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LiteraturaBiografía

Luaces, Joaquín Lorenzo (1826-1867).

Poeta y dramaturgo hispano-cubano, nacido en La Habana en 1826 y fallecido en su ciudad natal en 1867. A pesar de su breve existencia (falleció cuando apenas había rebasado los cuarenta años de edad), dejó un valioso legado teatral que le convierte en uno de los mejores exponentes de la estética romántica en las Letras hispanoamericanas del siglo XIX. Asimismo, junto a la escritora de Puerto Príncipe (actual Camagüey) Gertrudis Gómez de Avellaneda, está considerado como uno de los dramaturgos cubanos más relevantes de su tiempo.

Alentado desde su temprana juventud por una acusada vocación humanística, el joven Joaquín Lorenzo Luaces cursó estudios superiores de Derecho, aunque pronto orientó todos sus afanes intelectuales hacia el ámbito de la creación literaria, en la que se introdujo de la mano de su maestro, el patriota independentista Domingo del Monte (que apoyó los primeros pasos de otros muchos jóvenes cubanos llamados a forjar esa generación de grandes autores románticos de la isla, como -entre otros- el poeta de Matanzas José Jacinto Milanés y Fuentes). Pronto se dio conocer en su entorno local por una serie de composiciones poéticas que, plenamente insertas en los modelos formales y temáticos que hacían furor en la época, carecen hoy en día de interés, aunque en su tiempo permitieron que el joven escritor habanero adquiriera un cierto prestigio literario. Casi toda su producción lírica estuvo ligada al grupo poético denominado "La Piragua", en cuya fundación intervino de forma activa Joaquín Lorenzo Luaces.

Mucho más interesante es su labor como dramaturgo, aunque algunas de sus mejores obras no vieron la luz hasta muchos años después de su prematura desaparición. En sus frecuentes y exitosas incursiones por los dominios de Talía, Joaquín Lorenzo Luaces cultivó con acierto los géneros del drama, la tragedia y la comedia, si bien su talla de escritor romántico quedó eminentemente plasmada en el primero de ellos, donde triunfó con algunas piezas tan caras al gusto de la época como El mendigo rojo (1866), centrada en la figura del malogrado rey escocés Jacobo IV. Poco antes de su muerte concluyó otro drama de notable interés, Arturo de Osberg (1867) -del que se ignoró su paradero hasta casi un siglo después de su fecha de redacción-, así como la tragedia titulada Aristodemo (1867); en ambas obras, el dramaturgo de La Habana dejó patente su firme oposición a los regímenes absolutistas.

Entre sus piezas más amables, figuran el sainete Una hora en la vida de una calavera y las comedias El becerro de oro (en la que ofrece una amena parodia de las situaciones en que se veían envueltas las mujeres casaderas de la época) y A tigre, zorra y buldog (donde Luaces analiza desde un enfoque irónico la figura tópica del avaro).

JRF.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.