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PinturaAstronomíaBiografía

Goldschmidt, Hermann (1802-1866).

Pintor y astrónomo alemán nacido en Fráncfort del Main (en el estado de Hesse) el 17 de junio de 1802 y fallecido en Fontainebleau (en el departamento de Seine-et-Marne, Francia) el 26 de abril de 1866. Su verdadero nombre era Hermann Mayer Salomon Goldschmidt.

Hijo de un hombre de negocios judío que tenía su sede en Fráncfort, comenzó su vida laboral trabajando en la empresa de su padre; pero pronto abandonó esta actividad para marcharse a París y recibir clases de Arte, llevado de su fuerte atracción hacia la creación pictórica. Previamente, había recibido lecciones de pintura en Múnich -bajo el magisterio de Ferdinand Schnorr von Carolsfeld y Cornelius- y en Holanda (1832).

Instalado en París en 1836, desplegó, a partir de entonces, una intensa actividad creativa que le convirtió en un artista de gran celebridad en la capital francesa, donde pintó algunas de sus obras más valiosas, entre las que destacan La sibila de Cumas, Ofrenda a Venus, Vista de Roma, Muerte de Romeo y Julieta y Cleopatra; en esta faceta suya de pintor, destacó también por la belleza de sus paisajes. Su estilo, plenamente romántico, acusó la influencia de algunos de los grandes maestros de este período, como Delacroix.

Durante buena parte de la década de los cuarenta vivió en Roma (probablemente, entre 1842 y 1846), donde entró en contacto con algunos discípulos del grupo de los Nazarenos, una generación de pintores alemanes que se había trasladado a la Ciudad Eterna a comienzos del siglo XIX -siguiendo, entre otros, a Schnorr von Carolsfeld, antiguo maestro de Goldschmidt en Múnich-. Luego regresó a la capital gala, atraído por Luis Felipe de Orleáns, y atravesó por grandes dificultades durante la Revolución de 1848.

A partir de 1847, Hermann Goldschmidt se interesó vivamente por la Astronomía, disciplina que estaba de moda en todo Occidente, tras el reciente descubrimiento de Neptuno (1846). Visitante asiduo del observatorio de París, entre 1852 y 1860 descubrió catorce asteroides de muy variado tamaño (de entre 73 y 250 kilómetros de diámetro), con lo que se convirtió en el astrónomo más sobresaliente en esta actividad, arrebatando el primer puesto al británico John Russel Hind (que, entre 1847 y 1854, había descubierto diez asteroides). Posteriormente, su marca fue batida por el alemán Robert Luther (descubridor de veinticuatro asteroides entre 1852 y 1890), el norteamericano C. H. F. Peters (que detectó cuarenta y ocho entre 1861 y 1889) y el austríaco Johann Palisa (que identificó ciento veintitrés entre 1874 y 1923).

Sin duda, el asteroide de mayor interés entre los descubiertos por Goldschmidt es Nysa, el más pequeño de cuantos detectó el astrónomo alemán, y uno de los más notables por su elevado albedo (40%) y su vistosa coloración amarilla. Marcado con el nº 44, fue avistado por Goldschmidt desde el observatorio de París el 27 de mayo de 1957. El resto de los asteroides detectados por el astrónomo de Fráncfort son:

Lutetia (nº 21). Avistado el 15 de noviembre de 1852.
Pomona (nº 32). 26 de octubre de 1854.
Atalante (nº 36). 5 de octubre de 1855.
Harmonía (nº 40). 31 de marzo de 1856.
Daphne (nº 41). 22 de mayo de 1856.
Eugenia (nº 45). 27 de junio de 1857.
Doris (nº 48). 19 de septiembre de 1857.
Pales (nº 49). 19 de septiembre de 1857.
Europa (nº 52). 4 de febrero de 1858.
Alexandra (nº 54). 10 de septiembre de 1858.
Melete (nº 56). 9 de septiembre de 1857.
Dánae (nº 61). 9 de septiembre de 1860.
Panopaea (nº 70). 5 de mayo de 1861.

En 1861, Goldschmidt anunció que había detectado la novena luna de Saturno, a la que bautizó con el nombre de Chirón (o Quirón). Pero otros astrónomos posteriores no pudieron verificar la existencia de este satélite. Transcurridos más de cien años, el norteamericano Charles Kowal, desde el observatorio de Monte Palomar, detectó la presencia de un cuerpo celeste que se corresponde con el descrito en 1861 por Goldschmidt. Con un órbita muy excéntrica, ajena al cinturón de asteroides y ubicada entre Saturno y Urano, Chirón inauguró el grupo de los Centauros, integrado por asteroides que se caracterizan por saltar entre las órbitas de los planetas. Se especuló con que pudiera ser un satélite escapado de las órbitas de Saturno o Urano, lo que dio crédito a las primeras intuiciones de Goldschmidt; pero en 1989 se creyó detectar en él una pequeña cola que hizo pensar en que se tratase, en realidad, de un cometa.

En cualquier caso, las observaciones que hizo Goldschmidt en 1861 sirvieron para que Febe, la auténtica novena luna de Saturno, fuera descubierta en 1898 por el estadounidense William Henry Pickering. En junio de 2004, la sonda espacial Cassini-Huygens captó las primeras imágenes fotográficas de este satélite.

Además de sus notables descubrimientos de asteroides, Goldschmidt es recordado por haber descrito minuciosamente las protuberancias solares que observó el 10 de julio de 1860, durante un eclipse total. Por la suma de sus valiosas aportaciones al conocimiento de los cuerpos celestes, Hermann Mayer Salomon Goldschmidt fue admitido en la Academia de las Ciencias en 1861, y galardonado en dicho año con la Medalla de Oro de la Royal Astronomical Society londinense. En su honor, fueron bautizados con el nombre de Goldschmidt el asteroide nº 1614 (descubierto el 18 de abril de 1852 por A. Schmitt desde el observatorio belga de Uccle) y un cráter lunar.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.