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PolíticaSociologíaBiografía

Moyano Delgado, Maria Elena (1958-1992).

Socióloga y política peruana, nacida en el distrito de Barranco (Lima) un 24 de Noviembre de 1958 y muerta en febrero de 1992. Su padre, Hermógenes Moyano Lescano, natural de la provincia de Mala (Lima), cumplía el oficio de camionero, mientras su madre Eusebia Delgado Cabrera también natural de Barranco, ayudaba en la economía familiar lavando ropa de las casas vecinas. En total eran siete hermanos, Rodolfo, Raúl, Narda, Eduardo y Martha.

Fue bautizada el 9 de mayo de 1959 en la Parroquia Del Sagrado Corazón de Jesús en Lima. Fueron sus padrinos fueron Rolandi Velarde y Celinda Delgado Cabrera. Su padre abandonó su hogar cuando ella tenía cinco años de edad, y su madre tuvo que ser el soporte financiero de la familia. Ante la situación de pobreza, su madre decidió salir del distrito de Barranco, hacia el sur de Lima, para comenzar, con la ayuda de muchos hombres y mujeres, y ante la negativa de ayuda del Estado, aunque con ayuda del llamado “obispo de los pueblos jóvenes”, Monseñor Bambarén, la fundación de villa El Salvador. Corría el año 1971. En esta tierra, María Elena sería parte de la historia que marcaría un pueblo.

Desde los trece años, María Elena, junto a otros jóvenes de su comunidad, formó un grupo parroquial llamado “Los Hijos del Pueblo”, para realizar jornadas de reflexión cristiana, pero para una joven inquieta, salir a ayudar y servir a los demás era primordial. Más tarde, con la desintegración de este grupo, formaría otro llamado “Renovación” el cual presidió durante tres años (1973 - 1975). Culminados sus estudios en el colegio Jorge Chávez de Lima, ingresó en la Universidad Garcilaso de la Vega de esta ciudad, y apoyada por su madre y hermanos estudió la carrera de sociología.

Los pobladores de Villa El Salvador decidieron en 1976 construir un colegio para los más pequeños, sin la ayuda del estado. Los jóvenes que habían culminado sus estudios básicos estaban a cargo de la enseñanza. De esta manera, María Elena se convierte en la primera “animadora”, es decir, asesora pedagógica, dando lugar a la formación del primer Programa no Escolarizado de Educación Inicial (PRONOEI) en este distrito.

En 1979 se da la huelga del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), participando la futura dirigente popular como representante del Comité de Lucha de Animadoras de Villa El Salvador (COLUAVES). La primera acción fue la toma de diversos colegios del distrito, como El Pachacútec, y la retoma del Centro Educativo 6065, que en su primer momento estuvo en poder de los apristas. Por este motivo pierde su programa de estudios en la universidad. Estudia sólo hasta el segundo año de su carrera profesional.

María Elena contrajo matrimonio civil con Gustavo Pineki, de oficio carpintero, en la Municipalidad de Barranco, el 28 de marzo de 1980 y el oficio religioso se realizó en la Parroquia José Obrero Padres Oblatos del mismo distrito, el 11 de abril del mismo año. Su familia estuvo compuesta por dos niños, Gustavo, nacido el 2 de agosto de 1980 y David, el 17 de febrero de 1983. Como madre y esposa se sentía muy feliz, pero le impulsaba el deseo de realizarse como persona.

En 1983, un grupo de mujeres que limpiaban las calles de Villa El Salvador le piden que asista a la reunión -hasta entonces era fundadora y presidenta del Club de Madres Micaela Bastidas- donde debía de crearse la Federación de Mujeres del distrito, de la cual ocuparía el cargo de subsecretaria hasta 1986.

En 1984 ingresa al Partido Unificado Mariateguista (PUM). Aquí se convertiría en una militante política y al mismo tiempo dirigente popular, participando en este partido hasta 1988. En la Segunda Convención realizada por la Federación de Mujeres de Villa El Salvador (FEPOMUVES), ocupa el cargo de presidenta por dos períodos consecutivos, hasta 1990. Su labor dentro de la FEPOMUVES era integrar a las mujeres en la funciones de clubes de madres, comedores populares y Comités de Vaso de leche, en la orientación legal e inspectoras populares. La principal tarea era la capacitación dirigencial de las madres.

El 29 de octubre de 1987, Villa El Salvador recibe el premio “Príncipe de Asturias de la Concordia”, María Elena va a España representando a las mujeres del distrito como presidenta de la FEPOMUVES, acompañada por el entonces alcalde Michel Azcueta. Ante las acusaciones hechas por el vocero senderista “El Diario” -que lanzaba intensos ataques a las organizaciones de izquierda, la más alta acusación en contra de dirigentes populares fue hecha en agosto de 1989- la presidenta de la FEPOMUVES responde que Sendero quería acabar con los dirigentes populares y los juzgaba por la muerte de cualquier líder.

En las elecciones de ediles realizadas en noviembre de 1989, es elegida Teniente Alcaldesa de Villa El Salvador, y Yoni Rodriguez es en esta oportunidad el nuevo alcalde, ambos integraban la lista del partido Izquierda Unida (IU). Pero su anhelo principal fue de llegar a ocupar la alcaldía. En las elecciones presidenciales de 1990, admitió haber votado en la segunda vuelta electoral por Alberto Fujimori, hoy presidente, pero ella consideró su voto para derrotar a la derecha frente a su posición de mujer de izquierda.

