Méndez, Pablo (1975-VVVV).
Poeta español, nacido en Madrid en 1975. Su decidida inclinación a la poesía le ha llevado a convertirse en uno de los más sólidos valores de la joven lírica española, a la que, antes de haber alcanzado el cuarto de siglo, ya ha aportado cuatro poemarios. Su obra poética no sólo ha despertado el interés de los lectores, sino que ha sido ampliamente recogida y celebrada por la crítica especializada; así, el nombre y la obra de Pablo Méndez están incluidos en la antología titulada Finalísimo (1996), de Margarita Márquez Padorno, y aparecen también en Poesía Ultimísima (1997), una interesante muestra recopilada por Ángel Guinda.
Su primera entrega poética fue Palabras de aire (1993), a la que siguió el poemario titulado Una flecha hacia la nada (1994). En ambas obras muestra Méndez una poesía existencial, anclada en la penetración del sueño en los ámbitos más sórdidos de la realidad (generalmente, plasmada en imágenes urbanas donde lo inhóspito sólo deja paso a la desolación y la desesperanza).
Su tercer libro de poemas, titulado Barrio sin luz (1996), presenta la solidaridad y la cooperación como una forma de escapar a la soledad y el abatimiento. Esta idea se acentúa en la que, hasta la fecha (1998), constituye su última entrega poética, Patio interior (1998), donde la añoranza de una infancia perdida trasluce una búsqueda angustiosa de los espacios y las sensaciones que hacían posible -en el recuerdo de los años vividos- esa épica de lo cotidiano. Animado por la recuperación de ese entorno en el que puede ser posible el entendimiento y la solidaridad, Pablo Méndez justifica también el hálito creativo como un impulso dirigido a la misma causa: "Inmensamente os necesito, / no dejéis que vuestra soledad / me encuentre, / Llenadme con vuestras manos" (de Barrio sin luz). En una de las recopilaciones antológicas citadas más arriba, Ángel Guinda ha definido magistralmente este quehacer poético del joven autor madrileño: "Pocos poetas, recién saltada la barrera de la adolescencia, tienen, hoy, como Pablo Méndez, una visión lúcida más real de la existencia humana en su dramático acontecer. Y muy pocos, también como él, huyen ahora de una poesía estérilmente dispersa en las más dispares, cuando no disparatadas, tentativas de palabrería y banalización en el tratamiento de los temas tan importantes como el porvenir del individuo y de la colectividad, la vida misma, el amor y la muerte".
