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ReligiónBiografía

Mañara Vicentelo de Leca, Miguel (1627-1679).

Religioso español, célebre por sus obras de caridad, nacido en Sevilla en 1627 y muerto también en la ciudad hispalense el 9 de mayo de 1679.

Educado religiosamente por su madre, en 1635 se le concedió el hábito de la orden militar de Calatrava y figuró en su juventud como uno de los caballeros más nobles y hacendados de Sevilla. Basándose en este período de su vida, la literatura novelesca, desde mediados del siglo XIX, ha pretendido hacer de Mañara el prototipo del caballero aventurero, espadachín y sacrílego.

El testimonio de sus contemporáneos, sin embargo, y los documentos que se conservan de ese mismo tiempo vienen a desautorizar completamente esa opinión. Es cierto que de joven aparece como un caballero altivo y un tanto orgulloso, pero no dejaba por ello de ser "temeroso de Dios", devoto de la Virgen y del sacramento del Altar, con muestras de una viva fe y de gran confianza en la Providencia, limosnero como sus padres y caritativo.

A los 21 años (1648), contrajo matrimonio por poder con Gerónima María Antonia Carrillo de Mendoza y Castrillo, noble dama granadina nacida en Guadix en 1628. Los nuevos esposos vivieron en Sevilla "cuerda y cristianamente" y solían pasar algunas temporadas en las posesiones que los padres de Gerónima tenían en Montejaque, en la provincia de Málaga. En 1651 Mañara fue nombrado, por Cédula real, provincial de la Santa Hermandad en Sevilla y uno de los alcaldes mayores de la ciudad. En 1661 murió su esposa sin dejar descendencia. Impresionado por la muerte de su esposa y decidido a dejar las vanidades del mundo y "a dedicarse todo a Dios", Mañara se retiró por unos días al desierto de las Nieves, donde hizo confesión general de sus pecados; volvió a Sevilla dispuesto a dar una nueva dirección a su vida. Su repentina "conversión" impresionó a todo el mundo: vestido de negro visitó iglesias y monasterios. En su casa se dedicó a la mortificación, a ayunar y a desprenderse de algunos de sus bienes. A mediados de agosto de 1662 se puso en contacto con los hermanos de la Hermandad de la Santa Caridad, una cofradía que venía funcionando en Sevilla desde mediados del siglo XVI y que utilizaba para sus reuniones la Capilla dedicada a San Jorge, situada en el Arenal del río, junto a las atarazanas de la ciudad. Los hermanos enterraban a los ajusticiados y a los que morían desamparados por las calles o a consecuencia de pestes y riadas, y pedían limosna para su entierro y funerales; y recogían pobres y enfermos que trasladaban a los hospitales. A pesar de la oposición de algunos cofrades, Mañara fue admitido en la Hermandad. Por este tiempo pertenecía a dicha cofradía un centenar de caballeros de lo más florido de la ciudad. No pasaron muchos días cuando Miguel pidió que se le concediera asistir a los entierros de los pobres y pedir, para ellos, limosna por las calles. Así mismo se comprometió a "pedir en la puerta de la Catedral todos los días de fiesta". Fue nombrado Diputado o Consiliario de Gobierno de la Hermandad. Con motivo de una riada que asoló Sevilla, fue repartiendo limosna por los barrios más afectados y empobrecidos. Conmovido al ver a tanto desamparado y enfermo por las calles, propuso a los hermanos la creación de una especie de hospicio, pero éstos no vieron oportuno llevar a cabo esta obra.

El 27 de diciembre de 1663 Mañara fue elegido Hermano Mayor de la Hermandad. Anualmente y hasta el momento de su muerte, fue confirmado en dicho cargo. Mañara pretendía dar un gran impulso a la Cofradía y convertirla en la gran limosnera de la ciudad, en la ayuda y consuelo de pobres, enfermos y necesitados. En 1664 consiguió inaugurar el primer hospicio adherido a la Santa Caridad de Sevilla en unos almacenes que pudo conseguir de las reales atarazanas; él mismo lo adecentó y aprovisionó de suficientes mantas, tarimas y alimentos para todos los pobres y enfermos. En esta institución pasaron las noches, atendidos por los hermanos de la Caridad, los pobres más desamparados; los enfermos, una vez recogidos, eran llevados a diversos hospitales de la ciudad. En 1666 renunció al cargo de provincial de la hermandad en Sevilla para dedicarse exclusivamente a su otra hermandad de la Santa Caridad, a sus pobres y enfermos necesitados. En pocos años logró reunir a unos 500 hermanos, que se convirtieron en los apóstoles de la Caridad en Sevilla. Con las primeras limosnas recibidas inició la construcción de una nueva iglesia en el solar de la nueva capilla de san Jorge inaugurada solemnemente en 1674. En ella colaboraron, por lo que se refiere al retablo mayor, a las capillas laterales y a las pinturas que la adornan, maestros de talla universal como Murillo, Valdes Leal, Bernardo Simón y Juan Roldán. Poco a poco, con las grandes limosnas que iba recibiendo y con lo que iba aportando de su propio patrimonio, se fue convirtiendo en el gran limosnero de la ciudad.

En 1677 Mañara dejó su casa-palacio para irse a vivir a la Santa Caridad junto a sus pobres en una sencilla celda desprovista de toda ornamentación. Aquejando Mañara de graves dolores de ijada y de riñones que le ocasionaban fiebres más o menos violentas, el frío invierno de 1679 y la peste que asoló entonces a la ciudad hicieron que estas dolencias se recrudecieran hasta llevarle al trance de muerte, a lo que se unían unas grandes "ansias de ver a Dios" que continuamente manifestaba. El 9 de mayo de 1679 moría plácidamente a los 52 años de edad; dieciséis años había venido rigiendo la Hermandad de la Santa Caridad como Hermano Mayor, al día siguiente, con un "concurso de pueblo innumerable" se dio sepultura al "varón santo", "padre de los pobres" y "espejo de santidad", como ya entonces lo llamaban. Según su propia voluntad, fue enterrado en la entrada de la iglesia de la Caridad, sin ataúd y en la tierra desnuda. Sobre su sepulcro se inscribieron las siguientes palabras, también redactadas por él: "Aquí yacen los huesos y cenizas del peor hombre que ha habido en el mundo. Rueguen a Dios por él".

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  • Enciclonet