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HistoriaReligiónBiografía

Jesús, Rosa María de (s. XIX).

Religiosa española, de la cual se desconocen los datos referentes a lugar y fecha de nacimiento y muerte.

En 1810 sale de su convento de Agustinas recoletas de Salamanca, para fundar en Madrid un convento de servitas. Se le aconseja que consulte con el Papa, por lo que sale de Madrid el 21 de agosto y, a través de Francia e Italia, llega a Savona. Asiste a las misas del Pontífice, y a los nueve días regresa a Madrid. Escribe a Napoleón, diciéndole por orden de Dios que restituya en su silla a Pío VII, que devuelva los tronos usurpados, que haga penitencia y que extermine a los francmasones.

El 6 de febrero de 1811 partió para Cádiz, ciudad que encontró llena de filósofos, jansenistas y franmasones, a los que quisiera exterminar con el aliento (sic). Los remedios que propone son admitir la religión de Siervas de María Santísima de los Dolores, poner a la Virgen de Generalísima en las banderas y escudos militares, confesar y comulgar antes de las batallas, guardar un ayuno general de tres días, y satisfacer a Dios por el agravio de la expulsión de los jesuítas.

Dirigió dos exposiciones tituladas Carta a una diputada sobre los medios para exterminar a Napoleón y Segunda carta a un diputado, ambas sin lugar ni año, replicadas en la Carta primera de un Cura Párroco a la Madre Rosa María de Jesús (Cádiz, 1811), fechada a 1 de septiembre. Publicó Viaje de la Madre...a ver a Pío 7º y tratar con S.S.de la paz de la iglesia y libertad de la nación española.

En septiembre de 1811 se hallaba la Madre en la clausura de religiosas descalzas, de Cádiz, mientas se suspendía la venta del Viaje. Parece que había solicitado seis meses antes de septiembre establecer la religión de los servitas, y en este tiempo había dirigido tres memoriales a las Cortes y las dos Cartas a un diputado. El gobernador del obispado llevaba un diario de lo que la Madre le iba diciendo: resultó que estando en Salamanca envió a su confesor, D. Tomás Alfageme, un voto firmado con sangre (que se sacó del pecho con unas tijeras) de sujetarse a su obediencia, el que repitió en Madrid a pesar de que el confesor se lo había prohibido. Luego se vistió de hombre para presentarse a la policía francesa, para pedir pasaporte para Francia. El confesor pidió a Martín Esperanza una junta de obispos, a fin de tratar del asunto de la Madre Rosa; pero Esperanza se sacudió la cuestión con suprema habilidad.

Bibliografía

  • El Duende, n. 19, 1811.

  • Redactor, ns. 86 y 87, 8 y 9 septiembre 1811.

  • RIAÑO, Camilo: El Teniente General Don Antonio Nariño. Bogotá, 1973.

A. Gil Novales

Autor

  • A. Gil Novales