Lange, Dorothea (1895-1965).
Fotógrafa estadounidense nacida en Hoboken (Nueva Jersey) en 1895 y fallecida en San Francisco (California) en 1965.
Puede afirmarse que la obra de Dorothea Lange supone una de las contribuciones más conmovedoras y comprometidas de la historia de la fotografía asociada al documento social: “¡Manos fuera! Yo no desnaturalizo lo que fotografío, ni le doy retoques, ni arreglo nada!”. Esa fue la máxima que caracterizó todo un impresionante trabajo que recoge las imágenes más sorprendentes de la sociedad rural americana de la primera mitad del siglo XX.
Realizó estudios de fotografía de la mano de Clarence H. White en la Universidad de Columbia en Nueva York entre 1917 y 1919 para trabajar después como fotógrafa retratista free-lance. Ya con la depresión económica que asoló el país en 1929, Dorothea Lange se sintió profundamente comprometida con la pobreza, el dolor, el hambre, la miseria y ese buen número de desarraigados y desocupados que la depresión dejó como consecuencia. Es por ello que decidió fotografiar las gentes en las calles con el fin de sensibilizar a la opinión pública.
En 1935 ingresó en la Farm Security Administration (FSA), asociación que vinculaba a los mejores fotógrafos documentalistas del momento con el ánimo de generar un “archivo icónico” que diera cuenta de las condiciones de vida de los americanos en el medio rural, siendo la concepción de la fotografía “live” muy apropiada para el propósito; tanto es así, que puede considerarse dicha organización casi como una escuela de fotoperiodismo “live”. Para la FSA, Langue elaboró un impresionante reportaje, documento “directo” de las condiciones de vida de las regiones rurales y agrícolas de Estados Unidos, en unas imágenes sorprendentes por su realismo y crudeza, amargura y sensibilidad: los obreros, granjeros, etc., con sus familias en situaciones de máxima pobreza. Pero no sólo los retrató desconcertados y desesperanzados, sus fotografías muestran también el lado noble, orgulloso y digno con el que estas gentes sobrevivían a sus propias condiciones infrahumanas.
De entre estas imágenes, la titulada “Madre desarraigada” (1936) se ha convertido en un icono de la fotografía documental comprometida. Se trata del retrato de una mujer, trabajadora itinerante de California, con sus tres hijos. Su composición es impecable, la mujer, con la mirada al infinito, apoya el rostro pensativa sobre la mano, en tanto que en su regazo duerme el más pequeño de los niños. Los otros dos, a ambos lados de la madre, ocultan sus rostros en los hombros de la misma. Su aspecto desarropado se aprecia en sus cabellos revueltos, en sus ropas raídas, en sus pieles quemadas por el sol y en el semblante de enorme tristeza que la mujer encierra tras su mirada clara y su ceño fruncido.
MMMM
