Couperus, Louis Marie Anne (1863-1923).
Poeta y narrador holandés, nacido en La Haya en 1863 y fallecido en De Steeg en 1923. Autor de una interesante producción literaria que, en el campo de la narrativa, aúna la reconstrucción de grandes acontecimientos históricos con la introspección psicológica en los personajes que los protagonizaron, está considerado como uno de los grandes novelistas holandeses del siglo XX.
Nacido en el seno de una familia de origen escocés, su infancia estuvo marcada por constantes desplazamientos geográficos que contribuyeron a forjar su carácter cosmopolita y a despertar su interés por el pasado histórico de los pueblos y lugares más variopintos. Durante algunos años vivió en las Indias Orientales Holandesas, donde su padre había recibido un destino militar anejo a su cargo de oficial en el ejército holandés. A su regreso a los Países Bajos, Louis Couperus completó su formación académica y decidió consagrarse al cultivo de esa innata vocación literaria que había sentido desde niño.
Aunque estaba llamado a convertirse en un gran narrador, se dio a conocer en los círculos literarios de su país en calidad de poeta, por medio de unas composiciones juveniles inmersas en esa estética decadente que dominaba el panorama poético europeo del momento. Algo parecido le ocurrió con sus primeras incursiones en el terreno de la ficción novelesca, en las que puede apreciarse la clara influencia del naturalismo francés (verdadera "epidemia" entre los narradores de la época) y, desde luego, una acusada admiración personal hacia la obra de León Tolstoi. Sin embargo, ya desde la publicación de estas narraciones primerizas mostró Louis Couperus una extraordinaria virtud para definir con sutil intuición el perfil psicológico de los personajes, virtud que dotaba a sus obras de una señalada impronta individual. Entre estas novelas iniciales, resulta obligado recordar el impresionante análisis psicológico de una mujer obsesionada con su herencia fisiológica (Eline Vere, 1889), así como la extensa crónica familiar recogida en De boeken der kleine Zielen (Libros de las almas pequeñas, 1901-03).
Poco después, Louis Couperus comenzó a publicar esos grandes novelones históricos que habrían de pasar al acervo de la literatura universal merced a la aguda caracterización psicológica de los personajes que los protagonizan, pero también debido a la singular maestría del narrador holandés a la hora de reconstruir los antiguos ambientes en que se desarrollan sus tramas y dotarlos de una tristeza otoñal y decadente, muy apropiada para envolver los esplendores de una perdida grandeza. En esta línea creativa, fueron muy celebradas sus entregas tituladas De berg van licht (La montaña de luz, 1905), protagonizada por el emperador romano Heliogábalo; Turismo antiguo (1911), en la que Couperus recupera la figura de Tiberio; Los comediantes (1917), donde relata las vicisitudes de una compañía itinerante de actores en tiempos de Domiciano; Xerxes (1919), ambientada en el antiguo imperio persas; e Iskander (1920), una narración centrada en la vida y hechos de Alejandro Magno.
JRF.
