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DerechoAstronomíaBiografía

Schröter, Johann Hieronymus (1745-1816).

Astrónomo, jurista y magistrado alemán, nacido en Erfurt (ciudad perteneciente entonces a Prusia, y en la actualidad al estado federal de Turingia, Alemania) el 30 de agosto de 1745, y fallecido en Lilienthal (cerca de Bremen) el 29 de agosto de 1816. Su apellido aparece citado tanto en la forma Schröter como en la variante Schroeter.

Recibió desde niño una esmerada educación, que atendió tanto a su formación humanística como a incentivar su interés en los saberes científicos. En 1764, cumplidos los veintiún años de edad, marchó al ciudad de Göttingen para cursar, en su prestigiosa universidad, la carrera de Leyes, estudios que habrían de convertirle en un eminente jurista.

Al tiempo que realizaba esta carrera de Derecho, ahondó de un modo autodidáctico en sus estudios de Matemáticas y Astronomía, dos disciplinas que le apasionaban desde su niñez (así como la música). Una vez licenciado en Leyes, emprendió una brillante carrera en la administración prusiana y, durante diez largos años, se consagró de lleno a sus ocupaciones de jurista y magistrado. Pero, al cabo de este tiempo, echó de menos su juvenil dedicación a la observación de los astros y decidió retomar sus estudios científicos.

En este regreso a las Matemáticas y la Astronomía, ese severo hombre de Leyes que era Johann Hieronymus Schröter encontró un apoyo decisivo en la amistad que compartía con la familia Herschel, en la que tanto el viejo Frederick William (1738-1822) como su hijo John (1792-1871) -y la hermana y tía, respectivamente, de uno y otro, Lucretia Karoline (1750-1848)- se habían convertido en las figuras más destacadas de su tiempo.

Así las cosas, en 1772, aprovechando su nombramiento como juez y gobernador de la pequeña ciudad de Lilienthal -cargo que le facultaba para administrar una parte substanciosa de los fondos públicos-, decidió levantar allí un observatorio astronómico en el que pasó la mayor parte de su tiempo hasta el final de su vida.

Consagrado, pues, como astrónomo aficionado a la observación de los planetas y el Sol, mantuvo una fructífera correspondencia con los Herschel, que por aquel entonces ya estaban establecidos en Inglaterra. Desde allí, los geniales astrónomos le enviaron nuevos y potentes telescopios que enriquecieron el modesto equipamiento instrumental del observatorio de Lilienthal, que así, en poco tiempo, pasó a convertirse en el mayor centro astronómico de la Europa continental.

Schröter trabajó con entusiasmo en su magnífico observatorio, donde pronto realizó importantes hallazgos que le granjearon un merecido prestigio entre los astrónomos de todo el mundo. Pero su felicidad, como la del resto de sus compatriotas, se vio bruscamente truncada en 1810, cuando las tropas napoleónicas invadieron el Norte de Alemania, causando grandes estragos en cuantos territorios alcanzaban. En 1813, durante su despavorida retirada, el ejército francés pasó por Lilienthal y arrastró buena parte de la pequeña ciudad, aunque, según parece, tanto el observatorio de Schröter como su valioso instrumental quedó a salvo de la rapiña y el odio de las huestes napoleónicas; sin embargo, el ayuntamiento de Lilienthal, donde se hallaba la oficina del astrónomo, quedó destruido en su totalidad, y con él se perdieron, entre otros muchos documentos y papeles de gran valor, los cuadernos donde Schröter iba anotando sus observaciones científicas.

Según la tradición, Johann Hieronymus Schröter, incapaz de reponerse del dolor que le había causado la pérdida de sus manuscritos científicos -muchos de ellos inéditos-, murió de pena al cabo de tres años.

Aportaciones de Schröter

El brillante astrónomo de Erfurt se centró, principalmente, en el estudio del Sol y los planetas. Él fue el primero en detectar, en 1787, un rasgo característico de la superficie solar, hoy conocido como granulación. Se trata de una estructura en forma de granos de arroz que se puede apreciar en la fotosfera (o zona luminosa del Sol, ubicada entre el borde neto y la cromosfera).

Realizó, además, valiosas observaciones de Venus, planeta del que trató de determinar su período de rotación. Y acerca de la Luna llegó a reunir tanto material -sobre todo, respecto a su hasta entonces mal conocida topografía-, que pudo componer dos interesantes volúmenes considerados, durante muchos años, como la fuente más importante sobre esta materia.

Ya en 1785 había comunicado a la comunidad astronómica internacional su observación de una gran mancha negra en la superficie de Júpiter, que él mismo atribuyó al efecto de una posible colisión cósmica contra el gran planeta. También informó, a finales del siglo XVIII, de las manchas negras que había detectado en la superficie de Mercurio.

Schröter fue responsable, además, de una intensa campaña destinada a poner en contacto a los astrónomos de toda Europa y reactivar los estudios sobre los cuerpos celestes. El 20 de septiembre de 1800 presidió la fundación de la primera Sociedad Astronómica, integrada por miembros de todo el Viejo Continente. El primer objetivo de esta asociación fue la puesta en marcha de un sistemático y bien coordinado programa de observación destinado a propiciar el descubrimiento de ese supuesto planeta incógnito que, según las predicciones de Titius (1729-1796) y Bode (1747-1826), debía de hallarse entre Marte y Júpiter. Los trabajos de esta Sociedad Astronómica fueron tan fructíferos que, en apenas siete años, varios de sus miembros ya habían descubierto el gran asteroide Ceres (que, en un principio, se confundió con el buscado planeta), así como otros destacados cuerpos celestes que, como Palas, Vesta y Juno, forman parte de ese mismo cinturón de asteroides ubicado entre Marte y Venus.

Johann Hieronymus Schröter alcanzó tal reputación que muchos astrónomos europeos pasaron por el observatorio de Lilienthal para contrastar sus observaciones con las del famoso magistrado. Entre ellos, cabe destacar la figura del joven Friedrich Wilhelm Bessel (1784-1846), quien permaneció allí durante varios años, en calidad de ayudante de Schröter.

JRF

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.