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HistoriaPolíticaBiografía

Flórez Martínez de Angulo, Manuel Antonio (1723-1799).

Marino español nacido el 27 de mayo de 1723 en Sevilla y muerto en 1799 en Madrid. Miembro de la Comisión de Límites (véase Tratado de Límites), fue virrey del Nuevo Reino de Granada durante la revolución de los Comuneros en este virreinato y más tarde virrey de Nueva España.

A los 13 años sentó plaza en la Real Compañía de Caballeros de Guardias Marinas y Colegio Naval de la Academia de Cádiz. En 1744 embarcó en la escuadra real y en 1753 acompañó al marqués de Valdelirios en la Comisión para la demarcación de límites con Portugal. El capitán Flórez dirigió una partida que, de acuerdo con otra portuguesa mandada por José Custodio de Saa y Faria, estableció los jalones divisorios en la boca del río Jaurú y del Iguatimí, en lugar del inexistente Ygurey al que aludían los tratados antiguos; redactó entonces un Diario de la demarcación y una Descripción de la provincia del Paraguay, lamentablemente perdidos. En 1771 fue nombrado comandante de La Habana y del Ferrol (1771), concediéndosele el hábito de Calatrava al año siguiente y el ascenso a teniente general de la Armada, y cuatro años más tarde fue promovido al cargo de virrey del Nuevo Reino de Granada. Llegó a Cartagena el 10 de febrero de 1776, emprendiendo el acostumbrado camino a Santa Fe, pero por vía terrestre, a través del Opón y Vélez, con el fin de comprobar si era posible mejorar aquella vía para que sustituyera a la tradicional del río Magdalena hasta Honda. Se posesionó de su cargo en Bogotá en mayo de 1776.

El mandato de Flórez está muy opacado en la historiografía colombiana por haber atraído más la atención de los historiadores el movimiento de los comuneros, pero fue muy positivo y típicamente ilustrado. Inició la mejora de los caminos del reino construyendo algunos en el Chocó y Antioquia; fomentó la agricultura; estimuló la formación de los gremios y les dio sus constituciones; atendió la minería; fundó los hospicios para pobres de ambos sexos y mejoró los hospitales de Vélez, Mariquita, Pamplona y Tunja. En el orden cultural introdujo la imprenta pública en la capital y el 7 de enero de 1777 inauguró la Real Biblioteca, formada principalmente con los fondos confiscados a los jesuitas expulsados. Al declararse la guerra contra Inglaterra en 1779 tuvo que abandonar Santafé y marcharse a Cartagena, para defender el reino. Desde allí ordenó explorar las costas de los mosquitos, reorganizó las milicias y terminó las obras de fortificación de Bocagrande, aprovechando las directrices del ingeniero Cramer. También atendió a la defensa de Santa Marta, Riohacha y Bayahonda.

En 1777 el ministro José de Gálvez envió al Nuevo Reino de Granada al visitador Francisco Gutiérrez de Piñeres para iniciar su reforma fiscal, en paralelo con programadas para el Perú y Quito. Gutiérrez realizó una visita concienzuda; estableció la renta del estanco del tabaco, prohibiendo su cultivo en algunas regiones; impuso la renta de naipes y aguardientes, organizó la Dirección General de Rentas; abrió las aduanas de Cartagena y Santa fe, y finalmente el 12 de octubre de 1780 publicó la Instrucción de nuevos gravámenes, subiendo dos reales la libra de tabaco y otros dos la azumbre del aguardiente.

A los 10 días surgió la revolución de los comuneros, como respuesta popular contra el nuevo régimen de impuestos ordenado por Carlos III,primero en Simacota y luego en Mogotes, Barichara, Charalá y el Socorro. En esta última población se organizó el movimiento del Común (1781), después de asaltarse la oficina de la renta del tabaco. Lo dirigieron Juan Francisco Berbeo, Salvador Plata, Monsalve y Rosillo y llegaron a reunir 20.000 hombres de todas clases (criollos, mestizos e indios) que marcharon a Bogotá en 1781. Todo el reino quedó conmocionado, desde Pasto hasta Mérida. Como el virrey Flórez estaba en Cartagena, la autoridad recayó en la Audiencia, que envió una comisión para entrevistarse con los comuneros. El encuentro tuvo lugar en el puente llamado del Común, cerca de Zipaquirá, donde la comisión ofreció a los rebeldes bajar los impuestos si se desmovilizaban. La propuesta fue firmada y bendecida por el arzobispo de Santa Fe, Antonio Caballero y Góngora, pero no se cumplió. Los comuneros fueron perseguidos tenazmente y sus dirigentes fueron apresados y ejecutados, descuartizándose sus miembros.

El virrey Flórez siguió en Cartagena hasta 1782, cuando pasado ya el peligro de la invasión inglesa y el huracán de los comuneros, renunció a su cargo. Para sustituirle se nombró virrey a Juan de Torrezar Díaz Pimienta, que comenzó a gobernar con indultos, y murió a poco de llegar a Bogotá, por lo que le sustituyó realmente el arzobispo Caballero y Góngora, señalado en el pleito de mortaja.

Flores salió de Cartagena hacia La Habana y luego a España, donde fue nombrado virrey de México en 1787. Zarpó de Cádiz hacia su nuevo destino el 20 de mayo de 1787, acompañado de sus hijos, pero tuvo que dejar a su esposa en Madrid. Entró en México el 17 de agosto del mismo año, sucediendo al arzobispo Alonso Núñez de Haro y gobernó la Nueva España hasta 1789, cuando le relevó el segundo conde de Revillagigedo Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla.

