Pichette, Henri (1924-VVVV).
Poeta y dramaturgo francés, nacido en Châteauroux en 1924. Por la novedosa originalidad y la hondura lírica de su obra Epifanías, está considerado como uno de los grandes renovadores del teatro francés de la segunda mitad del siglo XX.
Hijo de madre francesa y padre canadiense, vivió una dura adolescencia marcada por la II Guerra Mundial, etapa en la que se refugió en el cultivo de la literatura y comenzó a escribir sus primeros poemas. Alentado por algunos amigos que brillaban con luz propia en el panorama cultural de la Francia de posguerra -como el actor Gérard Philipe, a quien luego dedicaría su pieza teatral más célebre y el poema "Elogio en la tumba de Gérard Philipe" (1961); y el escritor Antonin Artaud, que le apoyó desde el comienzo de su carrera literaria-, en 1947 dio a conocer su primer libro de versos, Apoemas, en el que era notable la influencia de una tradición poética heterodoxa heredada de Lautréamont, Rimbaud y el propio Antonin Artaud. En estos primeros versos, Henri Pichette se dejaba llevar por una constante búsqueda de la innovación que, reflejada tanto en el lenguaje poético como en los contenidos de sus piezas, acusaba una gran dependencia de los postulados estéticos surrealistas.
A comienzos de la década de los años sesenta, la conversión al catolicismo que experimentó Henri Pichette produjo un sustancial cambio de orientación en el fondo y en la forma de sus poemas. Así, en 1961 dio a la imprenta el poemario titulado Odas a cada uno, al que siguió, tras otro largo silencio poético, Odas a la nieve (1967), dos obras que rescataban -desde una dulce nostalgia que no desdeñaba la apelación a la sensibilidad del lector- la evocación de la infancia del poeta y sus recuerdos de los antiguos paisajes naturales. Posteriormente, realizó otra incursión en el terreno de la poesía por medio del volumen titulado Poemas ofrendas (1982), en el que quedaba más patente que nunca ese tono de rotunda solemnidad que caracterizó la última etapa de su trayectoria literaria. A la vez que iba componiendo y publicando estas obras, Henri Pichette se entregó a un riguroso proceso de revisión y reescritura de sus textos principales, impelido por un afán de pureza y perfección que venía a traducir, en su faceta de creador, las exigencias espirituales que en el resto de su vida se iba imponiendo el poeta.
Como autor dramático, Pichette cosechó un sonoro triunfo con el estreno de un misterio profano, Epifanías, en el que, desde una libérrima utilización de todos los recursos estilísticos y dramáticos que creyó necesarios, enfrentaba dos temas universales: el amor y la guerra. La obra, interpretada por la actriz española María Casares y por el susodicho Gérard Philipe, tuvo una enorme repercusión en los círculos dramáticos franceses, tanto por su desarrollo argumental como por las técnicas empleadas en su elaboración. Posteriormente, Henri Pichette volvió a triunfar ruidosamente en el Teatro Nacional de París, donde se subió a escena su obra Nucleá (1952).
