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Feijóo Rodríguez, Samuel (1914-1992).

Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista, folklorista, dibujante, crítico literario y periodista cultural cubano, nacido en San Juan de los Yeras (en la provincia de las Villas, hoy conocida como Villa Clara) el 31 de marzo de 1914, y fallecido en La Habana el 14 de julio de 1992. Humanista fecundo y polifacético, desplegó una intensa y fecunda labor de promoción cultural que le convirtió en una de las figuras cimeras de la intelectualidad cubana del siglo XX; y, al mismo tiempo, fue pergeñando una bella, original y sugerente producción poética que le situó en la elite de la poesía centroamericana contemporánea.

Vino al mundo en el seno de una familia de clase media, formada por el farmacéutico Florentino Feijóo y su esposa Amelia Rodríguez. Durante los dos primeros años de su vida, residió en la pequeña población de Mataguá, cercana a su lugar de nacimiento, donde su padre había sido enviado para regentar una botica. Allí vinieron al mundo su dos hermanos menores: Nano (nacido en 1915 y fallecido prematuramente en 1932, en el transcurso de una revuelta popular en el Castillo de Atarés), y Norka (nacida en 1916 y consagrada, en su edad adulta, a la Iglesia Metodista).

En 1916, debido a un nuevo destino profesional del cabeza de familia, los Feijóo se trasladaron a la población de La Jorobada, en la que habrían de permanecer durante seis años (1916-1922). Fue allí donde el pequeño Samuel inició su trayectoria escolar, como alumno de enseñanza primaria en diferentes colegios públicos del lugar. Luego, a raíz del regreso de los suyos a su localidad natal de San Juan de los Yeras, reanudó allí sus estudios elementales.

Pero, a causa de los constantes cambios de destino laboral de su progenitor, tampoco permaneció mucho tiempo en su lugar de origen, porque en 1924 toda la familia se trasladó a La Habana. Durante los diez años siguientes (1924-1934), los Feijóo Rodríguez se mudaron constantemente de domicilio, siempre dentro del término municipal de La Habana; por eso el joven Samuel completó su formación primaria y realizó sus estudios de bachillerato -que no llegó a concluir- en diversos centros de enseñanza, como el colegio-internado "Gertrudis Gómez de Avellaneda" (sito en la barriada de Jesús del Monte), el "Colegio Presbiteriano de La Habana" (del que siempre guardó un grato recuerdo, pues en él aprendió, entre otras materias, una lengua extranjera cuyo conocimiento habría de serle muy útil: el inglés); y el Instituto de La Habana (donde cursó hasta tercero de bachillerato). Samuel Feijóo abandonó este último centro sin haber concluido dichos estudios secundarios, por lo que puede afirmarse que el excelente bagaje literario que llegó a acumular lo fue amasando él de forma autodidáctica, a base de sumar, día tras día, abundantes lecturas.

Autor ciertamente precoz, durante aquel período de estudios "itinerantes" en La Habana Feijóo descubrió su vocación literaria y comenzó a escribir con cierta asiduidad. Como cabía esperar del adolescente que todavía era, compuso por aquel tiempo sus primeros poemas, pero también se inició en el género del relato y se atrevió, incluso, con algunas novelas breves que jamás llegó a publicar. Sus primeros textos impresos datan de 1928, cuando, con tan sólo catorce años de edad, vio publicados en la revista Billiken algunos de los relatos que había enviado a su Redacción. Y fue en dicho período cuando se le despertó también el interés por el folklore y la literatura de la tradición oral, a la que dedicó muchas horas como recolector de cuentos populares que escuchaba en los rincones y plazoletas de La Habana.

A comienzos de la década de los años treinta, Samuel Feijóo ya había asumido plenamente (con poco más de tres lustros de vida) que quería dedicarse a la creación artística. Así pues, en 1930, coincidiendo con el inicio de la redacción de sus dos primeros libros (Diarios de viajes montañeses y llaneros y Azar de lecturas, que habrían de ser publicados al cabo de más de un cuarto de siglo), empezó a practicar el dibujo y la pintura, actividades con las que enseguida supo que no iba a ganarse la vida. Esta conclusión le animó a realizar su primera traducción de un texto inglés (El pequeño Lord Fauntleroy), así como a buscar trabajo como colaborador periodístico en diferentes rotativos habaneros (y, con especial asiduidad, en el diario La Voz).

