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PolíticaLiteraturaBiografía

Lorenzo, Anselmo (1841-1914).

Humanista, pensador anarquista y activista sindical español, nacido en Toledo en 1841 y fallecido en Barcelona en 1914. De formación autodidáctica, se relacionó con algunas de las principales figuras del anarcosindicalismo mundial y desplegó una intensa actividad militante que, tanto en la acción directa como en la fijación por escrito de una base ideológica, le convirtió en una de las voces más lúcidas del pensamiento ácrata hispano.

Nacido en el seno de una familia humilde perteneciente a la clase trabajadora (sus padres eran unos campesinos que, en busca de mejor fortuna, se establecieron con sus hijos en Madrid cuando el pequeño Anselmo era aún un niño de corta edad), desde su temprana juventud se vio obligado a buscar un empleo que le asegurase su sustento, por lo que decidió aprender un oficio que, como el de tipógrafo, le permitiera estar en contacto mientras trabajaba con la cultura y el pensamiento revolucionarios (a la sazón, difundidos básicamente a través de la imprenta).

Integrado, por esta vía profesional, en los pequeños pero aguerridos círculos revolucionarios que, por los años finales de la década de los sesenta, comenzaban a florecer en Madrid, pronto se destacó por su vehemencia y lucidez en la defensa de sus ideas, así como por sus buenas aptitudes para el liderazgo político, lo que explica que, allá por 1869, fuera el encargado de recibir en la capital española al activista italiano Giuseppe Fanelli, enviado a la Península Ibérica por el propio Bakunin, con el ambicioso propósito de constituir los primeros núcleos internacionalistas españoles y propagar la doctrina de la I Internacional. Fanelli había entrado por Barcelona en noviembre de 1868, acompañado por otros destacados anarquistas como Alfred Nacquet, Élisée Reclus y Aristide Rey, para organizar y unificar en la Ciudad Condal a las pequeñas sociedades obreras revolucionarias lideradas por Farga Pellicer, Ramón Cartañá y Ramón Costa. Poco después, a instancias del citado Elisée Reclus (un escritor y geógrafo francés que luchó de forma incansable en favor del anarquismo), la "mano derecha" de Bakunin en la Europa mediterránea viajó hasta Madrid para entrevistarse con Anselmo Lorenzo, encuentro del que nació, en enero de 1869, el primer núcleo provisional de la Internacional en Madrid. A partir de entonces, merced a la activa diligencia de Lorenzo y los suyos, el mensaje de Bakunin se difundió rápidamente por toda España.

Alentado por las ideas de Giuseppe Fanelli, en 1870 se unió a Francisco Mora y González Morago para fundar la Sección Federal Española de la AIT, organización a la que representó, al año siguiente, en la famosa Conferencia de Londres, donde Anselmo Lorenzo se convirtió en uno de los máximos valedores de un anarquismo ajeno a los postulados marxistas. Posteriormente, siguió ocupando la primera línea del anarcosindicalismo español hasta que, a finales del siglo XIX, las autoridades gubernamentales, temerosas del predicamento de que gozaba entre la clase trabajadora, le implicaron injustamente en los procesos de Montjuïc (1896-1897), acusándole de haber tomado parte en una serie de actos terroristas en los que Anselmo Lorenzo no tenía ninguna responsabilidad.

Ante este acoso por parte de las fuerzas reaccionarias, el líder anarquista se vio obligado a abandonar España, donde su vida corría un serio peligro. Tomó, entonces, el camino del exilio rumbo a París, donde a la sazón estaban refugiadas algunas de las figuras más notables -y, por ende, perseguidas- del anarquismo español, con las que tuvo ocasión de estrechar importantes lazos de amistad y colaboración. Entre ellas se hallaba el gran pedagogo catalán Francisco Ferrer y Guardia, que introdujo en España el racionalismo pedagógico y puso en marcha la célebre Escuela Moderna, en cuya editorial halló un sólido recurso laboral Anselmo Lorenzo cuando regresó a España.

Colaboró, en efecto, con la Escuela Moderna redactando importantes textos y haciendo traducciones, hasta que la penosa muerte de Ferrer (vilmente fusilado el día 13 de octubre de 1909, después de habérsele imputado la quema del convento de Premiá, durante los episodios conocidos como Semana Trágica) le impidió seguir en contacto con esa prestigiosa institución de enseñanza laica y con su ambicioso proyecto editorial. No se apartó, por ello, de la lucha revolucionaria, que le llevó en 1910 a tomar parte activa en el Congreso Obrero de Barcelona, sin temor a las represalias dirigidas contra los anarquistas desde los sucesos del año anterior; y, en 1911, se convirtió en uno de los fundadores de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

En lo que respecta a su valiosa producción impresa, cabe reconocer la notable influencia que tuvo en la propagación de las ideas libertarias en España, que dio pie a un ensayo de la escritora y política madrileña Federica Montseny, titulado Los precursores: Anselmo Lorenzo, el hombre y la obra (1938). Fue, en efecto, un precursor de la acción política en defensa de la clase trabajadora, como quedó bien patente en su extenso ensayo titulado El proletario militante (1901-1923), una de las mejores fuentes testimoniales para conocer de primera mano la evolución en España del movimiento libertario (y, en general, de todos los grupos obreros) entre 1868 y 1882, así como los ecos de la Primera Internacional que llegaron hasta la Península Ibérica. Aunque el pensamiento de Anselmo Lorenzo carece de grandes aportaciones originales respecto a la ideología anarquista, su obra ensayística y periodística contribuyó decisivamente a divulgar por España algunas de las ideas centradas de los tres grandes teóricos del anarquismo internacional: el francés Pierre Joseph Proudhon y los rusos Piotr Alexeievich Kropotkin y Bakunin.

Conviene recordar, por último, las fecundas relaciones de colaboración establecidas entre Lorenzo Anselmo y el matrimonio formado por Juan Montseny ("Federico Urales") y Teresa Mañé ("Soledad Gustavo"), padres de la citada Federica Montseny y fundadores -años antes de que viniera al mundo la futura ministra anarquista- de la prestigiosa publicación libertaria La Revista Blanca, en cuya primera etapa (1898-1905) fueron habituales los artículos de Anselmo Lorenzo, al lado de colaboraciones firmadas por algunos jóvenes intelectuales llamados a protagonizar el panorama cultural español de la primera mitad del siglo XX, como José Martínez Ruiz ("Azorín"), Julio Camba, Ramiro de Maeztu.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.