Hernández Guerra, José Domingo (1897-¿1937?).
Médico español nacido en Tejeda (Las Palmas de Gran Canaria) el 16 de febrero de 1897. Tras estudiar el bachillerato en las Islas, pasó a Madrid para estudiar Medicina en la Facultad de San Carlos de la Universidad Central. Estudió con Santiago Ramón y Cajal y tuvo cerca a algunos de los médicos más prestigiosos del momento, como el terapeuta Teófilo Hernando, el bacteriólogo Paulino Suárez y el fisiólogo Juan Negrín. Con éste fue con quien desarrolló sus investigaciones una vez acabada la carrera con tan sólo 20 años. Fue Negrín quien consiguió su admisión en el Collège de France, donde a la sazón enseñaban Lapicque y Gley; más tarde, pasó al Institute Physiologique de Bruselas, donde estuvo junto a Zuntz.
Al regresar a España, consiguió plaza como auxiliar de cátedra y quedó ligado al Laboratorio de Fisiología de la Residencia de Estudiantes, donde residió hasta su muerte; allí había, además, laboratorios de Histología y Anatomía Microscópica, Patología, Bacteriología, Química General y Química Fisiológica. Desde esas instalaciones, salieron trabajos científicos que fueron publicados en las revistas más prestigiosas de la época, como el Bioshemische Zeitschrift, el Zeitschrift für Biologie, los Archives de Physiologie o el Journal of Biological Chemistry. Junto a Hernández Guerra crecen intelectualmente varios jóvenes que, pasado el tiempo, darán en médicos de gran reputación, como Severo Ochoa (con quien se establece una estrecha relación y publica unos afamados Elementos de Bioquímica en 1927 y 1929), García Valdecasas, Grande Covián, Puche y Blas Cabrera.
En 1926, gana la cátedra de Fisiología de la Universidad de Salamanca; sin embargo, para desarrollar sus investigaciones, prefirió renunciar a esa plaza en 1929 para quedar como director de Farmacología del Instituto de Farmacobiología de la Junta de Ampliación de Estudios. Desde ahí, colabora con Negrín, como director ejecutivo que era de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria, en el desarrollo del Laboratorio de Fisiología. Por esos años, alcanza grandes éxitos en sus ensayos para la determinación de vitaminas a través de procesos biológicos y químicos. El método de Hernández Guerra será el aplicado en todo el mundo durante muchos años.
En plena juventud vital y madurez científica, este científico murió, mientras dormía en su habitación de la Residencia de Estudiantes a causa de un aneurisma cerebral. Su recuerdo permaneció siempre fresco en la memoria de los doctores Negrín y Ochoa, quienes le dedicaron continuos recuerdos. En 1998, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria animó la creación de un Instituto Universitario de Biomedicina Hernández Guerra.
