Belistages (ca.198-190 a.C.).

Rey de la antigua tribu prerromana de los Ilergetes (ca. 198-190 a.C.). Estrabón los situó en la ciudad de Osca (Huesca) e Ilerda (Lérida), adentrándose en el territorio aragonés hasta lindar con el territorio de los celtíberos. Maluquer concretó que dominaron sobre la zona del Bajo Urgel hasta el Ebro. Vivían al norte de los edetanos, de los cuales fueron siempre vecinos. Las fuentes clásicas describieron la rudeza y extrema crueldad que demostraban los ilergetes en sus enfrentamientos armados contra cualquier pueblo que intentó ocupar su territorio. A pesar de la menor influencia del elemento tartésico u oriental en aquella región, los autores clásicos mencionaron también la existencia de la monarquía como forma de gobierno entre los ilergetes.

Al igual que en otras regiones de la península, más que de reyes debe hablarse de régulos o caudillos militares que ejercían el control sobre una o varias ciudades. La posición de los reyes fue siempre muy inestable ya que dependía fundamentalmente de sus riquezas y posesiones, así como de la importancia de la clientela que les rodeaba. Tal fue el caso de Belistages, del que se tienen noticias gracias a la obra de Tito Livio (34, 11). Belistages fue posiblemente el sucesor inmediato del legendario Indíbil, régulo que, junto a su hermano Mandonio, había renegado de la alianza con los Cartagineses en el 218 a.C. para apoyar a Roma. Sin embargo, a causa de las duras exigencias romanas, encabezaron una violenta sublevación en el 205 a.C., contundentemente sofocada por P.C. Escipión el Africano. En el 197 a.C. un nuevo levantamiento se extendió desde el territorio turdetano hacia las zonas del norte. Belistages, rompiendo la enemistad anterior, se sometió a los romanos de forma inmediata en el 195 a.C. Sorprendentemente envió a su propio hijo como legado al campamento romano para negociar la paz con Catón, que había sido designado por el Senado para sofocar la revuelta. Sin el apoyo de la potente tribu de los Ilergetes, el resto de los rebeldes fueron fácilmente reducidos. La traición de Belistages no resulta sorprendente una vez considerado el hecho de que era un soldado de fortuna cuyos intereses se plegaban hacia aquel del que podía sacar mayores beneficios, aunque esto supusiera pactar con los romanos.

Bibliografía

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