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HistoriaPolíticaBiografía

Pol Pot (1928-1998).

Político y dirigente de Camboya, nacido en Kompong Thom (antigua Indochina) el 19 de mayo de 1928 (algunas fuentes creen que el año fue 1925), y fallecido en Surin el 16 de abril de 1998. Bajo su aparente sinceridad y su manifiesta adopción del maoísmo revolucionario, Pol Pot ha pasado a la Historia como uno de los criminales más sangrientos y desquiciados, ya que el número de camboyanos muertos por su siniestro régimen, imposible de determinar con exactitud, pudo superar los tres millones.

Su familia pertenecía al campesinado camboyano, a pesar de lo cual gozaba de una posición desahogada e, incluso, poseía en propiedad las tierras que cultivaba. Ello permitió al joven Saloth Sar, que ya había destacado en la escuela primaria, cursar estudios superiores en París, donde se licenció en Filosofía y Letras por la prestigiosa Universidad de La Sorbona en el año 1953, gracias a una beca concedida por el ministerio camboyano de Educación. Durante sus cuatro años en la capital francesa (1949-1953), Saloth Sar cultivó las reuniones políticas del Partido Comunista Francés (PCF), donde incrementó su incipiente pasión por la ideología socialista, nacida al abrigo de cuidadosas lecturas del ideario de Mao Zedong. De regreso a Camboya, durante 1954 y 1955 trabajó como profesor de escuela primaria, al tiempo que comenzó su militancia en el Partido Comunista de Camboya, que en aquella época mantenía una pugna soterrada entre los partidarios de una oposición política a los diferentes regímenes de gobierno del país, instalados en la capital, Phnom Penh, gracias al apoyo militar y económico de Estados Unidos, o entre aquellos partidarios, como Saloth, de derrocar al actual Estado mediante cualquier medio, al estilo revolucionario maoísta, e instaurar una República socialista en la antigua Indochina. Estos últimos formaron, hacia 1965, la guerrilla conocida como Jemer Rojo o Khmer Rojo (cualquiera de los dos nombres es válido), una de las más sangrientas e inhumanas de toda la Historia.

Ya durante esos años Saloth Sar, que ya se hacía llamar Pol Pot, era el máximo dirigente de los Jemeres Rojos. Su idea de revolución maoísta había nacido, precisamente, de su contacto con la etnia jemer, habitante de la mayoría de la región nordeste del país, la cual vivía en una economía de autosuficiencia, sin otro comercio que el trueque, y que desconocía el dinero, la exportación, las irradiaciones del exterior y, en especial, la religión. De esta manera, Pol Pot intentó extender este ideal utópico de la convivencia autárquica y agnóstica a todo el país, basándose en las ideas socialistas revolucionarias de Mao. Desde el nordeste de Camboya, apoyado por otros grupos revolucionarios violentos escindidos del Partido Comunista, el Jemer Rojo fue avanzando hacia el sur y despertando, en un primer momento, ciertas simpatías entre la población camboyana. Finalmente, el 17 de abril de 1975, Pol Pot se daba a conocer al mundo: las tropas del Jemer Rojo rendían al ejército del Estado en la capital, Phnom Penh, y derrocaban la dictadura militar del general Lon Nol. Los cuadros dirigentes de la guerrilla pasaron a conformar una jefatura de Estado, en la que Pol Pot fue nombrado presidente de la República Democrática de Kampuchea (nombre del país en su lengua), ayudado por varios colaboradores entre los que destacaban su propia mujer, Khieu Ponmary, el ministro de Defensa, Sonb Sen, el jefe de Estado, Khieu Samphan, o el primer ministro e ideólogo del socialismo jemer, Nuon Chea.

