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HistoriaBiografía

Lorenzo, Victoriano (1867-1902).

Guerrillero colombiano-panameño, nacido en la provincia de Coclé en 1867 y fallecido en la ciudad de Panamá el 15 de mayo de 1902. Líder carismático del movimiento indígena que se alzó contra el poder central de Colombia cuando el territorio panameño no era aún independiente, defendió con ahínco los derechos de los menos favorecidos y cayó abatido por las balas de sus enemigos un año antes de que Panamá alcanzase su definitiva soberanía.

Tocado desde su infancia por una fortaleza carismática que pronto le granjeó el apoyo y la fidelidad de todos sus convecinos, decidió desde su juventud luchar contra la miseria y la opresión política que eran las causas principales del atraso de su pueblo. Con tesón admirable, aprendió a leer y a escribir para gobernar mejor la insurrección que ya estaba tramando, y apenas había traspasado los difusos límites de la adolescencia cuando, seguido siempre por una legión de partidarios, ya ejercía como regidor municipal en varios enclaves de su entorno. Ante las injusticias e iniquidades cometidas por los caciques locales contra la población indígena (la formada por los populares "cholos", a los que el cacicazgo colonial, apoyado por el conservadurismo del poder central colombiano, dispensaba el mismo trato que a las bestias de carga), Victoriano Lorenzo desató y encabezó la rebelión de los indios y tomó parte activa en la que luego sería denominada Guerra de los Mil Días, un violento conflicto armado que, planteado en principio como una disputa entre el empuje emergente de las fuerzas liberales y el poder ancestral de los conservadores, trajo consigo, entre otras consecuencias, la independencia de Panamá respecto a Colombia.

Al frente de los llamados "montañeros" o "guerrilleros de las montañas", Victoriano Lorenzo acudió a la contienda atraído por las promesas de tierra y libertad que constituían una de las consignas del bando liberal. La influencia que ejercía entre los cholos desde sus primeras reivindicaciones de justicia e igualdad le convirtieron en uno de los cabecillas más peligrosos, pues gozaba en todo momento de la fidelidad ciega de sus montañeros y atraía cada vez más hacia sus filas al resto de los desheredados. Fue así como el impetuoso guerrillero coclesano alcanzó el grado de general del Ejército Liberal durante una guerra civil que se prolongó por espacio de tres años (1898-1902), y que alcanzó con la muerte de Victoriano Lorenzo uno de los episodios más vergonzantes de la historia hispanoamericana contemporánea.

En efecto, el peligro que la revuelta de los cholos capitaneados por Victoriano Lorenzo suponía para los clanes privilegiados del país iba mucho más allá de las cuestiones políticas que se dirimían en la Guerra de los Mil Días, ya que el líder montañero había levantado un auténtico clamor de indignación popular contra los estamentos sociales superiores que ultrajaban a la población indígena hasta reducirla -siempre con la connivencia del poder central colombiano- prácticamente a la condición de esclava. El ultraje y la explotación seculares a que venían siendo sometidos los cholos del Istmo corría el peligro de generar, merced a la rebelión instada por Victoriano Lorenzo, un auténtico resquebrajamiento de los cimientos que sostenían el orden establecido, por lo que las clases dominantes se vieron en la imperiosa necesidad de acabar con el líder guerrillero para asegurar -con independencia de los cambios que trajera el desenlace de la guerra- el sostenimiento de sus privilegios ancestrales. Fue así como, en flagrante violación de todos los pactos y tratados que preludiaban ya el fin de la contienda, Victoriano Lorenzo fue apresado, juzgado sumarísimamente y condenado a morir frente a un pelotón de fusilamiento, como única vía de contención de la amenaza que suponía para los poderosos la insurrección de la población indígena. Fueron inútiles las proclamas en defensa del guerrillero lanzadas por algunas de las personalidades precipuas del país, como el político y diplomático Belisario Porras, el escritor Guillermo Andreve, y otros líderes liberales como Carlos A. Mendoza y Eusebio A. Morales: las autoridades impuestas por los clanes políticos y sociales más poderosos decretaron su ejecución, que se llevó a cabo a mediados de mayo de 1902, en los paredones de la Plaza de Chiriquí.

JRF.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.