Henríquez, Juan [administrador colonial español] (1630-?).
Administrador colonial español nacido en 1630 en Lima y muerto en Perú en fecha desconocida. Fue gobernador de Chile (1670-1682), reestructuró sus defensas frente al filibusterismo y mejoró las obras públicas y la economía del país.
Estudió leyes en la universidad de Lima. Tras graduarse en Cánones y Leyes en Salamanca, prestó numerosos servicios militares a la Corona, tanto en Nápoles, como en Flandes. Fue elegido capitán general de Chile por la reina regente, Mariana de Austria, el 21 de agosto de 1668 y llegó a Santiago en 1671. El objetivo perseguido por la Corona con su nombramiento era terminar con los enfrentamientos provocados por el gobernador Meneses, y se cumplió ampliamente, ya que Henríquez fue un buen administrador, ya que realizó grandes servicios en los aspectos militares y económicos, reconocidos por la mayoría de los historiadores chilenos. En el primero de ellos mantuvo un estado de paz con los araucanos, tras un enfrentamiento ocurrido al poco de llegar que permitió establecer un tratado para sostener la situación como estaba, sin nuevas operaciones de penetración, ni combates. Prohibió que se siguieran tomando prisioneros de guerra mapuches a partir de 1674 y favoreció la entrada de misioneros, principalmente jesuitas, que emprendieron entonces cuatro expediciones a la mítica ciudad de los Césares, que venía desde la época de la conquista. El jesuita Mascardi fue quien mas se distinguió en esta empresa frustrada.
Henríquez tuvo también una actuación positiva frente al filibusterismo, que asolaba anteriormente las costas chilenas. A poco de llegar a Chile apareció una nave inglesa mandada por John Narborough, amenazando con atacar Valdivia. Entre Inglaterra y España existía un tratado de paz desde 1667, pero esto no fue obstáculo para que el Gobierno londinense ordenara a Narborough hostilizar Chile. El corsario, si puede calificársele de tal, pues más bien era un filibustero, llegó en 1669 a Puerto Deseado (Patagonia argentina) y tomo posesión del mismo para Inglaterra. Luego pasó al océano Pacífico por el estrecho de Magallanes y se presentó ante Valdivia el 14 de diciembre del mismo año. Comprendiendo que no tenia fuerzas suficientes para tomar dicha plaza, regresó a Inglaterra. Henríquez se planteó entonces el problema de preparar mejor la defensa chilena frente a los corsarios y filibusteros y organizó una flotilla volante para repeler sus ataques y perseguirles. Estas medidas fueron puestas a prueba con la llegada de Bartolomé Sharp a La Serena en diciembre de 1680. El filibustero exigió la suma de 95.000 pesos para no saquear y destruir la ciudad, pero luego, viendo que se demoraba la entrega del dinero, ordenó el saqueo e incendio de la ciudad por los cuatro costados. Sharp huyó a la isla Juan Fernández, tradicional refugio de los piratas, pero se encontró con la sorpresa de que aparecieron por allí los tres buques de la escuadra volante recién creada y tuvo que huir rápidamente. Se dirigió a Arica, Iquique y Huaso, que saqueó. Valdivia, que siempre había sido un puerto abierto a los piratas, fue fortificado; había estado vinculado al Perú, desde donde se enviaban a ella los presos, pero desde 1676 pasó a ser jurisdicción plena de Chile, lo que permitió su reajuste y defensa.
En el orden interno, Henríquez se mantuvo al margen de los conflictos realizados por los bandos rivales de Santiago, pero cuando se sintió firme comenzó a frenarlos. Entre los problemas que afrontó fue frenar los desmanes de los oidores en materia de mujeres; todos tenían dos o tres concubinas, algunas de ellas novicias, cosa que prohibió terminantemente. Henríquez hizo, asimismo, numerosas obras públicas: condujo el agua desde la quebrada de Ramón hasta la Plaza (en 1672 se instaló la fuente de la Plaza de Armas de Santiago), construyó un puente de seis arcos sobre el Mapocho y levantó las casas del Cabildo de Santiago, que habían sido destruidas en el terremoto de 1647. En otro orden de cosas reconstruyó las cajas reales, estimuló las exportaciones al Perú e incrementó la agricultura en los territorios situados entre los ríos Maule y Bío-Bío.
Al terminar su mandato la Corona nombró dos sucesores ancianos, que no alcanzaron a llegar a su sede, y tras ellos se dio la gobernación de Chile a José Garro, que llegó a Santiago en abril de 1682. Parece que Henríquez regreso luego a Perú, donde murió.
Bibliografía
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ENCINA, F. A. Resumen de la Historia de Chile. Santiago, Zig-zag, octava edición, 1970, t. I.
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FRÍAS, F. Historia de Chile. Santiago, Editorial Nacimiento, cuarta edición, 1972.
MLS