En consonancia con las tendencias dominantes en las Letras cubanas de aquellos años -dominados por un colectivo de autores que se agrupaban en torno a la Revista de Avance-, los poemas y textos en prosa que Feijóo redactaba illo tempore mostraban una palmaria predilección por las propuestas vanguardistas y la literatura de la negritud. Además, el joven escritor de San Juan de los Yeras empezó a dar muestras de un vivo interés por los asuntos políticos, que se convirtieron en el tema central de los artículos periodísticos escritos por Feijóo en aquel período. Sin duda alguna, la muerte de su hermano Nano en la ya mencionada rebelión popular contribuyó a acercar a Samuel Feijóo a la realidad socio-política cubana, que, a partir de 1933, empezó a analizar con sutileza y profundidad desde las páginas del diario Juventud Nacionalista.

En 1934, dos años después de la muerte de Nano y el nacimiento de David, el hijo menor de la familia (que, andando el tiempo, habría de convertirse en un acreditado pianista), los Feijóo Rodríguez regresaron a San Juan de los Yeras, donde apenas permanecieron un año, pues en 1935 ya estaban instalados en Cienfuegos. El joven Samuel regresó desde allí a la capital del país para empezar a trabajar en la Oficina de Prensa del Gobierno Provincial de La Habana, pero al cabo de dos meses empezó a padecer una grave afección nerviosa que le obligó a abandonar este empleo y retornar con los suyos a Cienfuegos, donde pronto quedó perfectamente restablecido de su dolencia. Y, una vez repuesto, emprendió un largo viaje de descubrimiento y aventura a través de la Sierra de Escambray -que se extiende por las provincias de Cienfuegos, Sancti Spíritus y Villa Clara-, acompañado por su tío Tomás Feijóo. Durante este fecundo recorrido, aprovechó para recopilar abundante material para sus trabajos sobre el folklore.

Ya empezaba, por aquel tiempo, a ser reconocido y admirado por su faceta de escritor, de lo que da cuenta el hecho de que algunos poemas suyos aparecieran en la muy divulgada antología La poesía cubana en 1936, realizada por varios intelectuales cubanos bajo los auspicios de Juan Ramón Jiménez. Así las cosas, en 1937 emprendió la redacción de dos nuevas obras: Libro de apuntes (que no pasó por la imprenta hasta 1954) y el poemarios El pájaro de las soledades (cuya versión final vio la luz en 1961).

Tras la publicación de su poemario Gajo joven (1938), Samuel Feijóo comenzó a integrarse, ya en la década de los años cuarenta, en el colectivo de autores más tarde conocido como "Grupo Orígenes". Feijóo colaboró en la revista que dio nombre a esta generación, y estableció firmes lazos de amistad con algunas de las figuras precipuas del grupo, como el poeta y crítico literario Cintio Vitier. Por aquel tiempo emprendió la redacción de otra de sus obras maestras, el poemario Beth-el (que no salió a la venta hasta 1949), junto con otros volúmenes de versos como Camarada celeste (aparecido en 1944, aunque fechado en 1941), Aventuras con los aguinaldos (iniciado en 1942, y concluido y publicado en 1947) y La hoja del poeta (que, empezado también en 1942, no vio la luz hasta 1957).

Apresuradamente, su presencia en los foros artísticos e intelectuales cubanos se tornaba más frecuente y relevante. Colaborador asiduo, desde 1943, del rotativo La Correspondencia (de Cienfuegos), se unió a otro inquieto creador de su tiempo, Salón Lerner, para fundar un grupo de artistas y escritores congregados en torno a la pintura. Poco después, tras haber conocido al pintor suizo Robert Altman -que habría de ser, a partir de entonces, uno de sus mejores amigos-, Samuel Feijóo viajó a los Estados Unidos y, tras conseguir empleo como diseñador de modas en una empresa dedicada a la fabricación de corbatas, decidió quedarse a vivir durante una larga temporada en la poderosa nación de América del Norte.

Su experiencia laboral en los Estados Unidos fue, ciertamente, penosa, pues tras haber dejado la empresa de corbatas e ingresado en una fábrica de muebles (con la misión de diseñar las piezas originales del catálogo), tomó parte activa en una serie de demandas laborales que, a la postre, le condujeron al despido. En paro y enfermo de pulmonía, Feijóo regresó a Cuba y se refugió en el hogar familiar en Cienfuegos, no sin antes haber aprovechado su larga estancia en Norteamérica para perfeccionar sus conocimientos de inglés y verter al castellano diversas obras de Poe, Whitman, Eliot, Lawrence y otros autores anglófonos.

