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HistoriaReligiónBiografía

Lorenzo Ruiz de Manila, San (1600-1637).

Mártir y santo laico filipino, nacido en Binondo (Manila) probablemente en 1600 y fallecido en Nagasaki (Japón) el 29 de septiembre de 1637, que predicó el cristianismo en Japón y sufrió por ello martirio. Fue el primer nativo filipino canonizado por la Iglesia.

Hijo de padre chino y madre tagala, Lorenzo Ruiz fue educado no obstante en la religión cristiana, de la que sus progenitores eran fieles devotos. En la infancia asistió a la escuela de los padres dominicos de su localidad natal, y a partir de entonces su vida estuvo vinculada estrechamente a esta orden regular, primero como sacristán del convento que los frailes tenían en Binondo y después ejerciendo la función de secretario o notario, merced a su pericia en la escritura. Según las fuentes también fue un miembro de la Cofradía del Santo Rosario, institución presente en las Filipinas desde 1587, y parece ser que contrajo un matrimonio del que tuvo dos hijos y una hija, aunque se desconocen sus nombres.

En 1636 se vio involucrado en un crimen cometido en Manila, y ante la perspectiva de ser acusado de ello, decidió embarcar en una expedición junto a otros cuatro misioneros dominicos cuyo destino era en principio Macao, aunque después la nave se dirigió hacia Japón, país donde el cristianismo estaba perseguido. En consecuencia, poco después de haber arribado a la isla de Okinawa (archipiélago de las Ryukyu), Lorenzo y sus compañeros fueron apresados y encarcelados. En septiembre de 1637 fueron enviados a la ciudad japonesa de Nagasaki para ser allí juzgados, pero ante la negativa a abjurar de la fe cristiana fueron martirizados con horribles torturas. Mientras algunos de los dominicos renegaron finalmente de su fe, Lorenzo resistió todos los tormentos y proclamó su disposición a morir por Dios con las siguientes palabras: “Soy cristiano y seguiré siendo cristiano hasta el mismo instante de la muerte [...] sólo a Dios le ofreceré mi vida, y aun si tuviera mil vidas, mil veces se la ofrecería”. Una de las más terribles torturas a las que fue sometido consistió en obligarle a ingerir enormes cantidades de agua hasta que ello le provocaba el vómito, práctica que sufrió repetidas veces durante dos días; pese a ello, siguió sin renegar de Dios. Finalmente, el día 27 de septiembre fue conducido hasta la colina sagrada de Nishizaka, donde fue ahorcado y colgado boca abajo. Sus restos mortales se arrojaron al fuego y las cenizas lanzadas al mar.

Durante la primera visita de Juan Pablo II a las Filipinas, en febrero de 1981, el sumo pontífice le beatificó junto a otros quince misioneros muertos en Japón durante el siglo XVII, y finalmente el 18 de octubre de 1987 fue canonizado en el Vaticano junto a los otros misioneros dominicos, aunque de todos ellos sólo Lorenzo Ruiz era originario de las islas. Su festividad se celebra el día 28 de septiembre.

Autor

  • MAH 10-2-2003.