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LiteraturaBiografía

Peña, Concha (1906-1960).

Ensayista y educadora hispano-panameña, nacida en la Península Ibérica en 1906, residente en Panamá desde 1938 y fallecida en la capital de esta república centroamericana en 1960. Responsable de una vasta obra intelectual que, desplegada a través de numerosos cargos de alta responsabilidad en la política educativa y cultural panameña, fue más allá de sus profundas convicciones ideológicas para ponerse al servicio de la ciudadanía que la había acogido, está considerada como una de las figuras femeninas más relevantes del panorama intelectual istmeño del siglo XX.

Poseedora de grandes dotes intelectuales, tuvo la fortuna de recibir desde su niñez una esmerada formación académica que, por desgracia, era harto infrecuente entre las mujeres españolas de su tiempo. Llegó, tras haber cursado con singular brillantez sus estudios primarios y secundarios, al momento de afrontar una carrera superior en la Universidad Central de Madrid, donde se reveló desde los primeros días de clase como una alumna aventajada y terminó sus estudios con un título de doctora en Derecho. Pero la prometedora trayectoria profesional que parecía abrirse ante ella tras la obtención de este título se vio prematuramente truncada por la penosa situación política que se produjo en España a mediados de los años treinta.

Defensora a ultranza de la causa republicana, se vio forzada a tomar el rumbo del exilio en plena Guerra Civil, pues su propia vida había sido objeto de amenazas debido a su pública y notoria militancia en el ala izquierda y progresista del espectro político. Huyó, pues, de su país natal con destino a Francia y se refugió primero en París, donde, entre otros militantes y exiliados de todo el mundo, conoció al profesor de idiomas yugoslavo José Adjef, con quien formó una unión matrimonial de la que habría de nacer, en 1946, un único fruto (la niña Aurora).

El ambiente prebélico que reinaba también en Europa -preludio inequívoco de esa gran contienda armada que pronto sería conocida como la II Guerra Mundial- aconsejó a Concha Pérez y a su reciente esposo el abandono del Viejo Continente con rumbo a América, donde parecía reinar una cierta calma. A finales de la década de los treinta, el matrimonio estaba ya afincado en Panamá, donde Concha Pérez empezó a darse a conocer por su innata vocación de educadora, primero con la fundación de un jardín de infancia y, poco después, de dos centros tan importantes para la política educativa panameña como la Escuela de Modistería y la Escuela de Biblioteconomía. Tan fulgurante fue su ascenso en el ámbito de la enseñanza que, avalada por la titulación superior que había obtenido en la Universidad Central de Madrid, durante el año académico de 1941/42 ya estaba impartiendo clases en la Universidad de Panamá, primero en calidad de profesora de Derecho Civil (1941-1942) y, poco después, como responsable de la asignatura de Derecho Romano (1942-1944).

Pronto empezó a compaginar esta fructífera dedicación al estudio de las leyes y a la docencia superior con un profundo interés ensayístico que la llevó a investigar sobre numerosas figuras de la cultura, el arte, el pensamiento, la historia y la política de Hispanoamérica. Consagrada, por medio de los libros y artículos que dio a la imprenta, como una de las figuras cimeras de la intelectualidad panameña de mediados del siglo XX, en 1951 fue nombrada Subdirectora de la Biblioteca Nacional, cargo del que se sirvió para recuperar y poner al alcance de todos los lectores el pensamiento y la creación de muchas figuras relevantes que habían caído en el olvido o que, en su opinión, requerían un mayor interés por parte de los investigadores actuales. Fue así como aparecieron en los principales periódicos y revistas de Panamá algunos artículos y estudios ensayísticos de Concha Pérez tan reveladores como los titulados "El lirismo del Dr. Belisario Porras", "Centenario y nacimiento de Rodolfo Aguilera", "En los 130 años de nacimiento de Manuel Jaén", "En el centenario del nacimiento de Víctor Dubarry", "Ante el monumento de Amelia Denis de Icaza", "Manuel Espinosa Batista", "Carlos A. Mendoza" y, entre otros muchos, "Guillermo Andreve". Esta fecunda colaboración con la prensa escrita panameña quedó plasmada en algunas revistas tan difundidas como La Cruz Roja Nacional, Lotería, Épocas, Acercamiento y Élites, así como en los principales cotidianos de la capital istmeña, como La Estrella de Panamá y El Panamá América.

Pero la ingente labor intelectual de Concha Pérez se hizo presente sobre todo en los libros de ensayo que dio a los tórculos en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, entre los que conviene recordar algunos títulos tan significativos como La libertadora del Libertador (1941); José Martí, periodista; Bolívar, Triunfador de Ayacucho; Poetas de Haití; El baile andaluz; Estampas de la calle; y Estampas de Santa Ana (1957). Además, son dignas de recuerdo sus biografías del poeta Gaspar Octavio Hernández y del general Tomás Herrera.

Esta febril actividad intelectual quedó bruscamente frenada a comienzos del año 1959, cuando una grave dolencia cardíaca interrumpió el vertiginoso ritmo de trabajo de Concha Pérez y sumió a la humanista de origen hispano en una progresiva decadencia física que culminó en un fatal desenlace al año siguiente.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.