Rivera Malabehar, Fermín (1918-1991).
Matador de toros mejicano, nacido en San Luis de Potosí el 20 de marzo de 1918, y fallecido el 28 de junio de 1991. Impulsado desde su niñez por una viva afición taurina que le llevó a manejar los engaños a una edad muy precoz, protagonizó varias tardes triunfales en su condición de novillero por los distintos cosos de su país natal, hasta que se halló en condiciones de convertirse en matador de reses bravas cuando aún no había alcanzado los dieciocho años de edad.
En efecto, el día 8 de diciembre de 1935 hizo el paseíllo sobre las arenas del coliseo capitalino del El Toreo, dispuesto a recibir la alternativa de manos de su padrino, el célebre coletudo de Saltillo Fermín Espinosa Saucedo ("Armillita Chico"); el cual, bajo la atenta mirada del torero español Fernando Domínguez Rodríguez, que comparecía aquella tarde en condición de testigo, le facultó para que diera lidia y muerte a estoque a Parlero, un morlaco perteneciente a la ganadería mejicana de Rancho Seco.
Tras ofrecer numerosas muestras de su maestría por las principales plazas mejicanas, Fermín Rivera decidió afrontar la difícil prueba que han de pasar todos los diestros hispanoamericanos aspirantes a ser reconocidos como grandes figuras del Arte de Cúchares. Y así, a finales de la campaña de 1944 cruzó el Atlántico y ofreció a los aficionados españoles los primeros atisbos de su arte en el pequeño coso de Aranjuez (Madrid), donde, el día 4 septiembre de dicho año, en compañía del diestro complutense Luis Gómez Calleja ("El Estudiante") y del espada cordobés Manuel Rodríguez Sánchez ("Manolete"), se enfrentó con un lote marcado con la señal de Albaserrada.
Faltaba, empero, confirmar la validez del doctorado taurino alcanzado en suelo azteca, algo que sólo puede hacerse ante el severo dictamen de la primera afición del mundo. De ahí que, el día 8 de julio de 1945, el animoso torero de San Luis de Potosí hollara por vez primera el redondel madrileño de Las Ventas acompañado por su padrino de confirmación, el matador sevillano Manuel Álvarez Pruaño ("El Andaluz"), quien le cedió los trastos con los que había de muletear y despenar una res criada en las dehesas de Sánchez Fabrés. Testigo de la ceremonia, también estuvo presente aquella tarde el coletudo madrileño Manuel Escudero Gómez.
Con esta presentación en la Monumental de Las Ventas, Fermín Rivera Malabehar fijó el comienzo oficial de su andadura taurina por los cosos de la Península Ibérica, prolongada con éxito durante aquella temporada de 1945. A finales de dicha campaña (concretamente, el día 30 de septiembre), volvió a cruzar el redondel venteño para salir a hombros por la Puerta Grande, después de haber cortado dos apéndices auriculares y protagonizado uno de los mayores triunfos taurinos de aquel año. Considerado, merced a esta portentosa actuación en Madrid, como uno de los triunfadores indiscutibles de aquella campaña, Fermín Rivera puso fin a su aventura española de 1945 después de haberse vestido de luces en suelo hispano en cuarenta ocasiones. De regreso a México, los ecos de sus brillantes actuaciones en la Península le permitieron asimismo firmar numerosos ajustes durante el invierno de 1945-1946.
Volvió a torear en Europa al año siguiente, donde ofreció un total de veinticinco festejos, la mayor parte de ellos verificados en plazas francesas. Gozó, en efecto, del favor de la afición gala, así como del respeto y la admiración del público de España, entre el cual se contaba la hermana del diestro bilbaíno Martín Agüero Ereño, que acabaría por convertirse en su esposa. En años posteriores, sus intervenciones se circunscribieron al ámbito hispanoamericano, debido a la ruptura de relaciones entre los profesionales de España y México. Su regreso a la Península tuvo lugar en la campaña de 1952, en la que sólo protagonizó cinco tardes de toros; en una de ellas, celebrada en Madrid el día 29 de junio, compartió cartel con Antonio Caro para apadrinar la confirmación de alternativa del joven espada cordobés Manuel Calero Cantero ("Calerito").
De nuevo en México, Fermín Rivera Malabehar cosechó clamorosos triunfos hasta que, el día 18 de septiembre de 1955, en la plaza de toros de Monterrey, después de haber cortado las dos orejas del toro Venadito (perteneciente a la ganadería de Tequisquiapán), sufrió un inesperado ataque cardiaco que le obligó a reducir drásticamente el número de sus actuaciones durante las dos campañas siguientes. Así las cosas, el día 17 de febrero de 1957, tras haber desorejado a una res perteneciente a la vacada de Torrecilla en presencia del onubense Antonio Borrero Morano ("Chamaco") y del jalisciense Manuel Capetillo Villaseñor, decidió retirarse del ejercicio activo de la profesión taurina. En medio de una emotiva ceremonia de despedida, el propio "Armillita" bajó al ruedo para cortar la coleta de Fermín Rivera Malabehar, acompañado por las notas musicales de Las Golondrinas.
No obstante, el gusanillo de la afición no le permitió permanecer alejado de los ruedos durante mucho tiempo, por lo que volvió a vestirse de luces al poco tiempo de haberse retirado. Finalmente, su delicado estado de salud le aconsejó abandonar definitivamente la práctica activa del toreo, por lo que volvió a cortarse la coleta -esta vez, ya para siempre- el día 1 de enero de 1964, en la plaza de toros de su ciudad natal, donde Fermín Rivera Malabehar compartió el último paseíllo de su carrera profesional con el cordobés Manuel Fuillerat Nieto("Manuel García" o "Palmeño") y con el mejicano Miguel Guillermo Sandoval Gasca. Aquella tarde de su despedida definitiva de los ruedos, se jugaron reses marcadas con el hierro de Pastajé.
Bibliografía.
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