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LiteraturaPeriodismoBiografía

Romero Larrañaga, Gregorio (1815-1872).

Poeta, narrador y dramaturgo español, nacido en Madrid en 1814 y fallecido en su ciudad natal en 1872. Autor de una variada y fecunda producción impresa que progresa con idéntica fluidez por los principales géneros literarios que estaban en boga en su tiempo, recibió la influencia directa de los grandes autores románticos de su generación (como el duque de Rivas, Antonio García Gutiérrez, Juan Eugenio Hartzenbusch y José Zorrilla) y, presente también en los más difundidos rotativos y revistas de la época, acabó convirtiéndose en una de las figuras más representativas de los vicios y las virtudes del romanticismo literario español. Dentro de su bulliciosa actividad en los foros y cenáculos literarios de mediados del siglo XIX, destacó sobre todo por su dedicación a la creación dramática, junto a otros autores "menores" -pero de gran popularidad en aquellos años- como Joaquín Francisco Pacheco, José María Díaz, Antonio Gil y Zárate, Mariano Roca de Togores, José de Castro y Orozco, Eulogio Florentino Sanz, Patricio de la Escosura, Juan Palou y Coll, Eusebio Asquerino, etc.

Su temprana inclinación hacia la escritura le llevó, en plena juventud, a integrarse en los círculos literarios de Madrid, donde pronto fue contertulio habitual en las célebres reuniones de El Parnasillo, que, a comienzos de los años treinta, congregaban en la calle del Príncipe a las principales figuras de las Artes y las Letras (entre otros, Ramón de Mesonero Romanos, Ventura de la Vega y José de Espronceda, así como muchos de los autores citados en el parágrafo anterior). Las amistades trabadas por aquellos años le permitieron alcanzar el puesto de secretario de otro de los escritores precipuos del momento, Bretón de los Herreros, y a partir de ahí empezó a darse a conocer como escritor, merced a las colaboraciones que logró publicar en los medios de comunicación de su entorno. Dentro de esta vertiente periodística de su trayectoria profesional, Gregorio Romero Larrañaga alcanzó sus mayores cotas de prestigio cuando fue nombrado director de la revista literaria La Mariposa, en la que aparecieron artículos y poemas de las principales firmas de su tiempo; además, fue también conocido y celebrado por sus frecuentes colaboraciones publicadas en otros medios tan difundidos como El Semanario Pintoresco y El Mentor de la Infancia.

Hacia mediados de la década de los treinta, el joven Romero Larrañaga dio la imprenta su primer poemario, titulado El sayón (1836), obra de escasa o nula originalidad, pero plenamente representativa de las claves estéticas y temáticas que gobernaban el quehacer lírico de la época. Celebrado, entonces, por sus coetáneos, al cabo de cinco años volvió a recoger su producción poética en un volumen recopilatorio publicado bajo el título genérico de Poesías (1841), libro que vino a ratificar su plena adscripción a los gustos románticos y, en buena medida, su aceptación de los modelos formales y temáticos impuestos por otros autores que gozaban ya de mayor renombre (como los citados Zorrilla o Escosura).

Aquel mismo año vio la luz también su notable colección de narraciones en verso, titulada Cuentos históricos, leyendas antiguas y tradiciones populares de España (1841), obra en la que dejó patente no sólo el ambicioso alcance genérico de sus aspiraciones literarias, sino también esa vasta curiosidad de erudito romántico que, al hilo de las inquietudes intelectuales de su tiempo, le llevó a interesarse en profundidad por el pasado histórico y legendario (y, de forma muy señalada, por aquellos lances de la antigüedad especialmente dotados de grandeza, esplendor y misterio). En esta línea de trabajo cabe situar también otra obra meritoria de Gregorio Romero Larrañaga, titulada Historias caballerescas españolas (1943). El resto de su producción narrativa -aunque no necesariamente en prosa- se completa con dos títulos de marcado tono legendario, La Biblia y el Alcorán (1847) y La Virgen del Valle (1847); una novela extensa escrita en verso, Amar con poca fortuna (1846); y la novela costumbrista titulada La enferma del corazón (1858).

Pero sus mayores éxitos literarios le llegaron a raíz de los estrenos de algunas de sus obras teatrales, generalmente recibidas con entusiasmo por parte de la crítica y el público. En la misma estela temática que la mayor parte de su producción narrativa, el teatro de Romero Larrañaga centró su atención en el pasado histórico y legendario de España, como queda patente en algunos títulos tan característicos del drama romántico como Jimena de Ordóñez (1838), Padilla o el asedio de Castilla (1845), Felipe el Hermoso (1845) -escrito en colaboración con el anteriormente citado Eusebio Asquerino-, El gabán del rey (1847) y, entre otros, La cruz de Torreblanca (1847). Además, en su mirada retrospectiva el dramaturgo madrileño halló argumentos de inspiración en las figuras de algunos destacados escritores de los siglos XV y XVI, lo que le permitió estrenar algunas piezas como Garcilaso de la Vega (1840) y Macías el enamorado. Otras obras suyas son Misterios de honra y venganza y La mujer, el marido y el amante, así como varias piezas escritas -como empezó a ser frecuente por aquel entonces- en colaboración con diferentes amigos que compartían con Romero Larrañaga afinidades literarias. Entre ellos, cabe recordar al dramaturgo sevillano Manuel Juan Diana, quien trabajó con el madrileño en la redacción de La cruz de la torre; o al autor manchego Francisco González Elipe, que colaboró con Gregorio Romero en la escritura de La vieja del candilejo y El licenciado Vidriera.

Además de todas estas obras de creación original y de su abundante producción periodística, Romero Larrañaga aportó al mundillo literario de mediados del siglo XIX (en el que desempeñó un destacado papel) otros muchos textos de diferente naturaleza que vinieron a subrayar su consolidación como escritor e intelectual de prestigio en la España de su tiempo. Así, v. gr., fue el encargado de presentar, en un erudito prólogo, el primer poemario impreso de la escritora oscense María Dolores Cabrera y Heredia de Miranda, titulado Las violetas (Madrid: Imprenta de la Reforma, 1850).

Bibliografía

  • VARELA, José Luis: Vida y obra literaria de Gregorio Romero Larrañaga, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1948.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.