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Ocio y entretenimientoBiografía

Cavazos Ramírez, Eloy (1950-VVVV).

Matador de toros mejicano nacido en Villa Guadalupe (en el estado de Nuevo León) el 25 de agosto de 1950. Dada la profesión de su padre, que era conserje en el coliseo taurino de Villa Guadalupe, desde su más tierna infancia tuvo ocasión de hollar el redondel de la plaza de toros de su ciudad natal, en el que -según cuenta COSSÍO- solía torear de salón antes de que dieran comienzo los festejos. Creció, así, el joven Eloy rodeado de un ambiente taurino que, ya desde su temprana adolescencia, le impulsó a elegir el sendero profesional del toreo, en el que había dado sus primeros pasos con tan sólo ocho años de edad, cuando le permitieron enjaretar unos mantazos a una becerra. A los catorce consiguió vestir, por vez primera en su vida, un traje de alamares, en un precoz debut que se verificó, en 1964, en las arenas de Guadalajara (en el estado de Jalisco), donde Eloy Cavazos despachó con acierto un par de reses criadas en las dehesas de Gustavo Álvarez.

Ya orientada su vida, definitivamente, hacia el Arte de Cúchares, el jovencísimo novillero de Villa Guadalupe desarrolló a partir de entonces una exitosa andadura de aprendizaje que acabó por conducirle, dos años después, hasta el coso de la plaza Monumental de México, en la que hizo su presentación oficial como novillero el día 12 de junio de 1966. Aquella tarde de su estreno en la primera plaza del país, el joven Eloy Cavazos conoció casi al mismo tiempo la cara dulce y la faceta amarga del toreo, puesto que, después de haber realizado una extraordinaria faena que le reportó las dos orejas de su primer enemigo, el segundo novillo de su lote le asestó una grave cornada en el muslo derecho.

Este serio percance, antes de suponer un parón en su meteórica trayectoria novilleril, se convirtió en un acicate que le animó a abandonar el escalafón de los diestros noveles antes de que concluyera aquella misma campaña. En efecto, el día 28 de agosto de dicho año de 1966 compareció en el ruedo de Monterrey (capital del estado de Nuevo León), ahora dispuesto a recibir la alternativa que había de otorgarle su padrino, el coletudo de León de los Aldamas Antonio Velázquez Martínez; el cual, bajo la atenta mirada del monterregiano Manuel Martínez Alcira ("Manolo Martínez"), que hacía las veces de testigo, le facultó para dar lidia y muerte a estoque a un morlaco perteneciente a la ganadería azteca de Mimiahuapan.

Después de dos temporadas en las que estuvo toreando por diferentes plazas de provincias, en la de 1968 decidió presentarse de nuevo en la capital de su país para proceder a la confirmación oficial de su doctorado en tauromaquia. Corría, a la sazón, el día 14 de enero, en el que hizo el paseíllo flanqueado por el torero capitalino Alfredo Leal Kuri, que comparecía en calidad de padrino, y por el matador Jaime Rangel Jiménez, que, en su papel de testigo, dio fe de cómo Eloy Cavazos confirmaba su alternativa frente a un cornúpeta marcado con el hierro de Jesús Cabrera. Como le ocurriera en la tarde de su presentación novilleril en México, el segundo astado de su lote le hirió gravemente en el muslo derecho y en la región rectal.

Pero otra vez el diestro de Villa de Guadalupe se sobrepuso rápidamente a estos dañosos contratiempos, y pronto logró situarse en los puestos cimeros del escalafón superior de su país. La fatalidad, no obstante, parecía empecinarse a toda costa en truncar su brillante trayectoria profesional, como quedó patente a comienzos de 1970, cuando Eloy Cavazos estuvo a punto de perder la vida en un terrible accidente de circulación acaecido en las inmediaciones de Zacatecas (en el estado homónimo), en el que fallecieron el torero Jaime Bravo Arciga y el novillero Manuel Silva.

