Geisa, Príncipe de Hungría (ca. 950-997)
Príncipe húngaro nacido hacia 950 y muerto en 997. Gobernante enérgico y con amplias miras, durante su reinado terminó la era de las incursiones húngaras a Occidente y se inauguró la alianza con el Sacro Imperio.
Perteneciente a la tribu magiar e hijo del caudillo Takosny, Geisa o Gèza nació probablemente en Alba Regia (Székesfehérvár), en la región Transdanubiana y casó con la princesa Carlota, hija del gran jefe Gyula de Transilvania, que había abrazado el cristianismo en su forma griega. Cuando Carlota se trasladó a Alba Regia llevó consigo a sus confesores y monjes griegos. Geisa heredó la dignidad de príncipe a la muerte de su padre en 972.
Era común entre los pueblos nómadas el odio a Bizancio y Geisa estableció alianzas con los búlgaros en su lucha contra el Imperio de Oriente, llegando incluso a casar a una de sus hijas con Gabriel Radomir, hijo de Samuel, zar de los búlgaros. Fue un hombre cruel y dominado por la sed de poder, aunque entendió el signo de su tiempo. Durante su reinado no hubo enfrentamientos armados con las otras tribus húngaras pero era muy difícil que uno de los jefes se impusiese sobre los demás. Celoso de Gyula de Transilvania, que se apoyaba en Bizancio, decidió a su vez aliarse con Occidente y en 973 envió a doce embajadores a la dieta que el emperador alemán Otón I celebraba en Quedlimburgo, con el fin de ganarse su buena voluntad. Durante la guerra que enfrentó a Enrique de Baviera el Pendenciero con Otón III, en la que el primero obtuvo el apoyo de los príncipes de Polonia y Bohemia, Geisa fue cauto y no tomó partido hasta que se precipitaron los acontecimientos. Sólo se acercó al duque de Baviera y a Miesco de Polonia cuando éstos hubieron firmado un compromiso con el Imperio. El príncipe Geisa casó a una de sus hijas con Boleslao I, hijo del príncipe de Polonia, y a su hijo Vjak (futuro San Esteban) con una de las hijas del Pendenciero. Y Geisa sólo aceptó el cristianismo después de que Miesco de Polonia se bautizase como condición para casar con la hija del duque de Bohemia.
La embajada de Quedlimburgo fue el punto de partida de una unión de mil años entre Hungría y el cristianismo. Misioneros y caballeros cristianos comenzaron a llegar a la corte de Alba Regia, como el obispo Pilgrim de Passau, que bautizó a más de 5.000 notables húngaros, o Volfang, que más tarde sería obispo de Ratisbona. Una misión imperial, bajo la dirección del obispo Bruno de Verdún, se trasladó a la corte de Geisa. Más adelante, los misioneros alemanes dejarían paso a los italianos, que proliferaron en la corte de San Esteban.
Según las crónicas, aún después de haberse bautizado, Geisa seguía sacrificando caballos blancos a los espíritus de sus antepasados, conforme a los antiguos ritos. Sin embargo, aquél a quien se llamó "hombre de dos almas" fue generoso con los caballeros y los monjes extranjeros y favoreció a aquellos que mostraban interés por la nueva religión. La prueba de la rapidez con la que el cristianismo se extendió por Hungría durante la época de este príncipe semipagano, fue que en el transcurso de pocos años, su hijo Vjak fue elevado a los altares de la Iglesia Romana.
Bibliografía
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JMMT