Franco Oppenheimer, Félix (1912-2004).
Poeta, ensayista, crítico literario y profesor universitario puertorriqueño, nacido en Ponce en 1912 y fallecido en 2004. Presente en todas las aventuras poéticas de la literatura antillana del siglo XX, fue uno de los autores que, influidos por el existencialismo, dio inicio al movimiento trascendentalista en la isla.
Inclinado desde su temprana edad al estudio de las disciplinas humanísticas y al cultivo de la creación literaria, en 1935 se dio a conocer como poeta con un primer volumen de versos titulado Ensoñaciones, una opera prima que no aportó ninguna novedad substancial a la poesía puertorriqueña del momento. Por los años en que salió a la calle este su primer poemario, el joven Félix Franco Oppenheimer cursaba estudios superiores de Letras en la Universidad de Río Piedras, en donde poco después, ya licenciado, emprendería una fecunda trayectoria docente como profesor de Humanidades. Así las cosas, cada vez más integrado en los principales círculos artísticos e intelectuales del país, se relacionó con numerosos profesores y poetas, se convirtió en director y editor de varias revistas culturales, fue llamado a colaborar en los principales rotativos del país y, en definitiva, se convirtió en una de las figuras más influyentes de la cultura puertorriqueña de mediados del siglo XX.
Desde esta atalaya intelectual, el poeta de Ponce se hizo oír también como teórico de la literatura y crítico literario, por medio de diferentes ensayos, antologías y comentarios de texto que vinieron a confirmar su valía como estudioso de las obras de sus contemporáneos, al tiempo que abundaban en algunas de las claves más significativas de su propia creación poética. Hacia finales de la década de los años cuarenta, en compañía de otros dos poetas puertorriqueños (Eugenio Rentas Lucas y Francisco Much Mora), sentó, en un manifiesto que se publicó en la revista Alma Latina el día 3 de julio de 1948, las bases del denominado trascendentalismo, un movimiento literario específicamente puertorriqueño que intentaba rescatar la corriente homónima puesta en marcha por el poeta estadounidense Ralph Waldo Emerson hacia mediados del siglo XIX, en un intento de alcanzar "la infinitud del hombre en su dimensión privada".
Al hilo de estas propuestas decimonónicas, Félix Franco Oppenheimer y sus compañeros de aventura poética promovieron una corriente lírica espiritual que, en su afán de reconstruir la personalidad íntegra del ser humano, recurre a una poesía trascendente, nítida y muy bien definida desde el punto de vista formal, al tiempo que rechaza el positivismo científico y el materialismo que define las coordenadas de vida de la nueva clase burguesa. A grandes rasgos, en estas propuestas está cifrado todo el alcance del movimiento trascendentalista, que desprecia también los valores contemporáneos para regresar a la verdadera realidad existencial del hombre, y busca el amparo teórico de una filosofía humanística ecléctica que, centrada en la agónica lucha del ser humano con su propia existencia, encuentra en el arte una realidad trascendente de valor universal. Se consuma así, pues, el rechazo de Franco Oppenheimer del arte por el arte, a la par que se consolida su esfuerzo por crear una poesía humanizada.
Se abrió, así (y al margen de aventuras poéticas juveniles), una primera etapa en la producción lírica del poeta de Ponce, etapa inmersa en la susodicha corriente trascendentalista y marcada por una clara influencia de ese existencialismo filosófico que imponía una poesía en constante actitud reflexiva, siempre ajena al relato minucioso de los hechos y a la descripción pormenorizada de las cosas. Todo ello quedó bien plasmado en el poemario titulado -desde inequívocos guiños existencialistas- El hombre y su angustia (1945-1950) (Santurce: Yaurel, 1950), brillante recopilación de las mejores composiciones de Félix Franco Oppenheimer durante todo el proceso de preparación y ebullición del trascendentalismo. En la misma línea temática y estética, dos años después vio la luz otra colección de versos del poeta puertorriqueño, titulada Del tiempo y su figura (Santurce: Yaurel, 1956).
Hacia mediados de los años cincuenta, Franco Oppenheimer se unió también a las nuevas propuestas líricas de su compatriota Cesáreo Rosa-Nieves, que en 1954 había sentado las bases de un nuevo movimiento poético, el ensueñismo, caracterizado por su intención de rescatar las claves específicas de lo puertorriqueño -especialmente, el paisaje de la isla- para revestirlas de una acentuada musicalidad que perseguía dotarlas de un alcance universal. Surgieron así nuevos libros en verso y prosa de Franco Oppenheimer, como los titulados Imágenes; prosas, decires y aforismos (Río Piedras: Yaurel, 1956); Contornos; ensayos (San Juan: Yaurel, 1960); Los lirios del testimonio (San Juan: Yaurel, 1964); Estas cosas así fueron (San Juan: Yaurel, 1966); y La presencia ignorada (San Juan; Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970).
A comienzos de los años setenta, la producción literaria del poeta y ensayista antillano evolucionó hacia una mayor preocupación por los aspectos de la vida cotidiana, presentes sobre todo en el libro titulado Prosas sin clave (San Juan: Yaurel, 1971). Posteriormente, dio a la imprenta Imagen de Puerto Rico en su poesía (Río Piedras: Editorial Universitaria, 1972), Antología poética (1950-1972) (San Juan: Edil, 1975) y La curva de las tardes (San Juan: Yaurel, 1990).
Bibliografía
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BRASCHI, Wilfredo. "Los poetas trascendentalistas", en Revista de la Asociación de Maestros de Puerto Rico (San Juan), 7 (1948), págs. 230-31 y 236.
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GONZÁLEZ TORRES, Rafael A. "Félix Franco Oppenheimer y su visión metafísica", en La Torre (Río Piedras), 20, 75-76 (1972), págs. 224-243.
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HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Jesús. Félix Franco Oppenheimer: poeta del dolor (vida y obra, bibliografía, antología) (Barcelona: Rumbo, 1964).
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MARTÍN, José Luis. "El hombre y su angustia, poemario de Félix Franco Oppenheimer", en Asomante (San Juan), 8, 1 (1952), págs. 41-53.
J. R. Fernández de Cano