Nuevamente afincado en Cienfuegos, Feijóo escribió en 1946 Poeta en el paisaje (que pasó por los tórculos en 1958) y Carta de otoño (editado en 1957). Y al año siguiente publicó, en La Habana, el libro de poemas Concierto, escrito en colaboración con Aldo Menéndez y Alcides Iznaga, dos autores que formaban parte del grupo poético en el que entonces militaba. También es de 1947 su poemario Infancia de la tatagua, así como los dibujos con que ilustró un libro de cuentos de Amelia Navarro Aulet.

En 1948 -año en el que contrajo nupcias con Ruth Helen Ortega y Pérez de Villaamil-, Samuel Feijóo editó una selección de Rumores del Hórmigo -el único poemario de Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo, más conocido por su pseudónimo de "El Cucalambé"-, libro ilustrado por el susodicho Robert Altman. Poco después, el escritor cubano dio a la imprenta sus poemarios Beth-el (1949) y Jiras guajiras (1949), al tiempo que se dedicaba a imprimir, por su propia cuenta y valiéndose de medios casi artesanales, una serie de cuadernos de poesía inaugurada por sus títulos Gallo campero y Errante asilo.

Aquel mismo año de 1949 ganó fama como narrador merced a su relato "Alzamiento", distinguido con una Mención Honorífica en el Concurso Hernández Catá. Y, en medio de una infatigable labor de animación y promoción cultural, en 1950 fundó la revista Ateje, interesante publicación que enseguida tuvo que clausurar por falta de medios para sostenerla.

A comienzos de la década de los cincuenta, tras las publicaciones de Azar de lecturas (1950) y Nuevo azar de lecturas (1951), Feijóo empezó a colaborar en las revistas Carteles (a partir de 1952) y Bohemia (en 1953). En las páginas de esta última publicación denunció la penosa situación en que malvivía la población rural cubana, por medio de una serie de reportajes que, ilustrados por esclarecedoras fotografías realizadas por el propio Feijóo, hallaron un amplio eco en los medios políticos, sociales y económicos de la bella isla antillana.

De 1954 -año en el que falleció la madre del escritor- data la aparición de Libro de apuntes, así como el comienzo de la redacción de Faz. Al año siguiente acometió la redacción de Caminante montés (que no apareció hasta 1962), y en 1956 publicó la primera versión de uno de sus poemas más célebres: "Faz". Aquel mismo año -en el que se divorció de su esposa Ruth Helen- incrementó la frecuencia de sus colaboraciones en La Correspondencia.

Su primera exposición de pinturas y dibujos originales tuvo lugar en 1957, año en el que publicó La hoja del poeta y Carta de otoño. Poco después, tras haber formalizado su relación docente con la Universidad Central de Las Villas, se casó con Isabel Castellanos Hernández (1958) y asumió el cargo de Director del Departamento de Estudios Folklóricos y Publicaciones de la Universidad Central de Las Villas "Marta Abreu". Luego fundó la revista Islas, publicó la antología Colección de poetas de la ciudad de Camagüey, y editó -como ya se ha apuntado más arriba- sus Diarios de viajes montañeses y llaneros. De aquel fructífero año data también la publicación de su libro de máximas y pensamientos La alcancía del artesano, y su espléndida colección de sonetos Violas.

Tras la divulgación, en un número de la revista Islas editado en 1959, de otro de sus poemas mayores ("Himno a la alusión del Tiempo"), publicó su antología Teatro cubano (1960), en la que incluyó La alegre noticia, tal vez su texto dramático más relevante (escrito entre 1939 y 1948). Desde aquellos comienzos de la década de los sesenta hasta el final de sus días, el incansable escritor de San Juan de los Yares incrementó notablemente su ya apretada bibliografía con obras como Los trovadores del pueblo (1960), Cuentos populares cubanos (1960), Diario abierto (1960), Poemas del bosquezuelo (1960), Haz de la ceniza (1960), El pájaro de las soledades. 1937-1940 (1961), La décima popular y compilaciones de adivinanzas y dicharachos (1961), Sobre los movimientos por una poesía cubana hasta 1856 (1961), Teatro bufo (1961), Dibujos (1961) -con prólogo de Roberto Fernández Retamar-, Azar de lecturas (1961, versión definitiva), Segunda alcancía del artesano (1962), Cuentos populares cubanos II (1962), Pintores y dibujantes de Las Villas (1962), Mateo Torriente (1962), La décima culta en Cuba (1963), El girasol sediento (1963), Tumbaga (1964; novela), Juan Quinquín en Pueblo Mocho (1964; novela), Ser fiel (1964) -su recopilación poética más importante-, Cantos a la naturaleza cubana del siglo XIX (1964), El movimiento de los romances cubanos del siglo XIX (1964), Sonetos en Cuba (1964), Poetas rusos y soviéticos (1965) -en colaboración con Nina Bulgákova-, Pancho Ruta y Gil Jocuma (1968; novela corta), La jira descomunal (1968), Pleno día (1974), Viaje de siempre (1977), Cuarteta y décima, antología folklórica (1977), Tres novelas de humor (1977), Cuentacuentos (1978) -obra galardonada el año anterior con el premio de cuento de la Unión Nacional de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC)-, "Trajín polaco" (1979) -recuerdos de un viaje publicados en la revista Signos-, Cuentos cubanos de humor (1979), Polvo que escribe (1979), El negro en la literatura folklórica cubana (1980), Contactos poético (1980), Del piropo al dicharacho (1981), Vida completa del poeta Wampampiro Timbereta (1981), Crítica lírica (1982), Cuentería (1982), Mitología americana (1982), Ser (1982) -antología de su poesía, con selección y prólogo a cargo de Cintio Vitier-, Festín de poesía (1984) -selección de sus traducciones poéticas-, y, entre otros títulos, El saber y el cantar de Juan sin nada (1984) y El son cubano (Poesía general) (1986).

