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MúsicaBiografía

Vargas Jiménez, Miguel o "Bambino" (1940-1999)

Cantaor español nacido el 12 de febrero de 1940 en Utrera y muerto el 5 de mayo de 1999 en la misma ciudad, cuyo verdadero nombre era Miguel Vargas Jiménez, si bien fue más conocido en el mundo del flamenco como "Bambino".

Conocido como “el rey de la bulería y la rumba”, Bambino se interesó desde muy pequeño por el cante. Comenzó a frecuentar los tablaos y a mostrar su arte en Sevilla, especialmente en la Venta Real de Antequera de la capital andaluza, desde donde pasó a Madrid. Allí tuvo ocasión de compartir escenarios con importantes cantaores, como Camarón o El Güito, y vivió por primera vez el éxito en el tablao que fuera propiedad de Pastora Imperio, El duende. Desde la década de los sesenta hasta la de los ochenta cosechó éxitos en los principales escenarios flamencos, tanto de España (principalmente en Madrid y Barcelona) como del otro lado del Atlántico. Sus grabaciones sobrepasan las cuatrocientas. Diego de Morón, el sobrino del legendario Diego del Gastor, le acompañó a la guitarra durante muchos años.

No obstante, Bambino, a pesar de ser reconocido como un gran cantaor, ha pasado a la historia de la música como una de las máximas figuras de la rumba catalana, junto a nombres como Dolores Vargas o Peret. La rumba, a pesar de estar despreciada por los más puristas, posibilitó que el flamenco alcanzara al gran público gracias principalmente a la radio y la televisión. Bambino imprimió a la rumba un estilo personal en lo que vino a denominarse "rumba pop", variante de la que se considera el fundador y que trata temas descarnados, dolorosos, sobre el amor prohibido, tan alejado de los temas de la tradicional rumba catalana, siempre alegres y festivos (cuyo máximo representante es el propio Peret). Además, supo adaptar la rumba y la fiesta flamenca a la canción italiana, lo que le sirvió también para cosechar éxitos en el país transalpino. Tampoco desdeñó adentrarse en otros ritmos, como la ranchera o el bolero.

Histriónico, apasionado, acompañaba sus actuaciones con marcados ademanes y una fuerte presencia escénica. Precisamente, ese modo de actuar le hizo célebre; uno de sus admiradores, el cantante italiano Renato Carosone, compuso una canción dedicada a él que se llamó "Bambino Picolino", que fue adaptada por el artista y utilizada para tomar su propio nombre artístico. Su estilo personal, mezcla de rumba y bulería, trastocadas en el fondo y en la forma por las manos del genial cantante, el cual solía imponer una fuerte base de metales que daba aún más fuerza dramática a sus canciones, traspasaba los límites de lo que tradicionalmente se conoce como "fiesta" en el flamenco. Desmesurado, reía y lloraba más que cantaba sus repertorios, por lo que no es de extrañar que fuese admirado por otros insignes “desmesurados” como Raphael o el cineasta Pedro Almodóvar, quien a finales de la década de los ochenta utilizó alguno de sus temas para sus películas. Canciones como "Tú me acostumbraste", "Quiero", "Plegaria de un fracaso", "Payaso", “No me des guerra” o la versión del “Tengo miedo” de la Jurado quedarán como ejemplo del desgarro y fuerza vital del de Utrera.

Un tumor de garganta le quitó la vida tras una larga enfermedad que le apartó de los escenarios desde la grabación de su último disco, Resucité, en 1996. Al entierro acudieron numerosos artistas andaluces, la mayor parte amigos personales del fallecido, como la propia María Jiménez, Paco del Gastor y artistas utreranos como el “Turronero”, Pepa y Bernarda de Utrera y algunos miembros de la familia Montoya. Antes del óbito recibió varios homenajes, entre los que destaca el que tuvo como escenario el Teatro Reina Victoria de Madrid, el 20 de abril del mismo año de su fallecimiento, cuando ya la enfermedad le impedía cantar, y al que acudieron muchos personajes del espectáculo y nombres famosos del cine y de la radio, entre ellos el propio Almodóvar, Manolo Escobar, Peret o Perlita de Huelva.

En marzo de 2004 salió a la luz un disco homenaje en el que participaron artistas de muy variados estilos, desde Joaquín Sabina o Joan Manuel Serrat a algunos más cercanos al flamenco, como El Cigala, u otros completamente alejados de él, como Los Planetas o Nacho Vegas.

Autor

  • Federico Delgado Scholl