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PolíticaBiografía

Alcántara Herrán, Pedro (1800-1872).

Militar, político y diplomático, conocido como "Herrán", nacido en Bogotá el 19 de octubre de 1800 y muerto el 26 de abril de 1872. En 1814, cuando cursaba sus estudios de bachiller en el Colegio de San Bartolomé, decidió enrolarse como cadete del ejército patriota. Prisionero en la Cuchilla del Tambo, se le conmutó la condena a muerte bajo juramento de servir en las filas realistas, empeño que cumplió hasta 1821 cuando, tras la derrota realista de Boyacá y Carabobo, se alistó en los ejércitos de Bolívar, en cuyas filas sirvió en la Campaña del Sur peleando en Quito (1823) y Perú (1825); destacó en la Batalla de Ayacucho como Comandante de Húsares de la Guardia.

De regreso a Colombia, fue designado intendente de Cundinamarca y ministro de Guerra, de donde pasó, en 1830, a secretario de la legación colombiana ante la Santa Sede. Deshecha la Unión colombiana y estando en desacuerdo con el presidente Santander, regresó al país y optó por retirarse de la política para dedicarse principalmente a las labores agrícolas, ocupaciones que alternó con las de promotor de una de las primeras fábricas de tejidos en Cundinamarca.

A finales de 1836, aceptó ser jefe militar del Istmo de Panamá y regresó al servicio militar activo. Enfrentó entonces con éxito la amenaza de la marina británica a raíz del Incidente Russell: participó activamente, al lado del gobernador general, José Hilario López, en las negociaciones que evitaron un enfrentamiento militar con Inglaterra. En septiembre de 1837, el sucesor de Santander, el presidente José Ignacio Márquez, lo nombró gobernador de Cundinamarca de donde, un año después, pasó al Ministerio de Asuntos Exteriores, en reemplazo de Lino de Pombo. Desempeñó este cargo por un periodo de catorce meses.

Defendió la legitimidad del gobierno constitucional durante los pronunciamientos de 1839 y 1840, valerosa actitud que avaló su candidatura y elección para la Presidencia de la Nueva Granada para el período 1841-1845, en competencia con Eusebio Borrero y Vicente Azuero. Sin embargo, no pudo tomar posesión el 1 de abril de 1841 por encontrarse combatiendo la sublevación del Sur, iniciada en 1839. El vicepresidente Caycedo tomó posesión de su cargo el 2 de mayo siguiente, en tanto Alcántara seguía combatiendo la insurrección. Éste delegó el ejercicio del poder en Juan de Dios Aranzazu -que había sido elegido por el Congreso para Presidente del Consejo de Estado-. Aranzazu ocupó la presidencia entre el 5 de julio y el 19 de octubre siguiente, momento en el que nuevamente Caycedo tomó el poder para entregarlo finalmente a Alcántara Herrán el 19 de mayo de 1842, cuando éste entró victorioso en Bogotá después de 10 meses de ausencia. El presidente decidió visitar personalmente Antioquia por lo que delegó nuevamente el poder en Caycedo desde el 13 de agosto hasta el 1 de noviembre del mismo año de 1842.

Nuevamente en Bogotá, presentó al Congreso un proyecto de reforma constitucional que desembocó en la Carta de 1843. Ésta, que resultó más centralista y presidencialista que la de 1832, fortaleció el Poder Ejecutivo y suprimió el Consejo de Estado. Por ella, se amplió el período de sesiones ordinarias del Congreso y se reafirmó la religión católica como la oficial. Los liberales la criticaron por monárquica y declararon su oposición sistemática al gobierno; se opusieron, en particular, a la ejecución de la ley de defensa del orden público y estabilidad del gobierno. Alcántara delegó en el joven Mariano Ospina Rodríguez el impulso del ambicioso proyecto de reforma de la educación e instrucción pública. El censo nacional de población arrojó casi 2 millones de habitantes, cifra puesta en duda por la oposición liberal en el Congreso, dadas sus inmediatas implicaciones electorales.

De su administración se recuerda, además de la adopción de un plan general y fijo de estudios, el incremento de la enseñanza primaria, la apertura del Camino del Quindío, la primera Exposición nacional de productos, artes y oficios, la readmisión de la Compañía de Jesús y la entrega a Venezuela de las cenizas del Libertador.

En los años siguientes, resultó electo varias veces para el Congreso Nacional. Asumió nuevamente la defensa vigorosa del gobierno constitucional durante los alzamientos de 1854, del general liberal José María Melo, y de 1859, del también general liberal Tomás Cipriano de Mosquera. Pasó luego como ministro de Nueva Granada en Washington, cargo que abandonó en 1860 para luchar de nuevo al lado de los que defendían la Confederación Granadina. Nada más llegar a Cartagena, logró evitar la guerra general en la Costa Caribe. Prosiguió luego al estado de Santander, donde obtuvo la magnífica victoria del Oratorio, favorable al gobierno. Creyéndose vencedor dentro de su partido en la campaña hacia la Presidencia, fue sustituido por Julio Arboleda, que resultó derrotado en la elección. Concluida la lucha armada, el vencedor, el general Tomás Cipriano de Mosquera, le impidió abandonar el ejército y el país. Mosquera le designó nuevamente ministro en Washington, para cuya posesión presentó sus antiguas cartas credenciales expedidas por el antiguo gobierno de la Confederación, en vez de las otorgadas por el nuevo gobierno, lo que motivó no sólo su inmediata destitución, sino su degradación militar.

Decidido a permanecer en Washington, el gobierno de la República de Guatemala lo nombró su ministro ante el Perú, cuyo cargo empezó a ejercer en 1863. Desde este puesto tuvo la ocasión de arbitrar, brillantemente, en las disputas que sostenían entonces Perú y EE. UU. En 1864 fue el gobierno del Perú el que le confió una misión ante el gobierno de California. A continuación, como delegado del gobierno de El Salvador, asistió al Congreso Internacional Americano, reunido en Lima en 1865. Un año después, el mismo general Mosquera le restableció en su grado de general activo. Regresó a Colombia y optó por instalarse en el estado de Antioquia. Resultó, posteriormente, senador por dicho estado y, a continuación, candidato para la presidencia confederal. No obstante, en 1872, nada más incorporado a su curul, enfermó gravemente. Murió en la capital de la federación.

Bibliografía

  • ARISMENDI POSADA, Ignacio: Presidentes de Colombia, 1810-1990. Bogotá: 1989.

  • LÓPEZ DE MESA, Luis (Ed.) Historia de la Cancillería de San Carlos. Vol I: Pórtico. Bogotá: 1942.

  • MENDOZA VÉLEZ, Jorge de: Gobernantes de la Nueva Granada (Historia de Colombia). Bogotá: 1952.

  • OTERO MÚÑOZ, Gustavo: Nombres y Ciudades. Bogotá: 1848.

  • POSADA, F.; IBÁÑEZ, M: Vida de Herrán. Bogotá: 1903.

Autor

  • J.Alberto NAVAS SIERRA.