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LiteraturaReligiónBiografía

Núñez de Miranda, Antonio (1618-1695).

Escritor, humanista y sacerdote jesuita mejicano, nacido en Fresnillo (en el Estado de Zacatecas) el 4 de noviembre de 1618, y fallecido en la capital mejicana en 1695. Considerado, por su facundia y persuasión, como uno de los oradores sagrados más brillantes del barroco mejicano, dejó impresa una interesante obra doctrinal y un valioso legado docente del que sacaron provecho, entre otros ilustres discípulos, un obispo (Sariñana), un arzobispo de Manila (Velasco) y un oidor (Urquiola). Además, merced a su fama de hombre justo, sabio y piadoso se convirtió en director espiritual de dos arzobispos, tres virreyes y la poetisa Sor Juan Inés de la Cruz.

Su temprana afición hacia las Letras le impulsó a estudiar humanidades en Zacatecas y, posteriormente, filosofía en México, donde tomó las órdenes menores e ingresó en la Compañía de Jesús. Tras descollar muy pronto por la vastedad de sus saberes humanísticos, se le encomendó impartir lecciones de lengua latina en diferentes poblaciones del territorio que le vio nacer, como Valladolid (en el estado de Yucatán), de donde pasó a dar clases de filosofía en Puebla y México y, posteriormente, de teología moral, escolástica y expositiva en México, Puebla y Guatemala. Así, desarrolló una brillante ejecutoria docente que le llevó a ocupar, entre otros, los cargos de rector (en el Colegio Máximo) y provincial (en 1680). Además, supo atraer el favor de las personas principales que le rodeaban, como don Juan de Echeverría y don Andrés Carvajal y Tapia, para obtener cuantiosos donativos con los que erigió la capilla de Loreto, la iglesia del Colegio de San Gregorio, el Colegio de San Andrés, la iglesia de San Lorenzo y el convento de Balvanera. Su presencia en el panorama político, intelectual y religioso de su virreinato llegó a tener tanto peso específico, que durante treinta años consecutivos fue calificador de la Inquisición. Sin embargo, y a pesar de tan altas ocupaciones, nunca abandonó su labor apostólica, y es fama que, a sus setenta y siete años de edad, murió ciego y enfermo sin haber interrumpido su asistencia en el confesionario y sus visitas piadosas a las prisiones y los hospitales.

En su condición de intelectual enfrascado en el estudio y la divulgación de la doctrina católica, Antonio Núñez de Miranda dio a la imprenta varios tratados espirituales y doctrinales que gozaron de enorme aceptación en su época. Entre ellos, cabe destacar los titulados Coloquios sobre los actos de contrición (México, 1664), Ejercicios espirituales de San Ignacio con notas y advertencias oportunas, Los misterios de Jesús caído en el camino del Calvario, Práctica de las estaciones de Semana Santa (México, 1665), Método de la oración mental, y Panegírico del Arcángel San Miguel (México, 1684).

Autor

  • JR.