Rodeado de todos sus fieles colaboradores, Pol Pot gobernó el país entre 1975 y 1979, instaurando lo que, en términos historiográficos, es conocido como Reinado del Terror. El genocidio perpetrado al albur del socialismo maoísta jemer acabó con la vida de más de dos millones de camboyanos, casi un tercio de la población total del país, además de obligar a otro millón y medio de sus ciudadanos a traslados forzosos de residencia y a trabajos en condiciones infrahumanas para mantener la estructura socialista de la República. La mayoría de las víctimas fue ejecutada por pelotones de fusilamiento, acusada previamente de ser hostil a la nueva dirección política por un "Tribunal Popular" que, dentro de juicios carentes de toda garantía jurídica, envió hacia una muerte trágica a supuestos traidores cuyo fundamento de acusación era mínima, basada en celos o envidia de sus convecinos. La política de depuración de Pol Pot hubiera hecho palidecer al propio Stalin y a sus famosas purgas. Su terrorífico ideario, además, incluía, como se ha comentado, una socialización de la principal fuente de riqueza del país, el cultivo del arroz, por lo que millones de personas, familias enteras, tuvieron que desplazarse a los ricos arrozales y trabajar en jornadas de veinte horas para sostener el Estado. Con esta población campesina comenzó la fantasmagórica operación del "Hombre Nuevo Camboyano", mediante la cual Pol Pot instaló la muerte en la vida cotidiana del pueblo: cualquier trabajador que fuera sorprendido por una patrulla del Jemer Rojo en aparente o sospechosa actitud de no trabajar, siquiera un descanso de unos minutos, era ejecutado; no acababa ahí la desgracia, puesto que su familia era obligada por la fuerza a la procreación inmediata de un nuevo miembro de la célula social básica, es decir, a tener un nuevo hijo, para que no bajase la tasa de población y, al menos en un período cercano, esa baja en la mano de obra campesina fuese sustituida. Para mayor horror y desquiciamiento de la sociedad camboyana, los niños de entre 6 y 10 años fueron sustraídos de sus familias y puestos a la sumisión completa del Estado, ya que, según Pol Pot y sus adláteres, constituían la esencia de los "Hombres Nuevos" que querían para su país. Eran ellos, púberes sin conocimiento, los que solían formar los "Tribunales Populares" en los cultivos agrícolas, ordenando ejecutar a miembros de su propia familia, incluso a sus padres, si eran sospechosos de traición. Las tropas militares del Jemer Rojo, que conseguían el agrado de los niños mediante regalos y golosinas, no dudaban en acatar las terribles arbitrariedades de sus "jueces".

El genocidio camboyano mantenido por Pol Pot, veladamente solapado por la comunidad internacional (especialmente por Estados Unidos, que creyó encontrar en el maoísmo virulento de Pol Pot un aliado contra el comunismo asiático), alertó a las autoridades comunistas de Vietnam, quienes decidieron invadir Kampuchea en el año 1978. Finalmente, en enero de 1979 el ejército de este país se hizo con el control de Phnom Penh y regularizó un tanto la situación instaurando un régimen comunista provietnamita bajo la dirección del Partido Popular de Kampuchea (PPK), la formación política más afín a la ideología comunista clásica. Así fue como, desde 1979 hasta 1985, Pol Pot y sus Jemeres Rojos pasaron a la clandestinidad, lo que no evitó que la sangrante realidad camboyana sufriera las consecuencias de una guerra civil. Pol Pot dirigió la guerrilla hasta aproximadamente 1985, período tras el cual dejó de intervenir directamente en los asuntos militares, que quedaron en manos de sus sanguinarios cachorros, y se dedicó al entrenamiento de nuevos soldados y a su aleccionamiento ideológico. Durante los años noventa del siglo XX tuvo lugar el proceso de normalización política de Camboya, con la retirada de las tropas vietnamitas en 1990 y el regreso del príncipe heredero al país, Norodom Sihanuk, que fue proclamado rey. Tras las elecciones de 1993, la figura de Pol Pot desapareció de la realidad y las noticias acerca de sus acciones fueron prácticamente inescrutables, y las noticias que afirmaban su muerte, posteriormente desmentidas, pulularon constantemente durante la década. Al parecer, incluso llegó a caer en desgracia dentro del Jemer Rojo, ya que en 1996 fue obligado por su comité central a exiliarse al norte del país, concretamente a la aldea de Anlong Veng, un inexpugnable cuartel general al abrigo de los desfiladeros del Domrek. A finales de ese mismo año, y dentro de la política de normalización citada, uno de los más importantes dirigentes del Jemer Rojo, Ieng Sary, desertó; quedaron las pocas tropas aún leales al anciano bajo el mando del general Ta Mok, apodado "el sanguinario", y el hombre que tomó el relevo de Pol Pot en la dirección del Jemer Rojo en las postrimerías del siglo XX.

