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PolíticaBiografía

Gutiérrez Cuevas, Teodomiro (1864-?)

Militar peruano y líder de una sonada revuelta campesina. Nació en Cerro de Pasco (Junín), en 1864. Siendo subprefecto de Chucuito (departamento de Puno), indignado por el trato inhumano a los indígenas y amparándose en las posibilidades de la ley vigente, suprimió los trabajos gratuitos y el reparto de las lanas. Mandó construir, además, una escuela en Juli. Estas decisiones le valieron la admiración de los campesinos y el recelo y odio de los hacendados de la zona, siendo cambiado de destino al poco tiempo.

Desde mediados del siglo XIX se sucedían diferentes rebeliones indígenas en el altiplano peruano, llamadas "guerra de castas". El motivo inmediato solían ser los abusos fiscales y la toma de tierras por parte de los hacendados. Sin embargo, algunos de estos movimientos devinieron en milenaristas, es decir, con un trasfondo mítico: había que volver al Tawantinsuyu (imperio de los Incas) y expropiar las tierras a los mistis o blancos. La revuelta que encabezara Teodomiro Gutiérrez Cueva en 1915 tuvo, para muchos historiadores, este trasfondo.

En 1912, Gutiérrez era jefe militar de Canas. Se afirma que por entonces se trasladó a Lima para entrevistarse con el nuevo presidente de la república, Guillermo Billinghurst. Su esperanza de mejorar las condiciones de los indígenas se amparaba en el populismo del nuevo mandatario, pues no pertenecía al partido civilista, agrupación más representativa de la élite económica y social del país. Según esta versión, habría entregado al presidente un libro de reclamaciones de los propios indígenas, para lo cual acompañó a los dirigentes campesinos por las imprentas de Lima, para divulgar su causa. Lo cierto es que, al poco tiempo, Billinghurst lo nombraba emisario personal para que evaluara la situación social de la zona altiplánica.

Para cuando el sargento mayor Gutiérrez volvía a Puno en 1913, ya se habían sucedido a lo largo de ese año una serie de saqueos y agresiones de parte de grupos indígenas contra propietarios y autoridades locales. Asimismo, se habían efectuado masacres en represalia, en los poblados de Samán, Caminaca, Arapa y Achaya.

En este contexto, y conociendo los antecedentes del representante presidencial, su llegada no fue bien recibida por los hacendados del lugar. Así, en un telegrama llegado a Lima en octubre de ese año, se denunciaba que el emisario Gutierréz Cuevas alborotaba a los indios, promoviendo el bandolerismo y saqueos. En la Cámara de Diputados, Bernardino Arias Echenique, representante político y hacendado importante de la zona, llegó a acusar a los comuneros de "antropofagia" y denunció al sargento mayor de hacerse llamar el "Mesías" de los indios.

En cualquier caso, el derrocamiento del presidente Billinghurst el 14 de febrero de 1914, probablemente llevó a Gutierrez Cuevas a pensar en la rebelión abierta y frontal como una salida al problema . Del nuevo gobierno militar, con los líderes civilistas a la espera, no podía esperarse una actitud dialogante para resolver los problemas indígenas. Aunque, ciertamente, Billinghurst tampoco dictó leyes a favor de ellos.

De todos modos, a partir del derrocamiento de este presidente, no cejaron los esfuerzos por desprestigiar a su emisario y conseguir un castigo ejemplar contra él. Entonces Gutiérrez Cuevas decidió huir del país, primero a Bolivia y luego a la Argentina.

No se sabe con exactitud en qué fecha volvió al Perú, vía Puno. En la clandestinidad preparó entonces una rebelión indígena que reinstauraría el Tawantinsuyu en el país. Como líder adoptó el nombre de Rumi-Maqui (Mano de Piedra). Durante los meses siguientes se dedicó a recolectar fondos y organizar su ejército campesino. El levantamiento estaba previsto para el domingo de carnavales de 1916. Sin embargo, en previsión de que el plan fuera delatado, se decidió adelantar el levantamiento para el 1 de diciembre de 1915.

Al mando de 300 indígenas de Huancané y Azángaro, mal armados y peor preparados, se dirigió a las principales haciendas de la zona. Logró tomar la primera que tuvo a su paso, la hacienda Atacarí de Alejandro Choquehuanca. Enseguida se dirigió hacia las tierras de Bernardino Arias Echenique, el poderoso terrateniente y político. Pasó por su hacienda Unión sin atacarla, rumbo a la principal, San José. Allí encontró una fuerte resistencia, frente a la cual tuvo que desistir finalmente. A partir de entonces, el ejército indígena se vio mermado, sufriendo una implacable persecución. Rumi-Maqui fue finalmente capturado en Arequipa y juzgado por el delito de Traición a la Patria. Sin embargo, logró huir de la cárcel y se fugó rumbo a Bolivia, sin volver a saberse más de su paradero.

En Puno, mientras tanto, los indios de la zona sufrieron una fuerte represión durante las siguientes semanas. Algunos dirigentes terminaron encarcelados y otros desaparecidos.

La rebelión de Rumi Maqui coincidió con la primera guerra mundial, la cual llevó a incrementar la demanda de la lana y de otros productos en el mercado internacional. De ahí que los hacendados, movidos por el afán de obtener mayores ventajas de la situación, incrementaron las invasiones de tierras comunales, robando ganado e imponiendo impuestos consistentes en entregas del producto lanar. De esta manera, el contexto bélico mundial acentuó una tendencia de "empuje capitalista", que se venía dando desde mediados del siglo XIX, tanto en los Andes como en otras regiones de América Latina, lo que produjo un constante conflicto con connotaciones no sólo de clase, sino también étnicas.

Bibliografía.

  • Manuel Burga/Alberto Flores-Galindo Apogeo y crisis de la República Arisatocrática. Lima, eds. Rikchay Perú, 1980.

Jorge Basadre Historia de la República del Perú t.VII Lima, editorial Panamericana Universitaria, 1963-68.

Manuel Gonzalez Prada, "Autoridad Humana", en Prosas menudas Obras. Tomo II, vol.4. Lima, ediciones Copé, 1986.

Autor

  • Alicia del Aguila