A pesar de esta constante e incansable entrega a la escritura poética, el ensayo, la prosa de ficción, el artículo periodístico, el teatro y cuantos géneros literarios puedan imaginarse, Samuel Feijóo no descuidó en ningún momento su dedicación al arte. En 1961 tuvo lugar una exposición de sus dibujos, acuarelas y aguafuertes en Cienfuegos, y al cabo de dos años hubo otra muestra de su obra pictórica en esa misma ciudad; en 1978 expuso sus dibujos y pinturas Kokoriokos y Kakafuakos en la Casa de la Cultura de El Vedado (La Habana), y en 1982 colgó su obra en el Museo D'Art Brut (en Lausana, Suiza), junto con un colectivo de pintores pertenecientes al denominado "Grupo Signos" (fundado por el propio Feijóo).

Viajero impenitente en su etapa de madurez, Feijóo visitó la URSS (1964), la República Democrática Alemana (1965), Bulgaria (1968), Francia e Inglaterra (1970), Suiza y Francia (1975), Mongolia (1978) -donde fue honrado con la más alta condecoración del país-, Polonia (1979), nuevamente Mongolia (1980), otra vez Suiza y Francia (1982), la India (1983), y, entre otros lugares, Bulgaria (1985) -donde fue también condecorado oficialmente por las autoridades del país.

En 1968, a su regreso de su primer viaje a Bulgaria, el escritor de San Juan de los Yares se encontró con numerosos problemas para seguir trabajando en la Universidad Central de Las Villas, por lo que dejó esta institución y la dirección de la revista Islas (de la que había llegado a editar treinta números). Lejos de buscar el retiro que parecía presagiar su edad, lanzó entonces una nueva publicación, Signos, que pronto se convirtió en una de las revistas culturales cubanas más importantes del siglo XX.

A pesar de los numerosos premios, honores y condecoraciones que fue recibiendo a medida que cumplía años, los últimos años de su vida estuvieron marcados por la desgracia y el dolor. En 1970 fallecieron su esposa Isabel y su padre Florentino Feijóo; y en 1986 empezó a notar los primeros síntomas de un grave deterioro de su salud mental, para caer de inmediato en un penoso proceso de demencia senil que le tuvo prácticamente alejado de la realidad durante sus seis últimos años de vida. Postrado en una cama del Hospital Calixto García de La Habana, falleció allí el día 14 de julio de 1992, y fue enterrado al día siguiente en el bellísima camposanto habanero de Colón.

Entre los numerosos tributos de admiración y respeto que se le rindieron, cabe destacar el número especial que le dedicó La Gaceta de Cuba en 1974, al alcanzar el escritor los sesenta años de edad; la Alta Condecoración de Polonia (1981) y la Distinción por la Cultura Nacional (1981); el homenaje que le tributó la Universidad Central de Las Villas (1989); y la "Orden Félix Varela" que le entregó el Consejo de Estado cubano (1990). Además, Samuel Feijóo recibió la Medalla "Alejo Carpentier" (1982), la Medalla "Félix Elmuza" (1984), la Medalla "Raúl Gómez García" (1986), la Medalla del XXX Aniversario del Levantamiento del 5 de Septiembre (Cienfuegos, 1989), la Medalla del Mérito Cultural (Polonia), la Medalla de 1300 Años de Bulgaria, y la Medalla conmemorativa del 60 Aniversario de la Liberación (Mongolia).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.