León, Juan (geógrafo árabe-hispano, 1485-1552).
Geógrafo y viajero andalusí, conocido con el nombre latino de León el Africano, de verdadero nombre Hasan Ibn Muhammad al-Wazzan al-Zayyati al-Fasi, nacido en Granada, capital del reinó nazarí, probablemente en el año 1485, poco antes de la caída de la ciudad en manos cristianas, y muerto en Túnez en el año 1552.
León el Africano tuvo que vivir en una época de especial crisis, durante la cual dos grandes imperios pugnaban por la supremacía en el Mediterráneo. Vivió una aventura extraordinaria al unirse en su experiencia vital Oriente y Occidente, el mundo cristiano y el Islam, hasta el punto de que su vida sería posteriormente novelada, ya en el siglo XX, por el excelente escritor libanés Amín Maalouf en su novela León el Africano, donde se narran las aventuras de un hombre guiado sólo por la pasión de vivir y el instinto de la felicidad. El autor no puede ofrecer un mejor colofón y descripción de la catadura moral de su protagonista cuando éste, ya a las puertas de la muerte, exclama: "a mí, Hasan, hijo de Muhammad el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del cimino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía".
Tras la finalización del proceso reconquistador a cargo de los Reyes Católicos que significó la caída del reino nazarí de Granada, en el año 1492, la familia de Hasan se trasladó, como tantas otras granadinas, a la ciudad marroquí de Fez, donde completó su educación en la espléndida universidad coránica de la ciudad, una de las más prestigiosas de todo el mundo musulmán. Su periplo viajero comenzó muy pronto, con numerosos viajes de carácter diplomático o comercial por un buen número de lugares del norte de África.
A los dieciséis años acompañó a un tío suyo con el que atravesó el Atlas y llegó hasta la mítica ciudad de Tombouctou, en aquella época la ciudad más floreciente del imperio songay. Entre los años 1516 y 1517, atravesó el Sáhara, visitó Estambul (antigua Constantinopla), gran parte de la península Arábiga, Persia, Tartaria, Armenia, Siria y Egipto, en cuya capital, El Cairo, fue testigo presencial de la toma de la ciudad por los ejércitos otomanos. No contento con semejante periplo, remontó el río Nilo hasta llegar a Asuán. Justo en medio del camino de regreso a Fez, fue apresado en las costa de Trípoli por un barco corsario siciliano. Reducido a la esclavitud, fue conducido a Roma, donde gracias a su talento y erudición fue ofrecido como presente al papa León X, uno de los papas más renacentistas de toda la historia y mecenas de los más renombrados artistas del momento (llamado Juan de Médicis, era hijo segundogénito del gran Lorenzo el Magnífico). Impresionado por la cultura de Hasan, León X le devolvió al cabo de un año la libertad y le convenció para que se convirtiera al cristianismo, para lo cual lo hizo instruir convenientemente en los preceptos de la religión cristiana.
En el año 1520, Hasan fue bautizado por el mismo pontífice, quien le puso el nombre de Giovanni Leone (Juan León). A partir de ese momento, Juan León pasó a vivir alternativamente en Roma y Bolonia, y a dedicarse en profundidad al estudio del latín y del italiano, al mismo tiempo que impartía clases de árabe en la Universidad de Bolonia. De esta fecunda etapa datan tres de sus obras más importantes: Vocabulario arábigo-hebreo-latino, Gramática árabe y Libellus de viris quibusdam illustribus apud arabes. León X le encargó que tradujera al italiano los interesantes manuscritos en los que relataba las impresiones de su viaje por el continente africano. Así pues, en el año 1526 dio a conocer, dentro de la obra de Giovanni Battista Delle navigationi et viaggi, la obra que más fama le reportaría, Descrittione dell'Africa, uno de los estudios de geografía descriptiva más importantes del mundo, en la que el autor hizo un especial detenimiento en Marruecos por ser el país que mejor conocía. La importancia de este libro radica en que constituyó, sino la única, una de las principales fuentes histórico-geográficas sobre el África septentrional hasta el comienzo de las exploraciones europeas del siglo XIX, de ahí que la obra fuera traducida tempranamente al latín, francés, inglés y holandés. Antes de regresar al norte de África, escribió otras obras y ensayos más, entre las que destacan Tratado de retórica árabe y poesías árabes y Extracto de las crónicas mahometanas.
De regreso al continente africano, se instaló definitivamente en Túnez, donde parece ser que adjuró de su fe cristiana para volver a abrazar la fe musulmana de sus ancestros.
Carlos Herráiz García.
