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Abreu, José Vicente (1927-1987).

Narrador, ensayista, periodista y activista político venezolano, nacido en San Juan de Payara (en el estado de Apure) el 20 de junio de 1927, y fallecido en Caracas el 25 de abril de 1987. Humanista ameno y polifacético, firmemente comprometido con las causas justas, denunció, tanto en su obra escrita como en las agitadas acciones políticas que protagonizó a lo largo de su vida, la injusticia y la opresión impuestas por los regímenes totalitarios, con especial condena a las dictaduras que florecieron en muchas naciones hispanoamericanas a lo largo del siglo XX (entre ellos, su Venezuela natal, donde padeció persecuciones y privaciones de libertad).

Hijo de Gabriel Abreu y María de Jesús Rincones Sosa, cursó sus estudios primarios y secundarios en el pueblo de San Fernando, localidad del estado de Apure en la que se había establecido su familia al poco tiempo de su llegada al mundo. Pronto dio muestras de poseer una acusada inclinación hacia las Humanidades, ya que, con tan sólo doce años de edad, comenzó a difundir sus primeros escritos en el periódico del centro de estudios donde cursaba el bachillerato.

Fiel, a partir de entonces, a este compromiso con las Letras, marchó, ya en plena juventud, a Caracas, para cursar la carrera de Periodismo en su Universidad Central. Graduado en 1949, continuó ampliando sus conocimientos en el Instituto Pedagógico Nacional, donde, al cabo de un año, obtuvo el título de profesor de lengua castellana, literatura y latín.

Dispuesto, a partir de entonces, a compaginar en su vida laboral la docencia con el periodismo, no tuvo apenas tiempo de estrenarse en dichas profesiones en su país natal, ya que, en su condición de miembro activo -y líder juvenil- del partido Acción Democrática (AD), vivió prácticamente en la clandestinidad durante los primeros compases de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.

Estas tempranas inquietudes políticas dieron lugar a que, en 1951, fuera apresado y cruelmente torturado por las fuerzas represoras que obedecían al dictador. Con su reclusión en el presidio de Guasina (1951-1953), dio inicio, en su agitada peripecia vital, una larga y penosa cadena de humillaciones y vejaciones que habrían de llevarle, en diferentes etapas, a nuevas privaciones de libertad y varios períodos de exilio.

Así, en efecto, tras recorrer diversos penales venezolanos tras su primera reclusión en Guasina -de donde pasó a la prisión de Sacupana (1954-1955) y, de allí, al presidio de Ciudad Bolívar (1955-1957)-, José Vicente Abreu fue expulsado de su Venezuela natal en 1957. Recién cumplidos los treinta años de edad, el escritor sintió que esta actuación ignominiosa de las autoridades políticas venezolanas, sumada a los sufrimientos que le habían hecho pasar durante más de un lustro de encarcelamientos y torturas, extremaba el radicalismo de su posiciones políticas e ideológicas.

Tras un breve período de exilio en México, regresó a Venezuela en 1958 merced a la caída del dictador Pérez Jiménez, que había sido derrocado, el 23 de enero de dicho año, por las fuerzas democráticas del país. Llevado de entusiasmo que le despertaban las nuevas expectativas que se abrían ante su nación, Abreu reanudó su carrera periodística como Jefe de Redacción del rotativo Tribuna Popular -de manifiesta ideología comunista-, y asumió de nuevo un relevante protagonismo en la vida pública venezolana, siempre al frente de las posturas de la izquierda más radical. Pero su entusiasmo reformista no habría de depararle muchas alegrías, ya que en 1960 el periódico en el que trabajaba fue suprimido por el gobierno democrático de Rómulo Betancourt, incapaz de asumir de golpe las reformas revolucionarias propuestas por Abreu y sus correligionarios.

Así las cosas, el 4 de mayo de 1962 José Vicente Abreu tomó parte activa en la insurrección de Carúpano, un alzamiento armado que pretendía implantar derribar el gobierno de Betancourt para implantar en Venezuela dichas medidas revolucionarias. Juzgado, en esta ocasión, por un Tribuna Militar, Abreu fue de nuevo reducido a presidio antes de que concluyera dicho año de 1962, si bien fue puesto en libertad bajo fianza al año siguiente, en consideración a su delicado estado de salud.