Durante su convalecencia, Eloy Cavazos Ramírez decidió concederse un prolongado respiro que habría de servirle para venir a España y observar, como mero espectador, el ambiente taurino que se respiraba en los principales cosos de la Península, a los que pensaba arribar tan pronto como diese fin a este período de reposo y aprendizaje. Así, estudió con atención el ciclo isidril madrileño durante aquel mes de mayo de 1970, y al cabo de un año regresó a la plaza Monumental de Las Ventas ya enfundado en su terno de luces, dispuesto a recibir una anhelada alternativa española que iba a ofrecerle su padrino, el matador murciano Miguel Mateo Salcedo ("Miguelín"). Hizo las veces de testigo en aquella emotiva ceremonia el espada madrileño Gabriel de la Casa Pazos, quien pudo dar fe del clamoroso triunfo cosechado por Eloy Cavazos en la lidia de sus dos enemigos, a los que envió al desolladero con una oreja de menos. El toro de la alternativa, de nombre Retoñito, era negro zaino, pesaba 541 kilos y procedía de las dehesas de José Luis Osborne.

Su alegría por esta salida a hombros por la puerta grande de Las Ventas se vio empañada tres días después, en el mismo escenario madrileño, por el dolor que le causó una nueva cornada, esta vez recibida en la axila izquierda. De retorno a México, Eloy Cavazos fue recibido como una de las mayores figuras del toreo azteca contemporáneo; y tanto provecho supo sacar del merecido predicamento de que gozaba en suelo americano, que, antes de que transcurriera un decenio (concretamente, el día 21 de septiembre de 1980), alcanzó en el coso venezolano de Barquisimeto el millar de actuaciones profesionales. Para conmemorar este hito, al cabo de cuatro días el diestro de Villa Guadalupe se encerró en solitario con seis reses ante sus paisanos de Monterrey.

El resto de su historial taurino está jalonado de clamorosos triunfos, aunque bien es verdad que pocos de ellos han tenido lugar en España, país en el que ha seguido toreando con cierta frecuencia. Sobresale especialmente su actuación, el día 12 de enero de 1981, en las arenas de León de los Aldamas, donde, en un cartel completado por Antonio Lomelín Migoni y Miguel Espinosa Menéndez ("Armillita Chico"), cortó un rabo y cuatro apéndices auriculares de un lote perteneciente a la vacada de Julián Llaguno.

Tras protagonizar una fugaz retirada de los ruedos el 10 de marzo de 1985 (fecha en la que se despidió de la profesión enfrentándose en solitario con seis reses bravas), volvió al ejercicio activo del toreo el 13 de septiembre de 1987, en la plaza de toros de monterrey, donde sostuvo un interesante mano a mano con el veterano espada madrileño Antonio Chenel Albadalejo ("Antoñete"). Aquella tarde de su celebrada reaparición, en la que se jugaron toros del hierro de Begoña, Eloy Cavazos fue premiado por sus entusiasmados paisanos con cuatro orejas y dos rabos.

En la campaña de 1991, a petición de los gestores de la plaza de Las Ventas, volvió al ciclo isidril para celebrar los veinte años transcurridos desde su debut en España. Fracasó en la lidia de su primer enemigo, pero al segundo, marcado con la señal de Los Bayones, le enjaretó una espléndida faena que fue premiada con una oreja.

Bibliografía.

  • ABELLA, Carlos y TAPIA, Daniel: Historia del toreo (Madrid: Alianza, 1992). 3 vols. (t. 3: De "Niño de la Capea" a "Espartaco").

  • COSSÍO, José María de: Los Toros (Madrid: Espasa Calpe, 1995). (2 vols.).

  • GUARNER, Enrique: Historia del toreo en México (México, 1979).

  • ORTIZ BLASCO, Marceliano: Tauromaquia A - Z (Madrid, 1991). (2 vols.).

  • Diccionario de la Tauromaquia (Madrid: Espasa Calpe, 1995).

  • VINYES RIERA, Fernando. México, diez veces llanto (Madrid: Espasa-Calpe, 1987).

Autor

  • JR.