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PolíticaBiografía

Lorente, Sebastíán (1813-1884).

Político y docente peruano, nacido en España en la localidad de Alcantarilla, Murcia, el 13 de diciembre de 1813. Sus padres fueron Sebastián Lorente de Saabedem e Isabel Ibáñez de Aparicio. Su formación intelectual fue amplia y variada, lo que le llevó a recorrer diversas regiones de España. Así, ingresó al Seminario de Murcia y obtuvo el bachillerato en Teología cuando apenas tenía quince años. Continuó luego sus estudios en la Universidad de Valencia y obtuvo el doctorado en Medicina en 1834.

Al año siguiente, Lorente pasó a estudiar derecho en Madrid. Más tarde inicia su carrera docente al obtener la cátedra de filosofía en el Colegio Real de San Isidro de esta ciudad, permaneciendo en ella durante dos años, y destacando como expositor claro y ameno, al punto que el Marqués de Santa Cruz le contrató para educar a sus hijos. En un período convulso para España, cuando el general Baldomero Espartero ejercía la regencia a raíz de las guerras carlistas y los liberales se enfrentaban a los conservadores, Lorente partió al Perú a “hacer las Américas”. En 1842 recibió una propuesta del empresario y político peruano Domingo Elías y el ciudadano español Nicolás Rodrigo para trabajar en Lima en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe, centro educativo de orientación liberal. Sebastián se sintió llamado a una misión educadora en el Perú, de la cual no pudo hacerle declinar el Marqués de Santa Cruz ni la ex-regente María Cristina, quien le advirtió del peligro de perder un brillante porvenir en su patria.

Dos años después, Lorente ya era director del colegio mencionado, y continuó siéndolo hasta 1849. Como tal, introdujo nuevas asignaturas: Historia Antigua, Historia de la Edad Media, Historia de la Edad Moderna e Historia General de América. Mientras tanto, su trabajo como profesor se extendió a otras instituciones. El General Francisco Vidal, encargado del mando de la república, le solicitó dictar en el Convictorio de San Carlos, a pesar de que su rector era Bartolomé Herrera, conocido político de ideas conservadoras. Lorente dictó allí las asignaturas de Geografía, Latín y Literatura. Posteriormente, ejerció también la docencia en el Colegio de Medicina de San Fernando, gracias a su formación como médico. Allí impartió las asignaturas de Fisiología, Higiene, Historia Natural y Medicina legal.

Por dicha época, la salud de Lorente se quebrantó por el exceso de trabajo, por lo cual se trasladó a Huancayo, ciudad importante de la sierra central peruana. Allí fundó el Colegio Santa Isabel (1850). La figura de Lorente comenzó luego a cobrar popularidad y la república demandó sus servicios. En aquél año, participó en la Comisión del Primer Reglamento de Instrucción Pública dado por el gobierno de Ramón Castilla, de tendencia liberal.

La época clave de la vida de Lorente en el Perú se inició, empero, en 1854, cuando secundó la revolución liberal de Ramón Castilla. Entre los jóvenes revolucionarios se hallaba un ex-alumno suyo en Guadalupe, Pedro Gálvez. Él preparó el decreto de Castilla aboliendo el tributo indígena, imposición fiscal de origen colonial. Otro ex-alumno, Manuel Toribio Ureta, firmó el decreto del caudillo antes mencionado, que declaraba la abolición de la esclavitud en el Perú. Ureta fue luego Ministro de justicia y culto del nuevo gobierno.

Triunfante la revolución, el colegio Nuestra Señora de Guadalupe fue convertido en una institución fiscal el año 1855, mientras Lorente fundaba el diario “La voz del pueblo”. En este contexto, el educador español, a solicitud del gobierno, elaboró un nuevo reglamento general de instrucción pública (1855). Luego fue nombrado Inspector de instrucción pública, para verificar su cumplimiento, y Director general de estudios. En el año 1856 fue nombrado secretario de la legación de Pedro Gálvez a los gobiernos de América Central, Colombia, Venezuela, España y Francia.

En el año 1866, durante el gobierno liberal de Mariano Ignacio Prado, Lorente fue nombrado nuevamente Inspector de instrucción pública. El mismo año inició la docencia en la Universidad Mayor de San Marcos, dictando la cátedra de Filosofía Trascendental. Su vocación de maestro no tardaría en hacerse evidente, pues asumió el Decanato en 1868, el cual alcanzaría también en 1872. En dicha casa de estudios inauguró la enseñanza de Historia de la Civilización Peruana (1875). El gobierno del presidente Balta lo envió en 1870 a Inglaterra, Francia y Alemania a estudiar la instrucción pública de esos países y editar sus obras. Dicho viaje le permitió también revisar documentos valiosos en archivos españoles. Más tarde, participó en la elaboración del reglamento de instrucción pública de 1876, durante el gobierno de Manuel Pardo.