Dio inicio, así, en 1963, a un nuevo período de exilio que, en esta ocasión, habría de prolongarse por espacio de seis años. En un principio, aprovechó su salida forzosa de Venezuela para buscar asilo en la Cuba comunista; pero luego, impulsado por la necesidad de ampliar sus horizontes políticos e intelectuales, decidió cruzar el Atlántico y conocer la Unión Soviética, donde también pasó un largo período de tiempo. Marchó, acto seguido, a Checoslovaquia, y finalmente se estableció en Sofía (Bulgaria), donde halló un grato modus vivendi al ser nombrado profesor universitario de Literatura Española.

Finalmente, las nuevas circunstancias políticas por las que atravesaba su país propiciaron el retorno de Abreu a Venezuela en 1969, un año después de que se hubiera establecido en el gobierno, con plena normalidad constitucional, el socialcristiano Rafael Caldera. Recibido, entonces, con ciertos honores por parte de la comunidad intelectual y académica de su país natal, José Vicente Abreu se hizo cargo de la dirección de la Imprenta de la Universidad Central de Venezuela, cargo que más adelante compaginó con el de Director del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG).

Obra

A mediados de los años sesenta, cuando Abreu había iniciado ya su segunda etapa como exiliado, vio la luz en Caracas su obra Se llamaba S.N. (1964), un texto que, calificado por el propio escritor como "novela-testimonio", pronto se incorporó a la nómina de las obras fundamentales de la literatura venezolana de la segunda mitad del siglo XX. Se trata de una espléndida novelización de su dura experiencia en las cárceles de la dictadura, en medio del hostigamiento atroz prodigado por la policía política del régimen (la tristemente famosa Seguridad Nacional, cuyas iniciales quedaron bien reflejadas en el título de esta obra).

Valiéndose de un estilo claro, seco y preciso, desnudo de cualquier alharaca barroca, Abreu combinó en esta obra su oficio de periodista con su vocación literaria, para ofrecer un fresco crudo y descarnado -a veces, un testimonio puramente periodístico, a juzgar por la implacable frialdad de su estilo- de la barbarie totalitaria. Con otros recursos propios del registro periodístico (como el empleo de oraciones muy breves, o la inclusión abrupta de abundantes diálogos que pueden recordar las meras transcripciones de entrevistas que habitualmente ocupan las páginas de los diarios de todo el mundo), Abreu consigue crear una bella e inquietante obra literaria que, al mismo tiempo, se presenta como un alegato en defensa de la dignidad humana, los derechos del hombre y los valores civiles de cualquier comunidad democrática (como la solidaridad, la justicia, la igualdad y el derecho a resistir contra cualquier forma de tiranía y opresión).

Se llamaba S.N. tuvo una amplia fortuna editorial no sólo en Venezuela, sino en otras muchas naciones del ámbito geocultural hispanoamericano. Además, pronto rebasó los límites del Nuevo Continente para ser traducida a las principales lenguas europeas (como el francés y el italiano), así como a otros idiomas que, en la segunda mitad del siglo XX, fueron vehículos de expresión de las mismas posturas políticas e ideológica defendidas por el escritor de San Juan de Payara.

Antes de haber asombrado a los lectores y la crítica de Venezuela con Se llamaba S.N., José Vicente Abreu había dado a la imprenta otra obra de indudable valor literario y testimonial, Manifiesto de Guasina (Caracas, 1959). Obra inspirada en sus penosas vivencias en el penal al que alude el título, anunció ya ese estilo conciso y directo (propio del lengua periodístico, como ya se ha apuntado más arriba) y ese género híbrido (mezcla de novela y testimonio biográfico) en los que habría de sentar cátedra el escritor venezolano. Corregida y ampliada por el propio Abreu, esta opera prima fue reeditada al cabo de diez años de su primera salida a la calle, ahora bajo el poético título de Guasina, donde el río perdió las siete estrellas (Caracas, 1969). La crítica celebró con renovado asombro la mezcla de géneros presentada por el autor de San Juan de Payara, poniendo de manifiesto su condición de tragedia poemática y, al mismo tiempo, relato histórico testimonial.

Otras obras de José Vicente Abreu son Las 4 letras (Caracas, 1969), Toma mi lanza bañada en plata (Caracas, 1973) y Palabreus (1985).

Bibliografía

  • BERMÚDEZ, Manuel. "El arte de la guerra en Se llamaba S.N.", en Revista Nacional de Cultura (Caracas), XL, 239 (1978), págs. 59-69.

  • DELGADO SENIOR, Igor. "La realidad violenta de José Vicente Abreu", en rev. Falso Cuaderno (Caracas), 2 (1976), págs. 6-7.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.