madrid, Victoriano Suárez, 1915).

  • MORALES BORRERO, M. Hernán Mexía, escritor giennense del siglo XV. (Jaén, Diputación Provincial, 1997).

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez