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PinturaHistoriaBiografía

Mugi Fuchang o Mu-Ch'i Fa-Ch'ang (1210-1275).

Pintor chino, máximo maestro del estilo denominado de flores y pájaros. Activo en China durante el período final de la dinastía Song del Sur, nacido en 1210 en la región de Szechwan y muerto en 1275. Su obra tuvo una gran influencia sobre la pintura oriental, especialmente en la japonesa posterior al siglo XIV (véase: Japón: Arte y Cultura).

Poco se sabe de su vida que transcurrió como monje chan en monasterios de su región natal, Szechwan y tras la caída de la dinastía Song (969-1279), en Lin ngan. Su formación, basada en los principios de la filosofía zen transmitida en los monasterios chan, se plasmó en sus composiciones cuyo estilo dista de la artificiosidad de las obras desarrolladas en la academia imperial. Las directrices estéticas de la pintura correspondiente al período Song quedaron reflejadas en la obra Las instrucciones de un padre, tratado escrito por el maestro Guo Xi en 1080. En esta obra, resumen de la experiencia pictórica acumulada durante el período de las Cinco Dinastías y de comienzos de la dinastía Song, Guo Xi explicó los distintos tipos de representación de paisajes según distintas formas de aplicar la perspectiva. Junto con Guo Xi, los maestros paisajistas Li Cheng (activo hacia 940-967), Fan Guan (activo hacia 990-1030) y Tung Yuan (activo hacia 937-975), sentaron las bases de la pintura de paisaje china anterior a la invasión tártara. En concreto, durante la dinastía Song del Sur, la representación de la naturaleza abandonó la representación romántica (en el sentido occidental) del paisaje, trocando la naturaleza abrupta de montañas escarpadas y árboles retorcidos por una visión refinada y serena más propia para la reflexión y el reposo. Anteriores a Mu Chi, los maestros Xia Gui (activo hacia 1190-1230) y Ma Yuan (activo hacia 1190-1224) sentaron las bases del género paisajístico dotándolo de una sensibilidad acorde con el pensamiento zen. En obras como Arroyo y colina en la lejana pureza o en Paseo en un sendero de montaña en primavera (ambas conservadas en el Museo Nacional de Taipei), el espacio se vuelve nebuloso, dotando a la obra de una atmósfera onírica que suaviza los perfiles de lo representado.

La obra que convirtió a Mu Chi en gran representante de este género fue la ilustración de las leyendas de las Ocho vistas del Siao y del Sian, obras que con posterioridad gozarían de gran popularidad y que sirvieron de inspiración a numerosos pintores, tanto chinos como japoneses. Con una iconografía desarrollada por el propio Mu Chi, éste ilustró la leyenda en ocho escenas que llevan por título: Lluvia nocturna sobre el Siao y sobre el Sian, Luna de otoño sobre el lago, Campana vespertina de un tiempo lejano, Patos salvajes volando sobre un banco de arena, Nieve al atardecer sobre la aldea, Puesta de sol, Escampo sobre los montes después de la tempestad y Retorno de las velas lejanas. En ellas, Mu Chi concibió la naturaleza como una representación de la totalidad del cosmos, esto es, como una manifestación física de los principios de armonía contenidos en la filosofía Zen. Tratadas las vistas con la característica difuminación de las formas, montañas, barcos, casas y personajes aparecen envueltos en una misteriosa bruma que transforma sus perfiles en formas desvaídas. El espacio se convierte en protagonista, rehusando el artista a la utilización de planos distintos en la ejecución de la escena. También son de destacar en la producción pictórica de Mu Chi sus representaciones de animales. Así la Grulla, la Mona o el fascinante dragón Daitokuji cobran vida en sus lienzos. La concepción religiosa de la cultura china transforma la sosegada y realista representación de las figuras, convirtiéndolas en complejas interpretaciones del pensamiento taoísta.

Una obra que le dio gran popularidad varios siglos después de ejecutada fue Caquis, obra paradigmática de la estética chan. Esta sencilla representación consta de seis caquis, ejecutados con una gracia compositiva y una soltura de trazo que se pueden calificar de caligráficas. Las piezas de fruta están dispuestas en la parte inferior de la lámina convirtiendo en protagonistas de la obra tanto a éstas como al espacio vacio que las rodea. Tras su muerte, la obra de Mu Chi fue muy valorada no sólo por pintores chinos y japoneses como hemos señalado, sino también por coleccionistas y conservadores de museos de arte oriental.

Bibliografía

  • CERVERA, ISABEL. Arte y Cultura en China. (Barcelona, Ediciones del Serval, 1997).

  • MARTÍ, ROSA. Historia del Arte. Asia. (Barcelona, Oceano-Instituto Gallach, 1996).

  • SWANN, PETER C. El arte de China. (Barcelona, Juventud, 1967).

  • PISCHEL, GINA. Breve historia del arte chino. (Barcelona, Labor, 1967).

AJMS

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