Sendero Luminoso comenzaba a sembrar el terror asesinando a dirigentes populares; una víctima fue la Coordinadora del Vaso de leche del Callao, Juana López de León, asesinada cuando salía de su domicilio el 30 de agosto de 1991. Más tarde, se dio otro atentado en el depósito de acopio que abastecía a 90 comedores de Villa El Salvador, manejado por la FEPOMUVES, cuya presidenta era Esther Flores. Las líderes populares impulsan una marcha de protesta contra la destrucción que realizaba Sendero Luminoso, efectuándose el 12 de septiembre de 1991. Al mismo tiempo se realizaría otra marcha el 26 de setiembre, llevándose a cabo una multitudinaria movilización desde el Campo de Marte hacia la Plaza San Martín en Lima, cuyo lema central fue “Contra el hambre y el terror”, manifestando la paz y estando en contra de la destrucción senderista.

Sendero amenazaba a María Elena mediante volantes suscritos por el Partido Comunista Peruano (PCP), y por el Movimiento Clasista Barrial (MCB), circulando por todo el distrito de Villa El Salvador el 28 de setiembre del mismo año. En estos volantes se la acusaba por supuestos malos manejos con el fin de desprestigiarla y poder atentar contra su vida. “La madre coraje” no hace esperar su respuesta y publica su carta explicando al pueblo de Villa El Salvador todas las acusaciones de que era víctima. Ese mismo año fue elegida “La Mujer del Año”, otorgado por el diario limeño “La República”.

El pueblo joven de Ollantay, de Pamplona Alta, en el distrito de San Juan de Miraflores, fue escenario de otro atentado terrorista a dirigentes populares en enero de 1992. Emma Hilario fue víctima de ese atentado en su propia casa, ella cumplía la labor de presidenta colegiada de la Comisión Nacional de Comedores Autogestionarios del Perú. Emma quedó herida en el atentado. Las amenazas de parte de Sendero comenzaron a circular con fuerza, dedicados a insultar a las autoridades de Villa El Salvador.

El día 14 de febrero de 1992, frente al paro armado que convocaba Sendero Luminoso, se realiza una asamblea en la Asociación de Pequeños Industriales de Villa El Salvador (APEMIVES). Cada uno de los más altos integrantes del distrito rendían sus propuestas, a la vez el pueblo salió de sus casas para realizar una marcha por la paz y en contra del terror. Al amanecer del día 15 de febrero de 1992, María Elena se encontraba en casa de su madre. En contadas oportunidades trató de comunicarse con la esposa del embajador de España, Carmen de García, quien le había prometido protección en la embajada. En la tarde paso momentos de distracción junto a sus hijos en la playa. Recordaría que debía asistir a una “Pollada”, fiesta llevada acabo en barrios populares, cuyo fin es recaudar dinero, organizado por el Comité del Vaso de Leche de Villa El Salvador. Siendo las 7 de la noche, cuando “la madre coraje” se encuentra en el local, se escucha el primer impacto de bala que hirió a su guardia de seguridad. Miembros senderistas se encontraban dentro del lugar; una mujer se le acerca y le dispara una bala en la cabeza; su cuerpo es arrastrado y llevado fuera, donde, según testigos, un niño quien le deposita debajo una carga de dinamita, que hace explosión.

Como presintiendo su muerte, María Elena le dijo a su esposo que debía pedir asilo político en España y llevarse consigo a sus dos hijos Gustavo Y David, que en la actualidad residen en Vallecas, Madrid. El ataúd que contenía su cuerpo era blanco, representando la paz que ella siempre quiso. Todo Villa El Salvador se echó a las calles para rendirle el último adiós a una mujer que lo dio todo, muy en especial por amor a las mujeres y niños. Frases como "¡El pueblo no se rinde, el pueblo vencerá!" acompañaba al féretro, así como muchos personajes políticos y eclesiásticos.

Cuando el cortejo se encontraba en la Plaza de la Solidaridad, frente a la Municipalidad, se realizó una misa de cuerpo presente. La multitud había convertido esta marcha en un vigoroso rechazo al terrorismo, la voz de las mujeres daban vivas por María Elena: "¡Cuando una revolucionaria muere! ¡Nunca muere!". Cuando el cortejo llegó a la Casa de la Mujer, donde ella había trabajado, Esther Flores, presidenta de FEPOMUVES, alentó a las mujeres a seguir luchando y construyendo una alternativa popular feminista a la sociedad. Con la puesta de sol, el pueblo de Villa El salvador se dirigía a su última morada, el Cementerio Cristo El Salvador;ñ los cánticos de triunfo no dejarían de sonar: Sendero Luminoso, con esta muerte, hizo al pueblo más fuerte.

En una ceremonia religiosa llevaba acabo el 24 de febrero del mismo año, con la familia Moyano y los amigos más cercanos, fueron exhumados sus restos y llevados al cementerio Baquijano y Carrillo, del distrito Callao en Lima, para ser cremados. Sus cenizas fueron regadas por su esposo, el señor Pineki, en su casa, en la FEPOMUVES, en la Municipalidad, en el lugar de su muerte y en todas las calles de Villa El Salvador, que frecuentaba. Así se estaba sembrando la semilla de la paz, con la que surgirían miles de mujeres como ella. Se cumplía así uno de sus deseos, el de seguir junto a su pueblo, porque la muerte no es un obstáculo para seguir luchando.

Autor

  • Luz de María Aguilar Torres.