Según Alberto Rubio Fataccioli, uno de los principales biógrafos, de Lorente, en los reglamentos de instrucción pública en cuya redacció participó, es perceptible la constancia de ciertos principios liberales, entre los cuales destacan el progreso y la libertad, universalidad y gratuidad de la enseñanza. Señala también Rubio Fataccioli que Lorente puede ser considerado un precursor de la educación popular en el Perú, entendida ésta como una educación libre y basada en la vida del pueblo, y que los conceptos del maestro español sobre la enseñanza debieron estar influidos por Juan Enrique Pestalozzi, educador cuyas propuestas alcanzaron especial difusión en España a comienzos del siglo XIX.

Al estallar la guerra entre Perú y Chile (1879), Lorente manifestó aún más su identificación con el Perú y con la docencia. Ocupada la ciudad de Lima, la Universidad de San Marcos fue convertida en un cuartel por las fuerzas chilenas, y Lorente trasladó la Facultad de Letras al Convento de San Pedro y luego a la Cámara de Diputados, fomentando en sus alumnos el amor y el sacrificio por la patria. Patricio Lynch, jefe de la ocupación chilena, ordenó su detención, aunque la insistencia de sus alumnos hizo que huyera de sus captores. Más tarde, defendió también a la universidad mencionada de las intromisiones de Nicolás de Piérola, presidente de turno, que tomó el poder por un golpe de estado.

Lorente fue, fundamentalmente, un maestro, y ello se plasma en sus libros, que versan sobre las materias más diversas, así como en su tendencia a la visión de conjunto y a las obras de carácter general. Seguramente también por sus ideas liberales, se preocupó más por divulgar conocimientos que por satisfacer el rigor de lectores eruditos. El historiador Riva Aguero ha indicado que sus obras de historia fueron en su época útiles compendios para instrucción del público, y guía y auxilio de estudiantes. En cambio, se ha criticado en ellas la ausencia de referencias bibliográficas precisas y el ocasional empleo del lenguaje literario. A pesar de todo ello, fue un personaje influyente en la historiografía peruana, e incluso realizó investigaciones sobre textos inéditos o difícilmente accesibles.

Entre sus obras, cabe destacar Pensamientos sobre el Perú (1855 y 1967), Relaciones de los virreyes y audiencias que han gobernado el Perú (3 volúmenes, 1867-1872), Historia Antigua del Perú (1860), Historia del Perú bajo la dominación austríaca (2 volúmenes,1863-1870), Historia del Perú bajo los borbones (1871). Escribió también Historia del Perú desde la declaración de la independencia, 1821-1827” (1866), e Historia de la Civilización peruana (1879). Además escribió libros de historia universal (edades media, moderna y contemporánea y civilizaciones griega, romana y oriental).

En Historia de la civilización peruana, una de sus obras más celebradas, Lorente presentó el desarrollo de la historia peruana desde sus orígenes hasta el Tawantinsuyu o Imperio de los Incas. Nuestro personaje sostuvo que el origen racial y cultural del Perú era diverso y no descartaba el poblamiento inicial de América y el Perú desde Europa, Asia y Oceanía. Lorente encuentra similitudes entre las creencias de los antiguos peruanos y las creencias de la liturgia cristiana (por ejemplo, la creencia en sacramentos y trinidades), lo cual conduce a un sustrato cultural común, probablemente llevado desde Asia hacia el Perú. Critica los rasgos “socialistas” del Tawantinsuyu y señala que en él “la libertad personal no era conocida ni aún de nombre”. A pesar de que Lorente destacó la previsión y la organización social inca, consideró a su sistema político como “un coloso con pies de barro”, en el cual todo dependía de la persona del soberano, cuya figura fue desprestigiada durante las guerras sucesorias entre Huáscar y Atahualpa. En suma, nuestro historiador consideró al Tawantinsuyu como “una mezcla singular de teocracia y socialismo”. Un apreciación singular del educador español, coincidente con los estudios contemporáneos sobre cultura peruana, es la existencia de contrastes y una diversidad política, religiosa y de formas de vida en el Perú, en consonancia con su heterogeneidad geográfica.

En general, en las obras de historia de Lorente predominó la historia política y el empleo de crónicas y fuentes oficiales, así como una perspectiva que intentó conciliar las conclusiones del pensamiento moderno con los principios religiosos del cristianismo. Sus ideas liberales y su identificación con el Perú le llevaron a justificar la independencia y la guerra contra su propia patria, aunque rechazó la propuesta de nacionalizarse peruano. Con respecto a los debates aún vigentes sobre la identidad nacional peruana, Lorente ha aportado la tesis de la defensa del mestizaje como elemento formador de la nacionalidad, a pesar de los defectos del sistema colonial. Con respecto a la República, la actitud de Lorente fue optimista frente a la modernización del país y la disminución o desaparición de las diferencias sociales entre los peruanos.

El catorce de Agosto de 1884 sufrió un infarto al miocardio, del cual no pudo recuperarse totalmente, falleciendo meses después en Lima, el 28 de noviembre de 1884.

Autor

  • Carlos Pardo