La última acción de Pol Pot, al menos de las que se han podido conocer, fue el envío de un comando de sus ya escasos fieles en el verano de 1997, quienes asesinaron a Sonb Sen (y a toda su familia), el antiguo colaborador de Pol Pot, el día 10 de junio de 1997. Tras esta acción criminal, una más a su larga lista, el cerco contra él se estrechó, tanto por parte del Jemer Rojo (que le acusó del asesinato y le obligó a exiliarse de nuevo) como de las autoridades del país, en especial la policía bajo mando de Hun Sen, primer ministro camboyano tras el golpe de Estado de julio de 1998, en el que derrocó al príncipe Norodom Ranaridh, hijo del rey Sihanuk y su antiguo aliado político. En las postrimerías de abril de 1998, los periódicos de todo el mundo mostraron en primera plana el cadáver de Pol Pot, encontrado muerto en Surin (cerca de la frontera entre Camboya y Thailandia), y al que las autoridades tailandesas diagnosticaron un paro cardíaco acontecido el 16 de abril de 1998. Fallecía así el mayor genocida del siglo XX, superior, por su crudeza sanguinaria y su patética determinación, a los más conocidos nombres de Hitler o Stalin. No obstante, cabe decir que el propio príncipe heredero, Ranaridh, llegó a aliarse con el Jemer Rojo después del golpe de Estado de 1998, en contra de Hun Sen, comunista provietnamita; por otra parte, tras la muerte del genocida, la comunidad internacional, por medio del representante de Naciones Unidas en la zona, Thomas Hammerberg, ya ha iniciado las gestiones para que un tribunal juzgue los crímenes cometidos por el Jemer Rojo. El propio rey, Sihanuk, ha tenido gruesas palabras para Pol Pot, en las que destacaba su carácter sanguinario, a pesar de que él mismo, durante su obligado exilio por el gobierno del general Lon Nol, fue su principal defensor internacional. De hecho, los dos principales colaboradores de Pol Pot, Samphan (al que se creía muerto en 1996) y Chea, mantuvieron el 29 de diciembre de 1998 una entrevista con Hun Sen, primer ministro, en la que pidieron perdón por los crímenes cometidos y donde, bajo la sonrojante protesta de la comunidad internacional, se asentaron las bases de la desarticulación del Jemer Rojo a cambio de que sus dirigentes históricos, incluido Ta Mok, no fuesen juzgados por un tribunal de la ONU.

Finalmente, y tras dos años de intensas negociaciones, el Parlamento camboyano aceptó en los primeros días del año 2001 la creación de un tribunal internacional para juzgar por genocidio a los dirigentes del Jemer Rojo. El régimen de Hun Sen exigió que el juicio se celebrara en el Camboya y de acuerdo con su propio sistema judicial. Por primera vez, Naciones Unidas asumió la constitución de un tribunal compartido con jueces de un país y también se acordó que la acusación correría a cargo de fiscales nombrados por las dos partes.

Bibliografía

  • ROMERO, V. Pol Pot: El último verdugo. (Madrid: 1998).

Autor

  • Óscar Perea Rodríguez