El mandato mejicano de Flórez fue aún más positivo que el neogranadino, aunque se vio dificultado por la política reformista de Carlos III y Carlos IV. Estuvo así privado de intervenir en asuntos de hacienda y guerra, aspectos de exclusiva competencia de los intendentes bajo la autoridad de un superintendente delegado Fernando Mangino, hasta que se le removió al Consejo de Indias. Soportó también los vaivenes de la administración indiana, ya que se dividió la Secretaria de Indias en los dos ministerios de la Secretaria de Gracia y Justicia, y la de Guerra y Hacienda. Afortunadamente el peligro de una posible guerra con Inglaterra, que también le persiguió en México, pasó pronto, lo que le permitió desmontar el estado de alarma y activar el comercio. Arregló lo relativo a las Provincias Internas, haciendo su división en dos comandancias generales, de acuerdo con la propuesta formulada anteriormente por el virrey Carlos Francisco de Croix; la de Poniente (California, Sonora, Nuevo México y Nueva Vizcaya) y la de Oriente (Coahuila, Texas, Nuevo Reino de León y jurisdicciones del Saltillo y Parras). Envió personal a las mismas y reafirmó la alianza con los Apaches.

Hombre ilustrado, como sabemos, introdujo las tertulias literarias y científicas en su palacio (Alzate, el padre Pichardo, León y Gama, Dimas Rangel, Fausto Elhuyar, etc.), favoreció la publicación de la Gazeta, promovió la formación de un plan de Historia de la Nueva España, encomendado al teniente coronel Diego Panes, si bien no pudo implantarse, e impulsó la publicación de obras de medicina. Durante su mandato se enviaron a España los manuscritos sobre la Historia de México de Mariano Veitia, donados por su viuda, los cuales llegaron a España junto con los papeles del caballero Lorenzo Boturini y otras obras de interés para la historia de México, como una Historia de Texas y Coahuila y las noticias de fray Antonio Tello sobre Jalisco, Nueva Vizcaya y Nuevo León. Flórez autorizó además a Malaespina para que consultara los archivos jesuitas de los puertos por donde recalase, con objeto de facilitarle noticias para el viaje que emprendía alrededor del mundo. También ayudó a la Sociedad Patriótica de Veracruz, que acaba de fundarse el 1 de mayo de 1787.

Otras obras importantes de Flórez durante su virreinato fueron el intento de establecer una universidad de estudios mayores en Guadalajara, la construcción del Jardín Botánico (inaugurado el 8 de abril de 1788), y su solicitud de abrir una Cátedra de Botánica en la Universidad. Sostuvo el funcionamiento de la Real Academia de San Carlos (creada 1785), donde se enseñaba arquitectura, escultura, pintura y grabado e impulsó el Colegio y Tribunal de Minería con la introducción de nuevas técnicas mineras gracias a la llegada de Fausto Elhuyar y de mineros extranjeros; por ejemplo en Sombrerete (Zacatecas) se comprobó que el viejo sistema de patio era mejor que el de hornos. En el terreno militar mejoraron las defensas del reino en el Castillo de San Juan de Ulúa, en la plaza de Veracruz y en las costas laterales. Formó tres regimientos nuevos de fijos de infantería que se llamaron de Nueva España, de México y de Puebla, mejoró las milicias y envió la expedición a Nutka para averiguar el avance de la colonización rusa en la costa norpacífica. Obras públicas importantes fueron asimismo los inicios de la construcción de la presa de Arroyo Zarco, y de la calzada que uniría el puente de San Antonio Abad con el de Belén. En la capital mejicana construyó un teatro (1788), arregló la Casa de Moneda, deteriorada por los terremotos, levantó el nuevo palacio de Chapultepec y mejoró el desagüe de Huehuetoca, que evitaba la inundación de la urbe.

Especial importancia tuvo la mejora del puerto de San Blas en California, que Flórez convirtió en base de la exploración hacia el norte, confiada a Esteban José Martínez. Tras solicitar ocho cirujanos y alistó cinco buques, el 21 de julio de 1787 zarparon de allí hacia el norte, y por la ruta del capitán Cook, la fragata Princesa al mando del alférez de navío José Esteban Martínez y el paquebote San Carlos al de Gonzalo López de Haro, segundo piloto de Real Armada. Llegaron a Nutka y comprobaron su situación y la presencia rusa, así como la posible llegada de los ingleses. En 1789 salieron de nuevo Martínez y Haro y en 76 días alcanzaron Nukta, donde iniciaron una ocupación rudimentaria, encontrando los buques ingleses. Regresaron a San Blas el 27 de agosto de 1789, pocas semanas después de que Flórez hubiera partido de México.

El virrey Manuel Antonio Flórez recibió la noticia de su relevo, que él mismo había solicitado a causa de su quebrantada salud y su avanzada edad, el 22 de febrero de 1789, junto con las mercedes de no tener que hacer juicio de residencia y de gozar de seis meses de sueldo para que pudiera regresar dignamente. No pudo partir de inmediato, sin embargo, pues Juan Vicente Gümes no llegó a Veracruz hasta el 7 de julio del mismo año 1789; durante la espera hizo su Instrucción para el sucesor y diez días después entregó el mando y zarpó para la Península. Carlos IV le otorgó el cargo de capitán general de Real Armada y el título de conde de Casa Flórez, que no quiso aceptar en vida y pasó luego a su hijo.

Bibliografía

  • HENAO, J. M. Y ARRUBLA, G. Historia de Colombia. Bogotá, 1967.

  • LUCENA SALMORAL, M. El memorial de don Salvador Plata, los Comuneros y los movimientos antirreformistas. Bogota, 1982.

  • ORTIZ, S. E. Nuevo Reino de Granada. El Virreinato, 1753-1810. Historia Extensa de Colombia, Bogotá, Editorial Lerner, 1970.

  • Virreyes de Nueva España (1787-1798). Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1972.

MLS

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